Quién no sueña con poder ser su propio jefe, administrar sus tiempos entre el trabajo, la familia y los amigos, y, por qué no, aspirar a tener un pasar económico tranquilo.
Seguramente son ilusiones que muchas personas tienen. Para poder materializarlas, incursionan de lleno en un proyecto a través de una startup. Esto, siempre que se les ocurra una idea o descubran una solución para una necesidad.
Se trata apenas del comienzo, ya que con haberla detectado y las “ganas” de encarar una iniciativa no se tiene asegurado el éxito, ni mucho menos.
Es más, en ese momento puede toparse con la primer causa de fracaso, ya que muchos no logran siquiera pasar esta primera barrera al enamorarse de su idea y no poder visualizar claramente qué es lo que está demandando el mercado.
En este marco, lo que cualquier libro tradicional para emprendedores sostiene, es que los pasos a seguir son: tener una idea o haber detectado una necesidad, en base a ella generar un modelo de negocio, luego armar el equipo con quién llevarlo adelante y, finalmente, buscar financiamiento que permita dar los primeros pasos.
Las estadísticas nos dicen, que aún habiendo cumplido con todos esos requisitos, el 90% de las iniciativas fracasan. ¿Por qué? Aquí es donde aparece el fantasma conocido como "valle de la muerte".
¿Y qué es el valle de la muerte? Es la etapa que atraviesan los emprendimientos cuando se comienzan a generar los gastos y que dura hasta que se logra el punto de equilibrio.
"Cuando el emprendimiento se encuentra atravesando el valle de la muerte, es cuando todos los problemas o errores salen a la luz, pero quizás el principal inconveniente, es que no se hayan detectado a tiempo. Aquí viene la primera recomendación para salir lo antes posible de ese lugar: entrar lo mejor preparado a esa etapa del proyecto", advierten Nuria Plez y Pablo Argento, co fundadores de RPA Consulting.
"Errores comunes que se pueden haber cometido y que ahora nos pueden complicar es haber buscado financiamiento en etapas tempranas sin saber realmente mi propuesta de valor, no conocer el segmento de clientes al que debemos apuntar. Peor aun, no estar al tanto de las necesidades de mi cliente, qué quiere, qué problema le tengo que solucionar y por qué me tendría que comprar", advierten desde RPA.
Es por eso que en la etapa de planificación, en la que se arma el business plan, hay que salir a la calle, entrevistar a posibles clientes, dejar de pensar en supuestos, para indagar sobre la realidad de los potenciales compradores, recomiendan los expertos.
"Esa es la mejor herramienta que podemos utilizar para modelar nuestro proyecto de manera mucho más enfocada en que el negocio funcione y, sobre todo, para llegar a nuestro punto de equilibrio en el menor tiempo posible", detallan Plez y Argento.
"En esta instancia, dependiendo del proyecto, también se puede evaluar continuar con el trabajo en relación de dependencia que pueda tener el emprendedor, para no cargar al proyecto con una presión mayor de generar ingresos", agregan.
Una vez que la iniciativa está modelada y comienza a generar gastos operativos, será el momento en el que oficialmente se entre en el "valle de la muerte" y de donde se debe salir lo más rápido posible.
"Nuestro objetivo será la generación de ingresos suficientes, de manera tal de lograr el break even o punto de equilibrio. Para poder transitar este proceso con mayor certeza es fundamental minimizar los riesgos económicos, financieros, los gastos fijos y los costos de oportunidad. Los financieros están relacionados con la cadena de cobros y pagos: es fundamental cobrar a los clientes antes de pagarle a nuestros proveedores", advierten los expertos.
Los económicos tienen que ver con el margen bruto del producto o servicio, es esencial conocer cuál es el porcentaje óptimo para el negocio, para que una vez que se llega a las unidades necesarias se esté en condiciones de cubrir todo el gasto de estructura.
"Al inicio del emprendimiento los costos fijos deben tender a cero para poder deshacer rápidamente cualquier decisión y, en caso de ser necesario, cambiar de estrategia. Todos al inicio creemos que necesitamos oficina, empleados y una estructura para que nos visiten nuestros clientes, pero eso es un error que muchos ya no cometen. La clave es no cargarnos de costos fijos, de manera de ser lo más liviano posible", aseguran desde RPA.
Si de algo estamos seguros, es que cuando una iniciativa llega al punto de equilibrio, deja de ser un proyecto para pasar a convertirse en una empresa. Allí hoy llegan solo el 10% de las propuestas que se generan en el mundo, pero la clave es que cada vez haya más emprendedores preparados, y sobre todo personas dispuestas a compartir experiencias pasadas, con el objetivo de sortear el temido valle.
Emprender en relación de dependencia: qué tener en cuenta
Muchas personas tienen como meta lanzarse al mundo del emprendedurismo, pero al estar trabajando en relación de dependencia no logran dar el “salto” hacia nuevos desafíos. Esto, sin embargo, puede servir para adoptar otro enfoque más experimentador que sirva como base para un futuro negocio.
