En 2018, Movisuelos, la empresa de movimientos de suelo de los arquitectos Lucas Jagodnik y Leonardo Víctor Londero, tenía que demoler un edificio de ocho pisos en el marco de las obras de mejora que hacía Bancor, en su manzana céntrica en la ciudad de Córdoba.
Los socios,que también comparten consultoría en arquitectura, pensaron en utilizar un robot en el complejo proceso, una herramienta que asegurara resultados más rápidos, seguros y eficientes que emplear personas.
"Sabía que había robots suecos, y empecé a buscar dónde alquilar uno. En el país detecté que sólo Holcim lo tenía y no di con uno disponible. Entonces pensamos: vamos a construirlo nosotros", recordó Jagodnik.
"Empecé a reunir gente que pudiera trabajar en el proyecto. El primero fue 'Cacho', el herrero de nuestras obras; es muy bueno. Le dije vamos a hacer un robot con motor eléctrico, y con estas articulaciones. Y él me fue indicando lo que había que encontrar: motores de tal tipo, bombas"., agregó.
Además agregó que de esa forma convocaron a DH Hidráulica, una empresa que los asesoró en ese aspecto. Además recordó que un empleado de la empresa que sabe de mecánica aportó lo suyo. De esa forma, se fueron sumando otros proveedores. "Cuando les contaba lo que estábamos haciendo, todos se volvían locos por participar y me querían acompañar a lo del herrero", repasó Jagodnik.
"Argentina está llena de talentos de todo tipo, el tema es que están desperdigados y sin plan", reconoció el emprendedor.
Por otro lado, los cordobeses finalmente lograron el robot que demolió los ocho pisos. Cada paso de esa experiencia fue un desafío que fueron sorteando con ingenio e innovación, como cuando idearon una hamaca especial para ir bajándolo de nivel.
"Logró resultados tremendos. Con fuerza humana hubiésemos demorado seis meses y lo demolimos en dos; con mucha mayor seguridad. Eso sí, el robot dejó todo: llegó a la planta baja como Rocky Balboa luego de la pelea", señaló el empresario en una entrevista con el medio La Voz.
Cómo nació la startup
La experiencia del edificio les hizo perder el miedo y terminar de apostar a la robótica, como un enorme terreno de oportunidad aún virgen en Argentina.
Los arquitectos decidieron invertir en su propia startup , Appelie Robotics: armaron un equipo, hoy son seis personas, con perfiles en ingeniería mecánica, de telecomunicaciones, de mecatrónica y de programación y lo sostuvieron un año y medio para que se focalizara en investigación y desarrollo de robótica aplicada; en principio, a movilidad inteligente in door (en espacios cerrados).
"Ninguno de los convocados trabajaba en robótica, y hoy no piensa en otra cosa. Creo que si a futuro emprenden su propio negocio va a ser en este campo. Haber generado ese 'semillero' nos da mucho orgullo", destacó Jagodnik.
La pandemia de Covid-19 terminó de "abrirles la cabeza": empezaron a ver experiencias mundiales de uso de robots en sanitización inteligente.
No obstante, en un mes, crearon Sanirobots, una spin-off de Appelie Robotics que pone a la robótica a trabajar para el cuidado del hombre, y que ya puso un prototipo en el mercado.
Se trata de una unidad móvil, autónoma, inteligente, modular y abierta que puede trasladar múltiples dispositivos para dar distintas respuestas: sanitización inteligente, telemedicina por telepresencia y delivery .
El "tronco" del robot es Pach, una base inteligente que la startup venía desarrollando, y que permite las diversas adaptaciones.
Pero además, incorpora a esa base lámparas germicidas ultravioletas de la banda C (en esa versión es el Robot UVC Directo), con un poder de eliminar virus y bacterias del 90 por ciento sin aplicar humedad al ambiente ni movilizar objetos.
"La unidad puede moverse sola y tomar decisiones autónomas si algún obstáculo aparece en su camino. Trabaja simplemente irradiando luz en un espacio cerrado, y, para evitar exponer a las personas a ella, tiene la capacidad de apagarla de inmediato si detecta a un ser humano (usa cámara y sensores)", explicaron desde Appelie.
La empresa también está desarrollando, sobre la misma base, robots de picking, recoger productos en un supermercado y cargarlos en una canasta, por ejemplo, y otras tareas logísticas y de telepresencia, robots que permiten a un médico, por ejemplo, observar y dialogar con un paciente a distancia.
En otra línea, desarrolló brazos robotizados capaces de gestionar una huerta, una aplicación que se piensa para difundir esa actividad y también la tecnología en los colegios.
"Las demanda potencial para robótica es infinita, y la pandemia aceleró aún más el proceso de adopción. Por eso nuestro proyecto es de largo plazo. Ahora, con el robot sanitizante, recibimos pedidos y consultas de otros países, como Perú, Uruguay y Chile. Sería fácil arrebatarnos y salir a venderlo, pero aún estamos en la etapa previa: haciendo acuerdos con empresas locales para que sean las primeras adoptantes y que la unidad termine de validarse en uso. Más adelante, podremos exportar robots desde Córdoba, ¿por qué no?", confió Jagodnik.
10 robots por mes
El Robot UVC Directo ya fue incorporado por el hotel Windsor para sanitizar sus espacios. Su flexibilidad le permite, a la vez, ser utilizado en tareas de servicio de habitación y de bar, entre otros.
Appelie también cerró un acuerdo con Ecokil, la firma que lo utilizará para sanitizar los espacios del coworking y otras áreas de Ciudad Empresaria, y las instalaciones de otras grandes firmas de las que también es proveedora.
Por ahora, los acuerdos firmados implican el alquiler de los robots. En el mediano plazo, se avanzará también en venderlos. La empresa tiene ya tres unidades de Pach con tres variantes de aplicaciones (UVC, telepresencia y delivery).
"Este año vamos a terminar con 10 unidades fabricadas, y en 2021 queremos poder producir 10 al mes", anticipó la compañía.
Como valores generales de referencia, desde la startup señalan que un alquiler puede estar en 60 mil pesos mensuales, mientras que el precio de las unidades arranca en los 500 mil pesos, en rango, oscila entre los cuatro mil y los 10 mil dólares.
La dupla creadora de Appelie también está presentando sus unidades a empresas como Coca-Cola, Mercado Libre, Naranja, Grupo Canter, Volt Motors y, en breve, Georgalos. También, a clínicas de escala con base en Córdoba.
"Vemos interés. Adonde vamos, dejamos la ola. Lo que necesitamos hoy son ‘amigos’, gente que se anime a incorporar nuestros robots", concluyó Jagodnik.