Gastón Irigoyen, Hernán Corral y Juan Fantoni conocen bien de cerca ese mundo que bien sabe mezclar la tecnología con las finanzas. Entre los tres pasaron por empresas como Mercado Pago, Naranja y Mastercard. Pero sus años de experiencia también les trajeron algunas frustraciones y decidieron crear Pomelo.
"Habíamos trabajado en hacer nacer muchas de las principales fintech del país, pero tuvimos la mala experiencia de tardar muchísimo tiempo en crearlas y, particularmente, en lanzar tarjetas. Eso se terminó convirtiendo en algo que nos interesaba resolver y a lo que también queríamos darle una mirada regional", explica Irigoyen, hoy CEO de Pomelo.
Pomelo: qué hace esta startup argentina
"Somos una empresa de tecnología B2B, es decir, le ofrecemos productos y servicios tecnológicos a otras empresas y no a los usuarios finales. Somos básicamente lo que está detrás de las fintech o de las cripto. Nuestro producto estrella está vinculado con la emisión y procesamiento de tarjetas, así que las tarjetas que hoy usamos asociadas a las principales billeteras virtuales, bancos digitales o plataformas cripto de América Latina tienen la tecnología de Pomelo por detrás", explica el CEO.
Nacida de la propia frustración de sus creadores, en tan sólo un año y medio tuvo un crecimiento exorbitante. Tras una primera inversión propia generaron un fondo de capital de riesgo y en 18 meses lograron levantar 60 millones de dólares en tres rondas: una de u$s10 millones, otra de u$s35 millones y otra de u$s15 millones.
Todos los inversores provienen de distintas partes del mundo como Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Hoy trabajan en ella 300 personas y posee operaciones en cinco países: Argentina, Brasil, México, Colombia y Perú.
"Todos los que formamos parte del equipo veníamos de trabajar en este tipo de experiencias en América Latina y hoy todos juntos estamos creando la compañía de tecnología que nos hubiese gustado consumir en aquellas experiencias anteriores", asegura Irigoyen.
Pomelo trabaja puntualmente en la emisión de tarjetas físicas o virtuales -Visa, Mastercard o prepagas de débito, crédito, cripto o corporativas- para muchas de las empresas de tecnología de la región, aunque también van más allá.
"Hay empresas que son más tradicionales, como un retailer o un supermercado que también van agregando servicios financieros a su propuesta de valor. De hecho, de las 75 empresas con las que trabajamos, el 50% son fintech, el 25% empresas cripto y el otro 25% son empresas de finanzas embebidas que se dedican a otra cosa, pero incluyen servicios financieros en su propuesta de valor", detalla el CEO.
Para el cofundador, el sistema actual de la industria financiera es también su gran talón de Aquiles. Según Irigoyen, "esta infraestructura fue construída hace dos o tres décadas, se está quedando obsoleta y básicamente no responde a las demandas que tiene hoy en día el mercado".
"Además, es superlocal y hoy las empresas de tecnología tienen una mirada más regional y necesitan hacerse de un partner para ir atacando toda la región. Hace tres o cuatro décadas -cuando todavía estábamos en el siglo XX y recién empezaban los primeros pagos y transacciones digitales- hubo que crear una infraestructura y una tecnología que operara detrás de cada una de esas transacciones, pero hoy esas propuestas de valor así como las decisiones de las personas y de las compañías van evolucionando", explica el CEO.
Hay equipo: Hernán Corral, Gastón Irigoyen y Juan Fantoni, cofundadores de Pomelo
"Hoy vivimos en un mundo completamente diferente: tenemos las apps financieras en el teléfono, ya existe el mundo cripto, tenemos necesidades que van más allá de una geografía en particular: son más regionales y globales. Básicamente fueron emergiendo un montón de productos, servicios, compañías y plataformas que usamos todos los días, pero que están creadas sobre esa infraestructura obsoleta que empieza a tener sus limitaciones".
¿Cuáles son las principales trabas de ese sistema? Así lo explica Irigoyen: "No tiene la velocidad que requieren estas empresas, no tiene la regionalización que necesitan estas compañías, tiene un sistema de precios que es muy difícil de entender y es poco transparente, poco alineado a sus necesidades. Por eso, lo que vimos es que en Latinoamérica hay una necesidad de crear una nueva infraestructura, de renovarla, de rejuvenecerla y de volver a diseñarla para las demandas del siglo XXI y justamente de eso se trata Pomelo".
Pomelo: sus próximos proyectos
La propuesta de la fintech apunta también a un factor clave para las empresas de hoy: la ampliación de la escala geográfica.
"Todas estas empresas que empujan a la industria hacia adelante y nos dan muchas más alternativas son compañías de tecnología que van a otra velocidad, que no están supeditadas a una geografía específica, sino que intentan tener una visión regional o global y que necesitan también de una infraestructura o un partner de tecnología que hable el mismo idioma y que les permita crecer y escalar con mucha velocidad", explica.
"Hasta hace dos o tres años -continúa- eso era mucho más lento, demandaba entre cinco y siete años llegar a los cinco o seis mercados más importantes de la zona porque tenías que aterrizar en cada uno de ellos y conectarte con un montón de jugadores locales que tenían además una tecnología bastante obsoleta y eso demandaba mucho tiempo. Con Pomelo, estamos cambiando dramáticamente esa ecuación a través de una tecnología completamente regional que les permite conectarse una sola vez pero tener acceso a múltiples países".
De esta manera, Pomelo promete permitir operar casi inmediatamente en cinco países y, por extensión, tener acceso a unos 450 millones de personas a quienes poder ofrecerles servicios financieros.
Pomelo ofrece servicios a fintech y entidades financieras para que incorporen más productos financieros basados en tecnología
Sobre Latinoamérica, Irigoyen es sumamente optimista: "Creo que después de 20 o 25 años de industria de la tecnología y de mucho emprendedorismo, la región ha encontrado su lugar y hoy es reconocida por el mundo. Los fondos de inversión ven mucho potencial y por eso están viniendo mucho más proactivamente a la región y están haciendo grandes inversiones", asegura.
Con ese escenario de fondo, desde Pomelo celebran el año que pasó y esperan un venturoso 2023.
"El 2022 fue muy positivo para nosotros. Hemos visto mucha tracción, aceptación y validación de nuestra tesis y tenemos mucha expectativa para el año que comienza. Buscamos seguir expandiendonos regionalmente y agregar algunos países más y, sobre todo, seguir ayudando a que la industria en América Latina le de más y mejores servicios financieros a los usuarios finales y a las empresas", concluye.