Ginés Perea estudió psicología y cuando se recibió creó un test de asociación de letras y palabras para el conocimiento de la personalidad. Aunque funcionaba muy bien, le costó mucho conseguir una madrina o padrino de tesis: "Nadie me apoyaba en algo que era novedoso. Es un poco ridículo, pero es lo que pasó", recuerda Perea muchos años después.
Siguió adelante, tomó algunos casos, se lo llevó a un reconocido neurocientífico que quiso llevar su test a otro nivel cruzándolo con estudios realizados por tomografía, pero todo se frenó por la misma causa que encuentran muchos emprendedores: hacía falta mucho dinero y recursos para poder desarrollarlo.
"Yo presenté la tesis y me recibí, pero me quedó la espina de poder llevar ese conocimiento al mundo real y productivo", recuerda Perea. Años después, e impulsado por otras nuevas ideas que le surgieron en el camino, decidió que había que hacer algo por todas esas personas que, cómo él, tenían ideas que podían transformar el mundo, pero no encontraban la manera de encauzarlas.
La idea se materializó en su mente cuando leyó un libro cómo la Universidad de Jerusalén vendía unos u$s200 millones anuales en propiedad intelectual e innovación.
Tras visitarlos, se propuso sindicar a todas las universidades de Latinoamérica en una sola plataforma, darle un salto digital a todo el conocimiento que genera la región. Así, creó Trampoline Network o, como él lo describe, el primer marketplace de propiedad intelectual e innovación del mundo.
Trampoline: cómo nació el proyecto
La plataforma busca facilitar la explotación y comercialización de los activos intangibles y su razón de ser se encuentra no sólo en la experiencia personal de Perea, sino también en los números que cuentan la realidad: en la región se produce el 5% de todo el conocimiento mundial, pero cuenta con apenas embargo cuenta con menos del 1% de las patentes.
Decidido a dar vuelta esas cifras, la plataforma busca potenciar la innovación social y crear una plataforma donde se vinculen empresas, gobiernos, universidades y otros actores que producen conocimiento potencialmente aplicable, haciendo especial hincapié en los países emergentes.
"Nuestra plataforma conecta oferta y demanda de innovación y lo que pretende hacer es llenar un nicho de aquellas universidades que están buscando ampliar sus horizontes comerciales y dar a conocer sus innovaciones y productos para tener un escaparate que les permita tener una difusión más amplia que la que hoy tienen", explica Perea, CEO y fundador de Trampoline Network
Según el emprendedor, el objetivo es crear "un lugar en el que se concenten oferta y demanda, y haya información ordenada de manera amigable para que esos dos mundos, la academia y la industria, tengan un lugar de encuentro y fácil acceso: tanto desde la transferencia del conocimiento, que es la innovación y la propiedad intelectual, como desde el lado de la demanda, que es aquella innovación abierta que se va a buscar fuera de la corporación o de la Pyme".
Perea remarca que "también está la posibilidad de montar un challenge o investigación esponsorizada para ver quién tiene la capacidad de responder a esa necesidad que tenga cierta empresa. Algunos definen a la plataforma como un Tinder de la innovación, pero a mí me parece que es más como un Amazon o Mercado Libre".
Trampoline: cómo funciona
"La plataforma funciona de manera tal que puedan mostrarse aquellos creativos, investigadores, grupos de investigación, docentes o egresados que tengan una patente o una TRL, que es el grado de avance de una investigación o patente. Entonces, podés tener desde una pantalla en trámite hasta algo no protegido, una patente en sí misma o una capacidad que incluya un servicio que vos brindes en el que esté involucrada la propia intelectual", completa.
¿Cómo se busca en el marketplace? "Mediante ciertas palabras clave, la persona puede bucear en tres campos, con categorías y subcategorías, que te permiten tener algún lineamiento más puntual de qué es lo que estás buscando o que te tire campos que estén vinculados. Esto pronto será enriquecido con inteligencia artificial en la segunda parte del prototipo", responde Perea.
