Lo de desarrollar una plataforma bioinformática, para ofrecer pruebas genómicas personalizadas a profesionales de la salud, la industria farmacéutica y la población en general, surgió -es el caso de decirlo- a su regreso a la Argentina.
Adrián Turjanski había estudiado proteínas complejas, con más de 30.000 átomos, en su trabajo posdoctoral del Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial, ubicado a pocas millas de Washington DC, en los Estados Unidos, a partir del 2005. "Allá vi que el ADN estaba cambiando el mundo de la salud", recuerda.
Bitgenia: cómo se creó la startup
De regreso en nuestro país desde el 2009, como parte del programa RAICES de repatriación de científicos, se había transformado en director del Laboratorio de Bioinformática Estructural del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Ya en 2013 se había convertido en director de la Plataforma Bioinformática Argentina, y en 2014, en coordinador del Sistema Nacional de Datos Genómicos, inspirado en el Centro Nacional para la Información Biotecnológica de los Estados Unidos, el Instituto Europeo de Bioinformática y el Banco de Datos de ADN de Japón, organismos de referencia global.
Sin un descubrimiento científico en el que basar su iniciativa, pero sí con el concepto, aplicó en 2015 a uno de los instrumentos del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC) de la entonces Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.
Mediante el subsidio Empresas de Base Tecnológica (EMPRETECNO PAEBT), por valor de poco más de 2.600.000 pesos, más el aporte de 1.400.000 pesos de sus socios de la compañía de software platense Flux IT, alumbró Bitgenia.
Bitgenia espera que todos los argentinos puedan tener su perfil de ADN
Con el uso de técnicas de secuenciación de próxima generación, la compañía inició sus actividades con cien diagnósticos gratuitos de pacientes bajo sospecha de sufrir enfermedades poco frecuentes, es decir que padece una de cada 2.000 personas. Al tratarse de 8.000 patologías diferentes -en su mayoría, crónicas e invalidantes-, sólo en nuestro país afectan, sumadas, a 3.200.000 pacientes.
Se estima que hasta un 80% tiene un origen genético identificado. "En algunos casos responde a una diferencia de una sola letra respecto de las 3.000 millones que conforman el código genético humano", aclara el científico.
Como además interesaba conocer el porcentaje de eficacia, ese primer proyecto, del que participaron médicos de 32 instituciones públicas y privadas, produjo lo inesperado: un diagnóstico molecular preciso en 58 casos y uno tentativo en otros 17. La estadística global, en comparación, preveía apenas un tercio de éxito.
Esto pasaba en 2016. En los años que siguieron, 5.000 pacientes con más de 50 patologías atravesaron los estudios genómicos de Bitgenia. Sobre un total análogo, la empresa identificó más de 2.500 variantes con relevancia clínica. El equipo formado por 16 personas -tanto informáticos como bioquímicos, biotecnólogos y médicos- otorgó, de este modo, un diagnóstico molecular preciso a más de 2.400 pacientes, y logró una eficiencia del 47%.
Le tocó trabajar con farmacéuticas, laboratorios de análisis clínicos y centros de salud, como AstraZeneca, Abraham Laboratorios, el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, el Garrahan, Novartis, PTC Therapeutics y Takeda. Y llegó a 1.000.000 de dólares de facturación anual, señala el emprendedor. Además, en 2018, consiguió 200.000 dólares de aportes de capital por parte de la company builder GRIDX.
Bitgenia: lo que viene
De a ratos, sin embargo, Turjanski recuerda que "esperábamos haber hecho 1.000.000 de tests a esta altura", y se sorprende irónicamente mirando a "la gran mayoría de los médicos que sigue siendo reacia" a adoptar este tipo de diagnóstico.
"En Brasil están mucho más adelantados. En Colombia lo cubre la medicina privada. En los Estados Unidos lo pagan los propios pacientes. En Islandia y Estonia se hicieron pruebas masivas", advierte, según pudo verificar.
Le parece irrazonable que el Estado no lo haya sumado en estos casi diez años. Por razones pragmáticas, también juzga que todo el sistema de salud se beneficiaría de la posibilidad de prevenir enfermedades.
Todo esto lo dice ahora, cuando ya "nadie sabe lo que va a pasar en la Argentina, y el mercado está parado". Aquí hay que decir que, muy al contrario, esperar o buscar una ayuda en esta transición sería insensato.
A esto prevé que siga un período un tanto indeterminado, en el que se mezcle el creciente deseo de la compañía por verificar la demanda de los mercados de Chile, Colombia, Ecuador y Perú con la necesidad de adecuar la capacidad comercial para hacerlo.
Antes, en este tiempo de reflexión y análisis, lo retiene la atendible teoría examinada por el sanitarista Rubén Torres, exfuncionario de la Organización Panamericana de la Salud, en la reciente V Jornada de Atención Primaria, cuando indicó que la medicina de precisión "va a redefinir el concepto de salud propiamente dicho".
La compañía de investigación de mercado Mordor Intelligence, de hecho, coteja el fenómeno actual en u$s400.000.000 para América Latina, y espera que alcance los u$s900.000.000 millones en 2032, corriendo a una tasa compuesta anual del 9%.
Bitgenia está compuesto por expertos informáticos, bioquímicos, biotecnólogos y médicos
Si bien las enfermedades crónicas, el aumento de la población geriátrica y las limitaciones de recursos corroen sutilmente los sistemas de salud en nuestra región, la creciente incidencia de cáncer puede tener como resultado la estimulación del mercado de medicina de precisión, según la firma india.
Llegado a esto, lo demás es evidente. Sólo bastaría con resolver la anomalía relacionada con las barreras de acceso a los tratamientos oncológicos innovadores, sus altos costos asociados y su uso principalmente limitado al sector privado, a lo que se atribuye precisamente la dificultad del crecimiento del mercado.
Al final de estas conjeturas, Turjanski elige seguir por su cuenta un camino que lo acerque poco a poco hacia un progresivo y cauteloso proceso de convergencia, un pulso que, de alguna manera casi impensable hoy, conduzca a que "todos tengamos nuestro ADN".
Ha pasado más de una hora de charla con iProUP, en el neutro café del nuevo DoHo porteño con el que tropezamos en medio de un temporal de miedo, cuando lleva a término el análisis de sus métodos generales, sus propósitos y sobre todo las consecuencias para la población.
Si ha hecho todo esto, cree que sus razones fueron buenas y que quiso ayudarnos a los argentinos, como nunca afligidos, a "tomar mejores decisiones vinculadas con nuestros hábitos y calidad de vida".