Convertirse en intrapreneur es una buena opción para emprender dentro de la organización en la que se trabaja. Crear un proyecto dentro de ella relacionado a los propios deseos de emprendimiento permite aprender nociones valiosas sobre autogestión y, al mismo tiempo, sacar conclusiones sobre fortalezas y debilidades.
Otro plus del mundo corporativo es la oportunidad de capacitarse en distintas disciplinas. Muchos cursos, seminarios y lecciones de coaching, pueden ser aprovechados por los futuros emprendedores, ya que representan un valioso conjunto de habilidades que pueden ser adquiridas sin gastar una fortuna.
Las ventajas no terminar allí: trabajar en este ámbito posibilita el armado de redes de contacto sólidas. En ese sentido, si se es hábil generando vínculos, será estratégico conectarse con las personas de otra forma, ya que se pasará del modo transaccional del momento cuando se representa a una empresa, a un modo más colaborativo que servirá como fundamento para emprender.
Un paso más en la inmersión en el universo emprendedor es asociarse como minoría en otro emprendimiento. Esto permitirá participar de reuniones, aportar idea e impregnarse de ese espíritu hacedor de manera distinta a lo que sucede en una empresa tradicional.
Por último, se puede invertir una parte del salario para abrir un nuevo negocio. Al ser fundamental lograr un fondo de financiamiento para el proyecto, destinar un porcentaje de las finanzas puede ser una buena idea. Si bien luego llegarán las rondas de financiamiento y otras formas de hacer dinero, la iniciativa servirá para aprender aspectos esencial que repercutirán de forma directa en el éxito o fracaso de una startup.
El despegue del emprendimiento
Desde INICIA, Susana Silvestre, especialista en desarrollo de organizaciones y armado de equipos, detalla los aspectos que contribuyen al despegue o no de un plan de negocios.
"Los emprendimientos caen no sólo por falta de dinero. También por no identificar contextos ni alinearse a las necesidades y proyecciones que plantea ese momento", señala.
"Lo coyuntural importa, pero aún en situaciones difíciles hay acciones que pueden hacerse o evitarse que hacen menos peor el mal momento", puntualiza la experta.
A continuación, desde INICIA dan un resumen de los tópicos que, al igual que el aspecto económico-financiero, inciden en la continuidad o no de un proyecto:
-Lo que comenzó siendo una idea, se desarrolló en un plan de acciones y se compartió con diferentes colaboradores o socios. "Sin embargo, es altamente probable que esa idea original puesta a rodar no dé las respuestas que se planificaron. Solo una vez que el proyecto comienza a rodar podemos conocer su desempeño y evaluar su potencial como factibilidad", advierte Silvestre.
-Enamorarse de la iniciativa no ayuda a que pueda desarrollarse: aquí aparece una de las primeras decisiones de importancia: ¿Continuar con el plan inicial o aceptar que el mercado pide, elige, decide otra cosa y hacer los cambios necesarios?.
- Lo que ayuda a crecer puede ser lo que detenga el crecimiento: así como no es bueno enamorarse del proyecto, tampoco es bueno pensar que las necesidades y posibilidades son siempre las mismas. "Identificar los cambios, revisar lo que ayuda y lo que detiene permite buscar las herramientas y respuestas más adecuadas al momento".
-Los participantes del emprendimiento pueden cambiar: es frecuente que los mismos arranquen como una idea de varios, pero a medida que aumentan las demandas de tiempo, destrezas y dinero, los intereses no coincidan. Cambiar de partners no significa fracasar. Podemos tener diferentes compañeros a lo largo del camino.
-Los proyectos requieren de inversión para desarrollarse y quienes participan de ellos necesitan dinero para vivir. Mientras el emprendimiento demanda poco, el tiempo laboral puede compartirse. Hay un momento en que hay que optar entre el full time y el part time.
Las conversaciones sobre tiempos y posibilidades económicas de cada uno, formas posibles de retiro y aportes para esta etapa son incómodas pero necesarias para la armonía entre los participantes y la sustentabilidad del negocio.
Para la especialista, "nada asegura per sé el éxito de una empresa, pero hay cosas que pueden hacerse y que ayudan a fortalecerla. En todo caso, las decisiones que se tomen respecto al cese o a su continuidad se harán en un contexto de experiencia y aprendizaje".
A su vez, también existen acciones que aportan valor y permiten el desarrollo personal y profesional:
- Capacitarse y conocer otras experiencias emprendedoras ayuda a comprender el dinamismo y complejidad del momento que vivimos.
- Compartir con otros emprendedores a través de redes y foros genera espacios de aprendizaje colaborativo.
- Participar de comunidades de emprendedores donde participan emprendimientos con diferentes estadios de desarrollo.
Según Silvestre, "cuando las redes de contacto se intensifican, generan más oportunidades y desafíos. Es un ganar-ganar. En definitiva, el crecimiento del emprendedor también hace crecer a la empresa".