Facebook acaba de cumplir 18 años. Si para el común de los mortales esa fecha es un alegre pistoletazo de salida para el resto de su vida, la mayor red social del mundo alcanza esa simbólica efeméride oliendo a naftalina y viviendo una crisis de identidad y reputación de dimensiones planetarias. Poco antes del aniversario, Mark Zuckerberg mantuvo una videollamada grupal con muchos de sus empleados. Un encuentro virtual en el que se presentó con los ojos vidriosos y visiblemente enrojecidos. En su entorno no tardaron en desmentir que el joven millonario estuviese realmente llorando. Él mismo bromeó con el asunto. Todo eran supuestas molestias derivadas de un rasguño en la córnea.
Muchos no le creyeron. Razones para llorar tenía. 31.000 millones de razones, exactamente. Esa es la cifra en la que se redujo su patrimonio en un solo día. Tremendo roto en su fortuna personal producido porque la compañía que fundó y dirige había protagonizado el mayor batacazo bursátil que jamás una empresa estadounidense se haya dado en la historia: un retroceso de 230.000 millones en una única sesión. La compañía, ahora conocida como Meta, perdió una cuarta parte de su valor y por el camino, además de la cuenta corriente del mandamás, arrastró la cotización de otras tecnológicas y al Nasdaq, que se tiñó completamente de rojo.
La razón que explica esta sangría se descubre al contestar la pregunta de quién sigue utilizando Facebook. En los últimos tres meses han sido 1.929.000.000 usuarios los que se han conectado a la red social en algún momento cada día. La cifra parece astronómica y realmente lo es. El problema es que es menor a la del trimestre anterior, cuando el número de usuarios activos diariamente fue de 1.930.000.000. Es decir, un millón menos. Un hecho que nunca había sucedido en las casi dos décadas de existencia de la empresa. Esta estadística siempre se había pintado de verde y que el porcentaje, aunque pequeño, sea negativo ha dado pie a pensar que la curva ha llegado a su punto más alto y que a partir de ahora se va a ir cuesta abajo y sin frenos.
Echando un vistazo a las estadísticas oficiales que ofrece la propia empresa de las diferentes regiones del mundo, se puede observar que en lugares como EEUU, Canadá o Europa el crecimiento ya se había estancado hace varios trimestres. El problema ahora es que el mercado 'Asia-Pacífico' y ese cajón de sastre llamado 'Resto del mundo' que eran los que tiraban del carro han bajado revoluciones, en el primer caso; o directamente han retrocedido, en el segundo. Es decir, a Facebook se le está acabando el combustible para seguir engordando su parroquia.
En un diagnóstico rápido, hay quien podría suponer que se está pagando la factura de las escandalosas filtraciones de Frances Haugen, exingeniera de la compañía, que hizo de garganta profunda para poner de relieve lo que más de uno y una sospechaba: que la compañía en realidad estaba intoxicada por una cultura en la que la dirección miraba para otro lado en la lucha contra las 'fake news', la desinformación o los discursos del odio para no perjudicar el crecimiento y la buena marcha del negocio.
Mark Zuckerberg y su empresa estrella están pasando por un momento delicado
En parte puede ser así, pero hay otras causas que influyen y mucho en esta crisis. De la misma manera que le ha ocurrido a países como España, Finlandia, Portugal o Japón, la población de Facebook está envejeciendo. La plataforma no consigue atraer a los jóvenes. Precisamente es la franja de edad que menos presencia tiene entre sus fieles. Son porcentajes irrisorios, similares o incluso inferiores a los que tiene en la franja de usuarios mayores de 65 años. El problema es de cajón. Si no engancha a las nuevas generaciones, la plataforma se irá convirtiendo en un Frankenstein repleto de perfiles fantasma hasta languidecer.
Zuckerberg, que suele evitar hablar de rivales, no dudó lo más mínimo en señalar al culpable de esta situación: TikTok. La plataforma de vídeos cortos, propiedad de la compañía china ByteDance, se ha convertido en un fenómeno de masas, especialmente entre los adolescentes. Y como muestra un lunar. En 2021, esa aplicación fue la más descargada las tiendas de iOS y Android, al sumar 656 millones. De esta manera superó a Instagram, Facebook y WhatsApp, segunda, tercera y cuarta, respectivamente, en dicha clasificación.
El mercado del vídeo vertical parece que va a ser uno de los próximos grandes terrenos de batalla entre las compañías de internet. Tales son las expectativas, que hasta un gigante como YouTube ha creado Shorts, una app especifica para no quedarse descolgado en la materia. Para frenar el rodillo TikTok, Mark Zuckerberg, según afirmaron diferentes fuentes a Bloomberg, aseguró en el encuentro con sus empleados que había que fortalecer la oferta de este tipo de contenidos. Destacó la buena marcha de 'Reels', la solución de videos cortos que Instagram ha implementado. Incluso crearon unas gafas de sol junto a la marca Ray Ban, que cuentan con cámaras para grabar contenidos de este tipo.
¿Cuál será el camino que tome Meta?
