"Los éxitos son el resultado de varios fracasos", afirma el mantra emprendedor. Y en el ámbito local sobran los ejemplos de proyectos que se crearon para pelearle a las bigtechs, pero que terminaron desapareciendo en el fragor de la batalla.

La Argentina es tierra de emprendedores. "El país tiene una cantidad desproporcionada de startups para lo que es su mercado de capitales y su PBI per cápita", afirma Juan Pablo Bruzzo, cofundador de DineroMail y de Moni, además de presidente de la Cámara Fintech Argentina, a iProUP.

Esto puede verse en los números: esta nación cuenta con cuatro de los diez unicornios tecnológicos (empresas que valen más de u$s1.000 millones) de Latinoamérica: Mercado Libre, Globant, OLX y Despegar. Etermax, el estudio detrás del juego para celulares Preguntados, está cada vez más cerca de convertirse en el quinto.

Según las métricas globales, sólo dos de cada diez startups sobreviven a los dos años de ser lanzadas. Y, obviamente, sólo hay lugar para un puñado de proyectos que se convierten en unicornios.

A continuación, cinco casos argentinos de empresas que soñaron con ser the new thing, pero quedaron en el olvido.  

El WhatsApp criollo

La premisa era simple: el costo por carácter en un paquete de datos es mucho más económico que el de un mensaje de texto.

De esta forma, los emprendedores Gerardo Cabero, de Salta, y Darío Arias, de la localidad bonaerense de Hurlingham, lanzaron el mensajero OkeyKO en 2010, cuando WhatsApp sólo era una amenaza para las operadoras en lugar de una excusa para vender abonos.

Además, la alternativa argentina funcionaba no sólo en Android, sino que también había una alternativa JAVA para teléfonos básicos. En apenas unos meses pasó los 25.000 usuarios, lo que en ese entonces era una cifra importante para una app local si se tiene en cuenta que  la penetración de smartphones no era tan alta como en la actualidad.

Las cifras de OkeyKO despartaron el interés de los inversores, como Transit Telecom, un operador de telefonía fija brasileño que había prometido un importante desembolso en el proyecto.

Hasta sumaron a Antón Chalbaud, fundador y CEO de Altodot, quien se incorporó a las huestes de la startup como advisor (asesor) para aportar todo su experiencia.

Pero nada pudo parar a WhatsApp, aunque los fundadores de OkeyKO siguieron emprendiendo: probaron con MercadoChat, una plataforma para que los usuarios de MercadoLibre se comuniquen entre sí. Y ahora trabajan en inteligencia artificial para mejorar los servicios en el sector turismo.

El Facebook celeste y blanco

En 2007, Facebook recién comenzaba a pisar fuerte entre los usuarios argentinos. Fue el año en el que también nació una alternativa local: Sonico.

En apenas un semestre, la red social sumó 8 millones de usuarios y estaba entre los 167 sitios más visitados del mundo según el ranking de Alexa.

Además, se había expandido a otros países, como Colombia, El Salvador, Bolivia y Mexico. Los datos entusiasmaban.

Contó con varias funcionalidades que hoy son un "estándar", como la "Cartelera", similar al Muro de Facebook. También permitía etiquetar amigos en fotos, crear grupos y redes de contactos.

Y, obviamente, tenía un mensajero instantáneo para poder chatear de manera privada con otros usuarios.

El proyecto consiguió u$s6 millones de varios inversores, como el fondo londinense DN Capital, así como capital privado del francés Fabrice Grinda y el argentino Alec Oxenford (fundadores de OLX) y del también argentino Martin Varsavsky, de FON.

En 2014, cuando Facebook cumplía 10 años y contaba con más de 1.200 millones de cuentas, Sónico fue adquirido por la empresa belga Massive Media Match NV, que la fusionó con su red Netlog para crear Twoo, una red social enfocada en encontrar pareja.

Rodrigo Teijeiro, creador de Sónico, sigue firme en su rol de CEO de RecargaPay, una fintech que cofundó en 2010 con operaciones en varios países de la región.

El Sitio que quería ser Yahoo!

Corría 1997 y Yahoo! era la web más utilizada por ese entonces con su formato de portal: no sólo era un buscador, sino que también permitía navegar sitios por categoría, ofrecía mail gratuito y hasta noticias. Meses más tarde, recién aparecería uno de los "dueños" de Internet: Google.

La Argentina, pionera en el emprendedorismo web de la región, ya contaba en ese año con su propio portal: El Sitio, creado por el uruguayo Roberto Vivo Chaneton y el argentino Roberto Cibrián Campoy.

Chaneton fue también el creador de Impsat, una firma creada en 1990 que utilizaba redes satelitales para dar servicios de conexión varios, como Internet corporativa y centro de datos.

Pero tras la crisis de 2001 en la Argentina, la firma de telecomunicaciones quedó en manos de sus acreedores y fue comprada por Global Crossing, como se llamaba en aquel entonces la actual Level 3, que desembolsó u$s336 millones.

Además, esta compañía lanzó su oferta pública de acciones y entró en el Nasdaq el 31 de noviembre de 2000.

Dos meses antes, Chaneton había conseguido otra IPO con El Sitio: el 10 de diciembre de 1999. Levantó u$s131 millones.

En los meses siguientes, la compañía consiguió un valor de mercado de u$s1.600 millones. Todo un unicornio.

Llegó a tener 1.200 empleados y sedes en varios países de la región: además de la Argentina, en Brasil, en México y en Estados Unidos.