"También estamos desarrollando un canal para cuando se da el matcheo, en el cual habrá un entorno seguro con autenticación de perfiles para saber si quien está del otro lado es quien dice que es. También estamos desarrollando una cadena donde uno va a tener zoom grabado, un docusign (firma digital) y una serie de herramientas para seguir negociando online", adelanta.
Para formar parte de la comunidad, básicamente se le pide al investigador que suba su innovación, el PDF con la patente si está registrada y describa qué beneficios y ventajas competitivas ofrece a quien la comprará o licenciará. Todo eso se publica y la empresa, Pyme o inversor puede ver qué tiene esa universidad, en qué está trabajando y por qué le conviene adquirir esa tecnología o innovación.
Pero, ¿quiénes están del otro lado? Perea las separa en dos a los principales clientes del servicio:
- "Las Pymes, que por lo general no tienen centro de Investigación y Desarrollo. Por más que tengan algo novedoso es difícil salir de su diaria, con lo cual es un producto muy beneficioso para ellas no sólo a nivel nacional, sino también mundial, porque puede venir una firma de Corea a buscar innovación a Latinoamérica"
- "Corporaciones que sí tienen un centro de Innovación y Desarrollo, pero que muchas veces es deficiente o muy costoso o necesita buscar ideas afuera para no morir. Por ejemplo, hay empresas familiares de tercera generación que poseen un volumen importante, pero no tienen estos equipos de innovación y necesitan también apoyarse en lo que es el outsourcing de la innovación o innovación abierta"
"Para eso, una plataforma que esté linkeando oferta y demanda de innovación, con la que puedas acceder a lo que están trabajando las universidades es muy importante porque eso no lo mapea nadie", asegura el CEO.
Trampoline posee un seguro para ambas partes. "La seguridad que te da la plataforma es un testigo que no toma parte, pero eventualmente tiene toda la documentación de la intermediación", señala Pera.
Además, asegura que "es bastante disruptivo a nivel modelo de negocio porque no existe un servicio así a nivel mundial: cobramos un 5% de comisión sujeta a éxito sólo al que vende, entonces el que compra no tiene un sobreprecio. Es una forma de incentivar también a que venga la demanda".
Además, resalta que "del lado de la oferta tampoco hay un bypaseo porque quien vende tiene muchas cosas para vender, sobre todo las universidades, y necesitan ese músculo comercial externo porque quizás no tienen el skill comercial ni los contactos".
Desarrollar la plataforma insumió casi un año y unos 18 meses cerrar convenios con la parte de la oferta, algo que llama "cerrar la góndola", porque no querían que "que nadie entrara a nuestro supermercado sin tener productos"
Hoy, la empresa cuenta con más de 100 innovaciones cargadas en la plataforma y casi 30 acuerdos firmados con universidades de primera línea, desde la UNAM en México hasta el ITBA o UTN en Argentina, tanto públicas como privadas.
"También tenemos un convenio con la oficina mundial de patentes en Ginebra y acabamos de celebrar un convenio con la Universidad Hebrea de Jerusalén para trabajar 15 proyectos en conjunto, con lo cual todo está tomando un marco muy importante que sigue creciendo", agrega.
Trampoline busca ahora expandir sus horizontes. "Si bien tenemos tanto la base como el corazón en Argentina, somos una empresa con pretensiones de ser global tanto en la oferta como en la demanda. Hoy tenemos presencia y equipo en Israel, en México y en España, e innovaciones en toda Latinoamérica", asegura.
Además, remarca que "la demanda que estamos empezando a captar es mayormente europea, pero la idea es que también sea mundial, así que el año que viene lanzamos un programa que involucra también a otros países emergentes".
"Estamos hablando con gente de India y de Corea para lanzar también en esos países así que nuestro plan es definitivamente global", concluye.