Nadie lo esperaba, pero sucedió: el último Blockbuster que sigue en pie se convirtió en un alojamiento de Airbnb. La noticia se viralizó rápidamente por las redes e invita a revivir una experiencia nostálgica en el último local en pie de la icónica empresa de alquiler de películas.

De esta manera, las puertas de este último espacio se abrirán para grupos de hasta cuatro personas para pasar una noche en el interior del mismo y disfrutar de todas las películas que se cuentan en su inventario. Para que la experiencia sea completamente genuina, solo se podrán reproducir viejos cassettes VHS y Betamax.

El último Blockbuster, ahora una habitación de alquiler

¿Pero cómo pasó de ser una de las empresas más reconocidas a nivel global a tener que alquilar su último local en pie para que los turistas se hospeden allí? La historia de la decadencia de Blockbuster demuestra una de las peores caras de la digitalización: quien no se reinventa, pierde.

Reed Hastings, fundador y CEO de la gran N, contó más de una vez que se acercó a esta empresa para forjar una alianza basada en un nuevo modelo de negocios para alquilar DVD por e-mail y, posteriormente, vía streaming. Sin embargo, la respuesta del gigante de los videoclubes fue totalmente rechazada.

El final de la historia es conocido: Blockbuster se declaró en bancarrota en 2010 con una deuda superior a los 1.000 millones de dólares. Mientras tanto, Netflix se convirtía en pionera en el negocio del contenido on demand, con una valuación de mercado actual superior a los u$s225.000 millones.

El caso contrapuesto entre Blockbuster y Netflix es solo un ejemplo de tantos. En la industria existen diferentes historias que dan cuenta de los "antiunicornios". Es decir, las que tuvieron todo para ganar, incluso amagaron con hacerlo, pero terminaron en un fracaso rotundo.

1. Segway

Apareció como la "revolución de la movilidad", pero tuvo un final sin pena ni gloria. La historia de Segway tiene a la empresa como una verdadera adelantada a su época. 

Lanzada en 2001 con la promesa de revolucionar la forma en la que las personas se mueven en las ciudades, Segway se enfrentó a todo tipo de obstáculos. A lo largo de su recorrido, no pudo conseguir algo que resulta clave para subsistir a largo plazo: ser rentable.

La producción del original vehículo de dos ruedas, muy popular entre guías turísticos y personal de seguridad (no tanto entre el público en general), llegó a su fin el 15 de julio cuando la planta de New Hampshire (en EE.UU.) decidió frenar sus su producción de manera definitiva.

Inventado por el ingeniero estadounidense Dean Kamen y debutó con éxito, pero enfrentó problemas para atraer al público. Además, los repetidos accidentes ganaron popularidad en los medios y las redes, lo que atentó en gran medida contra su masificación.

"En su primera década, el Segway PT se convirtió en un elemento básico en seguridad y orden público, visto como un vehículo personal efectivo y eficiente", destacó la presidenta de la empresa, Judy Cai, al anunciar el fin de la producción. Comprada en 2015 por su rival chino Ninebot, el vehículo también fue objeto de bromas y hasta estuvo involucrado en colisiones de alto perfil.

La poca seguridad que brindaban los primeros modelos hicieron que Segway fuera comprado por su competidor chino Ninebot

Entre las caídas con el peculiar transporte, que prometía ser de uso fácil, se recuerda especialmente la del expresidente de EE.UU. George W. Bush en 2003. También sirvió, literalmente, como una herramienta para la comedia en Paul Blart: Mall Cop, una película de Hollywood de 2009.

Otro de los incidentes que más marcaron al innovador transporte se produjo en pleno Mundial de Atletismo en 2015, cuando el jamaiquino Usain Bolt fue arrollado por un camarógrafo en un Segway mientras el atleta celebraba su cuarta victoria consecutiva en 200 metros planos.

Sin embargo, el trágico final de la compañía llegó cuando el millonario propietario de la compañía murió tras caer por un acantilado en Reino Unido mientras estaba usando uno de los vehículos. James William Heselden cayó al río Wharfe mientras usaba su Segway en West Yorkshire, tan solo 10 meses después de comprar la compañía en 2009.

