Durante 16 años, Emanuel Ginóbili, el basquetbolista argentino que nació en Bahía Blanca y se convirtió uno de los 100 mejores en la historia de la NBA, pasó sus días dedicados al deporte y la concentración fue la base de su éxito. Exigente, con intereses claros y profesional de raza, se retiró en 2018 y desde entonces aplica la misma disciplina a sus decisiones de vida, tanto en lo personal, con la crianza de sus hijos, como en lo laboral, con las inversiones que realiza.
El crack de la Generación Dorada dialogó con iProUP sobre esta nueva etapa de su vida. El encuentro fue en la planta de Renault, en Córdoba, marca de la cual es embajador. Tras explicar que aceptó unir su imagen a la automotriz porque comparten los mismos valores la reconoce como una empresa bien argentina (recordó experiencias con el auto familiar, una rural 12, y el Torino del tío), contó cómo hace para tomar decisiones de inversión para planificar su futuro, cuáles son los negocios que, por ahora, no le interesan, y qué cosas lo desvelan.
La tecnología, su gran apuesta
Hay un negocio que concentra toda la atención de Ginóbili, y son las nuevas tecnologías. De hecho, hace poco desembarcó en Newtopia, un venture capital de Latinoamérica que nació como el primer fondo para invertir en talento y apoyar emprendimientos tecnológicos de la región.
Emanuel Ginóbili, nuevo inversor de Newtopía.
Su decisión tiene un fundamento. "Elijo este rubro primero por consumidor, porque siempre me atraparon las nuevas tecnologías y las consumo mucho, no solo a modo de gadget sino que me gusta saber, leer sobre inversiones. Antes no tenía 'ancho de banda disponible' (entre risas) para acercarme a algo así, pero desde que me retiré empecé a buscar gente que me contactara con asesores y expertos para que me ayuden a mejorar y aprender del negocio", comentó Ginóbili.
Sus primeros pasos concretos los está dando en Newtopía, donde desembarcó hace poco y está en modo "aprendiz", escuchando, entendiendo el porqué de las decisiones que se toman, observando cómo realizan las entrevistas al personal que seleccionan, cómo les enseñan y los entusiasman. "Me encantan las nuevas tecnologías, algunas nos van a cambiar la vida y participar desde adentro me parece clave para aprender, diversificar mi capital y ayudar a chicos que están recién arrancando", explicó.
Como inversor, Ginóbili también apostó a otros proyectos, entre ellos Ualá, una firma consolidada; Pachama, una startup fundada por el tucumano Diego Sáez-Gil que combina machine learning con imágenes satelitales para cuantificar el impacto en el ambiente y facilita a las empresas comprar créditos de carbono para compensar ese efecto; en la startup bahiense Consorcio Abierto (Properix) y en una ghost kitchen colombiana.
Su rol en la empresa es de escuchar. Se reúnen todos los jueves y opina como consumidor. "Si el speech me lo hacen a mí, yo compro que todos son unicornios en dos años, todos me convencen. Estoy como un chico en Disney, por eso necesito aprender de ellos y saber qué priorizan".
En cuanto a lo que consume para capacitarse, además de rodearse de asesores, está todo el tiempo buscando información y googleando, en base a lo cual después le mandan mucho contenido ("Funcionan bien los algoritmos", advirtió). También escucha muchos podcast y está conociendo nuevas áreas tecnológicas que le resultan interesantes.
Apuestas argentinas
Manu tiene por ahora la mirada centrada en la tecnología y se unió a diferentes inversiones, muchas globales o regionales. Sin embargo, considera que la Argentina es una usina de talentos.
Ginóbili y el arte de la concentración que ahora aplica a los negocios.
"Si mirás unicornios por millón de personas, no se si hay muchos casos en el mundo como sucede a nivel local. Acá hay mucho talento y capacidad, nacemos con una gran cintura para buscar siempre un plan B, adaptándonos a las nuevas realidades, gobiernos, crisis. Hay mucha habilidad en el país", comentó.
Luego agregó: "No sé a qué se debe, pero se ve. No es una impresión, hay resultados. Y yo siendo argentino tengo la camiseta puesta para seguir generando y apostando. Creo firmemente que la salida es con la tecnología y la ciencia", afirmó.
Nuevos negocios
Dónde habrá más oportunidades y realmente llaman la atención del ex basquetbolista es en el mundo de las criptomonedas y los token no fungibles o NFT.
"Trato de informarme del tema, de entender lo que está pasando, no es fácil, por eso tengo gente que me explica. Igual, tengo algunas dudas si es por ahí, por eso muy de a poco pongo en exposición mi capital en ese mundo", dijo sobre las criptomonedas.
NFT, el invento que desvela a Manu Ginóbili.
En el caso de los videojuegos vinculados con el NFT, lo considera un mundo fascinante. "Ahí sí se vienen muchos cambios", dijo, aunque admite que nunca fue un jugador de videojuegos. "Nunca jugué, no me interesa, pero si es atrapante la tecnología que se viene alrededor, porque es una salida laboral, hoy hay chicos con avatares para venderlos y ganar plata con eso".
Otra cosa que lo atrae es el metaverso, una tendencia inevitable, para lo cual considera que hay que estar preparado, leído y capacitado.
Cuándo sí y cuándo no
Finalmente, sumergido en este nuevo mundo de negocios y aprendizaje, Manu admitió que se le acercan muchos inversores para hacer negocios, pero que con el tiempo aprendió a decir no. "Cuando firme el primer contrato grande, un diario argentino sacó la cifra que iba a ganar en la portada. El país se caía a pedazos. Entonces fue un caos mi vida, con gente que se me acercaba de todos lados para pedir ayuda. Ahora estoy más grande y tengo el no más fácil, antes me costaba porque sentía que iba a defraudar, pero ahora estoy más tranquilo".
Por otro lado, tiene más filtros y todos saben qué cosas le gustan y qué no, incluso lo hace su propia familia, por medio de quien recibía muchos pedidos. "Cuando era jugador estaba más inquieto y con los primeros contratos grandes pensaba que tenía que invertir porque no sabía cuántos contratos más vendrían por delante. Ahora todo lo hago con más calma, y se lo que no me gusta, como el mundo inmobiliario, donde aposté muy rápido y no me resultó atractivo", dijo.
Ginóbili, el bahiense que traspasó las fronteras.
En cuanto a la posibilidad de saltar del rol de inversor a emprendedor, por ahora no lo ve posible, es selectivo y no tiene tiempo ilimitado, pero no descarte en algún momento tener su propio proyecto.
"Hoy no estoy capacitado en nada, por eso no lo haría de forma unipersonal. Si podría generar un buen equipo de trabajo, en eso sí soy bueno y estoy conociendo gente con la que iría a la guerra porque tengo confianza en su honestidad y capacidad,
Por último, sobre invertir en deporte en la Argentina, admitió que no es rentable como en otros países, y que lo haría solo como hobby porque es más barato y le permitiría aprender, sumar experiencia y no perder tanto si le va mal. Pero hoy no está con tiempo para dedicarse a eso.
"Se podría reclutar gente joven para pensar fuera de la caja, pero hoy no es prioridad", cierra el crack-