Detrás de esta declaración de intenciones, se esconde otra bengala de alerta. La solución para la crisis que experimenta su producto estrella, Facebook, no pasa por su producto estrella sino por otros. Y esto es algo que se veía venir. La compañía ha concentrado sus mayores esfuerzos en negocios como WhatsApp o Instagram.
La marca Facebook cotiza a la baja desde hace tiempo. La compañía llevaba meses trabajando en un cambio de identidad de su matriz a sabiendas de este extremo. Un encargo cuyo desenlace se aceleró para intentar calmar la tormenta que se despertó por los papeles de Haugen. Facebook INC, como ya sabe medio planeta, ahora se llama Meta. Solo conserva su viejo nombre en el Nasdaq y eso es probable que cambie más pronto que tarde. La red social sigue también conservando ese nombre, pero ahora, al menos públicamente, está mucho más escondida que antes.
Esta metamorfosis le ha generado un importante desdoblamiento de la personalidad. La elección del nombre de Meta no es en absoluto casual. Lo escogieron porque quieren conquistar el metaverso, que no es otra cosa que la próxima evolución de internet. Un espacio virtual al que accederemos con avatares para trabajar, jugar y otras tantas cosas. Igual les suena la idea de la época del 'Second Life'. La diferencia es que para acceder a este mundo no se utilizarán pantallas sino cascos de realidad virtual y aumentada. ¿Cuál es el problema? Que es una tecnología que aún es más teórica que práctica. Hay muchas preguntas por solucionar y, por tanto, muchas cosas por desarrollar. Eso significa que hay que invertir y quemar mucho dinero.
El dinero para llegar el metaverso
Reality Labs, la división que se encarga de estos desarrollos y que incluye unidades de negocio como Oculus, ingresó el año pasado menos de 2.300 millones. El problema es que las pérdidas se dispararon por encima de lo 10.000 millones. La compañía, que ahora mismo cuenta con prácticamente 70.000 empleados en todo el globo, ha iniciado fuertes movimientos internos para reforzar los equipos dedicados al metaverso, recortando la plantilla de productos clave a día de hoy como sus aplicaciones de redes sociales y también sus presupuestos, generando bastante incertidumbre en parte de su fuerza laboral, como indicaba el 'New York Times' en un completo reportaje publicado hace unos días. Uno de los empleados citados por el rotativo estadounidense afirmaba que la compañía no era la mejor posicionada para liderar esta carrera y que por eso estaba buscando trabajo en otros lugares.
No son los únicos involucrados. Microsoft justificó de Activision la compra por 68.000 millones de dólares en estar preparado para el metaverso. Nvidia tiene planes muy ambiciosos en este sentido. Y lo mismo ocurre con otros como Google, Epic Games o Tencent, entre muchos otros. En este sentido tiene una dificultad añadida: el escrutinio de las autoridades antimonopolio. La gran F es una de las empresas que la clase política de todo el mundo tiene bajo la lupa desde hace tiempo. Algo que le puede dificultar la compra de grandes empresas para reforzar cualquiera de sus líneas de negocio. No se puede obviar en este punto como las autoridades de competencia bloquearon la compra de Giphy, la plataforma más grande de GIF, por las dudas del uso que le iba a dar.
Microsoft también ya empezó a transitar el camino del metaverso
No es la primera vez que ejecuta una transformación mayúscula. Ya lo tuvo que hacer a principios de la pasada década para adaptar su servicio del mundo PC al mundo móvil. La diferencia principal es que los 'smartphones' eran por aquel entonces una tecnología mucho más madura, adoptada y generalizada de lo que es hoy la realidad virtual. Su negocio tradicional juega un papel clave para conseguir el dinero que necesita para financiar el viaje que se abre. La división de 'apps' fue el motor que consiguió que Meta cerrase el pasado año con 40.000 millones de dólares de beneficios.
A pesar de la grieta en sus cimientos y el retroceso que empieza a dibujar, todavía sigue siendo un titán de la publicidad 'online', su principal fuente de ingresos. En este sentido, también se presentan ciertos desafíos. Cuando transicionó al mundo móvil no tenía un rival fuerte como ahora lo puede ser TikTok y ByteDance. Pero se presentan muchas otras amenazas para sus intereses. Una de ellas es la decisión de Apple de dotar de más herramientas a los usuarios de sus dispositivos para bloquear el rastreo y la extracción de sus datos por parte de las diferentes aplicaciones.
Algo que directamente impacta en los intereses de la empresa antes conocida como Facebook. En este sentido, según indicaron la propia dirección de la compañía en la presentación de resultados, calculan que podrían sufrir este año una reducción de 10.000 millones de dólares de ingresos. Y este problema podría agravarse si esa tendencia se populariza. Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Meta, reconoció a los inversores que este tipo de soluciones reduce la precisión de la publicidad dirigida e implica "mayor coste" para conseguir resultados, admitiendo que se ha tenido que invertir para reorientar la infraestructura publicitaria de la compañía, indicó El Confidencial.