Su crecimiento no fue casual. El portal lo tenía todo. Muchos jóvenes de la época recuerdan aún sus juegos en Flash y especialmente sus salones de chat a través del protocolo IRC, uno de los primeros estándares para charlar en tiempo real en Internet.

En 2000, El Sitio fue vendido al holding venezolano Grupo Cisneros por una suma no difundida, que lo fusionó dentro del holding de medios Claxson, que comercializa canales de cable premium estadounidenses en el mercado Latinoamericano.

Hoy, el portal ya no existe. Fue una de las primeras víctimas de la llamada "Burbuja de las Puntocom".

Chaneton, desde entonces, es CEO y Chairman de Claxson.

Por su parte, Cibrián Campoy fundó BrainDW, una empresa que brinda servicios de inteligencia de negocios en tiempo real para el e-commerce.

El pajarito sudamericano

A finales de 2009, Twitter todavía no había arrancado su expansión internacional, si bien ya contaba con menciones, followers, hashtags y hasta los abandonados "Follow Friday", esos tweets enviados los viernes en los que se recomendaba seguir a usuarios.

Pero, no obstante, le faltaba algo: la traducción a otros idiomas.

Esa carencia le encendió la lamparita de Martín de Lío, un estudiante de programación que creó en octubre de 2009 –a la edad de 19 años– a Birddi, un clon totalmente en castellano.

Si bien en la actualidad Twitter es usado no solo por el público en general, sino también por celebridades y líderes mundiales, en aquel entonces era una red incipiente. Y la falta de traducciones generó la aparición de imitaciones en alemán y en portugués, entre otros idiomas.

 

En pocos días, el sitio contó con más de 4.000 usuarios que buscaban una interfaz en su idioma.

Birddi hasta despertó el interés de la prensa internacional, como el Washington Post, y se había animado a monetizar mediante anuncios de Google AdSense.

Pero el sueño sólo duró algunas semanas. Twitter había lanzado una plataforma para que los propios usuarios traduzcan la interfaz a varios idiomas. El español fue el primero en completarse el 3 de noviembre de 2009.

De Lío terminó vendiendo el código de Birddi a diferentes empresas que querían tener un Twitter personalizado. Y siguió trabajando en varios proyectos, como Bliid, una especie de mezcla entre Twitter y Tumblr.

"Estoy trabajando en un nuevo proyecto del que todavía no puedo mostrar nada", señaló a iProUP.

La valija inteligente

Tomás Pierucci, Diego Saez-Gil y Alejo Verlini se plantearon en 2013 un desafío: crear una valija con GPS para que su dueño sepa dónde se encuentra y así evitar su extravío cuando viaja en avión.

A falta de inversores, los emprendedores se valieron de Indiegogo, el portal de financiamiento colectivo (crowdfunding) para conseguir los fondos que le permitieran desarrollar su primer producto.

En apenas dos horas lograron su objetivo: prevendieron 10.000 unidades a 114 países y levantaron contribuciones por más de 2,2 millones de dólares.

Tal performance les permitió conseguir un récord en Indiegogo, convirtiéndose en la campaña más exitosa de la categoría Hardware.

El éxito les siguió sonriendo: consiguieron ocho rondas de inversión en las que recaudaron u$s25 millones. El prestigioso MIT hasta distinguió al producto por su diseño innovador.

No sólo eso, la valija era utilizada por estrellas del deporte, como los basquetbolistas Manu Ginóbili y Shaquille O'Neal, y el corredor jamaiquino Usain Bolt, quien la usó en los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2018.

Es que este carryon inteligente tenía lo que varios viajeros ansiaban: además de ser una valija, contaba con conexión 3G y GPS para rastrearla en caso de pérdida, una app para iPhone y teléfonos iOS, una salida para cargar dispositivos y una batería no removible.

Esto fue justamente lo que determinó su final.

A fines de 2016, varios usuarios del Samsung Galaxy Note 7 reportaron que las baterías de sus equipos explotaban sin razón aparente.

En enero de 2017, el gigante surcoreano reconoció la falla y llamó a los usuarios a devolver los teléfonos para canjearse por efectivo. Fue el mayor traspié de la industria tecnológica en décadas.

El 1º de diciembre de ese año, como medida preventiva, las principales aerolíneas estadounidenses prohibieron el uso no sólo del teléfono, sino de cualquier equipo que funcionara con una batería no removible.

El fin llegó en mayo, cuando la empresa anunció en su sitio web que Bluesmart se vendía a la compañía de accesorios para viajes Travel Pro, en una operación de la cual no se difundieron los términos ni las cifras.

En ese texto, también comunicaron que las valijas dejaban de tener soporte. Sólo se añadieron indicaciones sobre cómo retirar la batería.

La historia tecnológica local está llena de triunfos y derrotas, pero algo siempre queda en pie: las ganas de emprender de los argentinos.

"La diferencia del entrepreneur local es que hace un éxito y si lo vende no se va a vivir de vacaciones a la Costa Azul. Sino que vuelve por más y emprende algo nuevo", afirma a iProUP Ismael Briasco, uno de los responsables de bigsmartlabs.com, una empresa que ayuda a otras para la transformación digital.

Sabe de lo que habla: fundó PsicoFXP, uno de los foros más reconocidos en Latinoamérica que, también con destino de unicornio, cerró en 2014, luego de estar 14 años online.

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