2. AltaVista

Otra "lápida digital" de alto perfil es AltaVista. Aún en competencia directa con Yahoo! y antes del nacimiento del todopoderoso Google, fue el buscador más importante del mundo y, además, uno de los pioneros, ya que fue fundado allá por 1995, mientras que el gigante de Mountain View apareció recién tres años después, en 1998.

Su éxito fue enorme, al igual que su influencia en el sector. AltaVista llegó a manejar alrededor de 13 millones de búsquedas diarias en los inicios de Internet. Esto atrajo todas las miradas, entre ellas las del gigante de la informática Compaq, que movió sus fichas para hacerse con la empresa en 1998.

Altavista: amo y señor de las búsquedas en los primeros años de Internet, pero no pudo contra Google

A partir de entonces, comenzó el declive: su tecnología no estaba a la altura del motor desarrollado por Google y era mucho más pesado, ya que todavía conservaba su formato de "portal". También fue superado por Bing, de Microsoft, y Yahoo!.

AltaVista mantuvo su trono hasta 2001, cuando Google le arrebató el lugar como el buscador más popular del mundo. Pasó por varias manos hasta su extinción. En febrero de 2003, fue comprada por Overture Services; y en octubre Overture fue adquirida por Yahoo!, que lo hizo convivir con su propio motor.

En 2009, en virtud de la alianza entre Yahoo! y Microsoft, AltaVista pasó a utilizar el motor de Bing, perdiendo cualquier valor propio. Su final definitivo llegó en 2013 cuando, en medio de la crisis financiera que vivió Yahoo!, la multinacional decidió cerrar para siempre este portal.

3. Magic Leap

Magic Leap se fundó en 2010 con un fondo de más de 2.000 millones de dólares proporcionado por empresas de la talla de Google, Alibaba, Qualcomm y la japonesa Docomo.

La startup estaba destinada a ser la referente de la industria de realidad aumentada. Sin embargo, en 10 años no solo no logró posicionarse como una fuerza dominante del mercado, sino que abandonó sus planes para el público masivo, para quedar relegada a soluciones corporativas.

Después de años prometiendo grandes avances con su tecnología de avanzada, capaz de transformar a cualquier superficie en campos digitales y combinar entornos reales con gráficos generados por computadora, en 2018 finalmente puso a la venta sus lentes de realidad aumentada, cuyo precio era de 2.300 dólares.

Magic Lens nunca pudo afirmarse en el sector masivo y ahora ofrece servicios corporativos

Lamentablemente, las ventas nunca despegaron, y la llegada de la pandemia complicó aún más las cosas, según reconoce la compañía. 

Inicialmente, tenía planeado vender un millón de Magic leap One en el primer año. Más tarde, el plan tuvo que ser reducido a 100.000 unidades anuales y, finalmente, despachó solo 6.000 dispositivos durante los primeros seis meses después de su salida al mercado. El fracaso del proyecto generó más de 1.000 despidos dentro de la compañía.

Todos los expertos coinciden en que, a nivel empresarial, la realidad aumentada tiene aplicaciones interesantes: puede ofrecer herramientas de ayuda a un cirujano o a un operario, tutoriales de manejo para enseñar a utilizar máquinas, reuniones virtuales, trabajo en grupo, y mucho más.

No obstante, el futuro de Magic Leap no está tan claro, menos aún con competencia fuerte en ese sector, como es Microsoft con su plataforma Holo Lens.

4. Theranos

Elizabeth Holmes creció idolatrando a Steve Jobs. Incluso, antes de convertirse en una fugaz celebridad de Silicon Valley, ya copiaba las "manías" de su idolo: en su vestidor había nada menos que 150 remeras de cuello largo que le permitían "no pensar" en qué ponerse cada día, una técnica que solía utilizar el fundador de Apple.

Ese nivel de obsesión lo plasmó en Theranos, la empresa que fundó a los 19 años, mientras estudiaba en Stanford. A los 20, ya había abandonado la universidad para comenzar a buscar inversores para su startup de biomedicina que prometía, con un único dispositivo, realizar en segundos cientos de análisis de salud.

En sus 14 años de vida, llegó a tener 800 empleados, recaudar más de 1.400 millones de dólares en rondas de inversión y alcanzar una valuación de más de 9.000 millones de dólares.

Sin embargo, y a pesar de ser que Theranos era considerada por los medios como el "Apple de la medicina", la joven fue acusada por el regulador estadounidense (la SEC) de fraude masivo, multada con medio millón de dólares y excluida de dirigir cualquier empresa cotizada durante los siguientes diez años.

En rigor, Theranos se había vendido durante años como la revolución de los análisis de sangre: las agujas de extracción, decía, eran una auténtica "tortura medieval", así que proponía una tecnología basada en recoger unas gotas con un pequeño pinchazo en el dedo y analizarlo en el momento en una máquina ad-hoc.

Elizabeth Holmes tenía a Steve Jobs como modelo a seguir. Pero fue uno de los mayores fracasos del Silicon Valley

La primera versión de esa máquina se llamó Edison; la segunda, miniLab. El producto murió antes de alcanzar la masividad: The Wall Street Journal indagó sobre el trasfondo de la firma y se encontró con tres revelaciones:

Conocida la verdad, el negocio se derrumbó y la empresa presentó la quiebra. La fortuna de Holmes, que llegó a ser de u$s3.000 millones, quedó reducida a 0. La ex niña prodigio sigue esperando la resolución de un juicio por 11 cargos penales y 20 años de prisión sosteniendo que todo lo acontecido desde 2015 forma parte de complot contra su persona.

5. Yahoo!

Yahoo! fue, por años, sinónimo de internet. La empresa no solo rivalizó con Google por la supremacía en la "carrera espacial" emprendida por los motores de búsqueda, sino que también picó en punta en la masificación del email e, incluso, en las noticias online.

Tenía todo para ser la firma más valiosa del universo web, pero aun así no logró mantenerse a la vanguardia. Fundada por Jerry Yang y David Filo, cometió infinidad de errores que la llevaron a perder su lugar de relevancia en la escena tecnológica y, en el camino, desperdiciar la oportunidad de ser la firma más grande de Silicon Valley.

En el año 2000, su valuación era de 125.000 millones de dólares, lo que la llevó a comprar todo tipo de plataformas. El dinero fresco sobraba y en plena burbuja de las "punto com": compró Geocities por 3.600 millones de dólares (que cerró 10 años después sin pena ni gloria) y Broadcast.com, un fiasco por el que pagó u$s5.700 millones y que hoy es considerado como una de las peores adquisiciones de la historia.

A principios del siglo XXI, también tuvieron la oportunidad de comprar Google por u$s5.000 millones. Sin embargo, pensaron que era demasiado dinero por un motor de búsqueda, por lo que apostaron por Inktomi, un rival "más barato", por el que pagaron u$s257 millones, pero que a la larga demostró no estar a la altura de las circunstancias.

También adquirieron a Overture, competidor de AdWords, pero malos manejos retrasaron al producto y le permitieron ganar terreno a la competencia

Yahoo!: una sucesión de malas decisiones que le impidió ser el rey del Silicon Valley

Años después, una nueva red social se cruzó en su camino: ofrecieron 1.000 millones de dólares por Facebook. Mark Zuckerberg rechazó la oferta y Yahoo! no hizo nada por mejorarla.

En 2008, ya detrás de Google y perdiendo terreno trimestre a trimestre, Microsoft quiso comprar la firma por 44.000 millones de dólares. El precio de 29,40 dólares por acción era un 62% superior al que marcaban las acciones el día anterior. La firma la rechazó y exigió 37 dólares por acciones. La operación, como era de esperar, se cayó.

En la última década, Yahoo! no solo desaprovechó la compra de plataformas como Flickr (antecesora de Instagram) y Tumblr (la plataforma de blogs más popular en su momento), sino que, además, apostó por CEO que poco hicieron por cambiar el rumbo.

Incluso llegó a tener una buena participación en Alibaba, pero se desprendió de muchas de esas acciones para sanear sus propias cuentas. Lo que se dice, un verdadero reino del revés. Finalmente, el ex gigante de Internet fue adquirido por la teleoperadora estadounidense Verizon, que pagó apenas 4.830 millones de dólares por ella en 2018.

Rondas de inversión millonarias, valuaciones astronómicas y un producto atractivo son garantías de éxito. Una mala decisión o un timing desacertado puede ser la diferencia entre una firma exitosa y un antiunicornio.

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