En los últimos tiempos, se puso de moda la antinomia bancos versus fintech. Enfrentados, en veredas opuestas y competidores acérrimos. Al fin y al cabo, no parece tan fuera de contexto: estamos demasiado habituados a las antinomias Boca-River –o, en mi caso, Racing-Independiente– y desde hace décadas vemos enfrentamientos por ideas políticas y hasta por marca de autos. Pero volvamos al eje: ¿bancos y fintech pueden colaborar?
Tratemos de entender razones desde ambos lados. Los bancos tienen un negocio que funciona muy bien, cada cual con su especialidad (banca privada o pública) orientada a personas, empresas, gobiernos, inversión, etc.
Las fintech, impulsadas por el contexto internacional, encuentran una gran oportunidad de brindar servicios de mayor valor agregado a clientes actuales de los bancos o bien a segmentos no incluidos en la banca tradicional, ya sea no bancarizados o bancarizados que se comportan como si no lo fueran.
¿Qué es lo que cada uno ve de negativo en el otro? Muchas cosas. Sintetizando, los bancos ven en las fintech competidores que vienen a "robarle" clientes, negocio y, por ende, rentabilidad. Las fintech ven que los bancos están atrasados, no son ágiles y no se preocupan "verdaderamente" por sus clientes.
En la dinámica de negocio de los últimos años, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) generó un gran número de iniciativas para "abrir" el mercado y que empiecen a coexistir ambos mundos.
Por ejemplo, el impulso a nuevos medios de pago como el PEI (Pago Electrónico Inmediato), con billeteras digitales, apps con dongles o códigos QR para pagos en comercios o botones de pago para el e-commerce, para uso en empresas de recaudación de impuestos y servicios, supermercados, entre otros. También el DEBIN (Débito Automático Inmediato), los cajeros automáticos que pueden ser atendidos en el día a día (con las recargas de efectivo) por los comercios, etc.
El crear esta clase de herramientas y el favorecer que las startups piensen nuevas formas de resolver viejos y nuevos problemas ayuda enormemente a crear nuevos ecosistemas. Aquí está la clave: los modelos cerrados, donde una o varias empresas se aislaban porque se sentían "amenazadas", son modelos perimidos y sin futuro.
¿Cómo nos damos cuenta? Si existiera alguna duda sobre qué haría un cliente respecto a optar por un mal servicio, una mala atención, versus un producto que tuviera en cuenta sus necesidades, mejore su experiencia y le facilite la vida, no hay mucho que pensar ¿verdad?
En la Argentina, nos acostumbramos durante años a que los clientes eran "cautivos", concepto desagradable como pocos, teniendo en cuenta que a todos nos gusta vivir en libertad y elegir lo que queremos.
¿Cómo sigue la película? En mi opinión, estamos solamente en los umbrales de una nueva era de servicios a los clientes.
Desde el lado de las personas o empresas que requieren un servicio financiero, van a buscar las mejores condiciones: que las aplicaciones tecnológicas sean excelentes, que les permitan realizar todas las operaciones sin necesitar concurrir a una sucursal bancaria, que tengan los mejores estándares de calidad, seguridad, confiabilidad y al menor costo posible (comisiones y tasas).
Del lado de quienes prestan servicios financieros y tecnología, se aplica el dicho de un amigo mío: "todo no se puede", es decir, no hay un solo jugador en el mercado que pueda cumplir con excelencia todo lo que un cliente desea.
¿Cómo se soluciona? Se logra con colaboración, abriendo barreras, tendiendo nuevos puentes entre bancos y fintech, buscando la complementariedad.
Por ejemplo, si el objetivo es lograr la apertura de productos de una persona, se pueden combinar servicios de onboarding digital (biometría aplicada al reconocimiento de la persona para asegurar que es quién dice ser), sumado a servicios bancarios para dar de alta una cuenta, una tarjeta, un préstamo en forma online sin requerir que esa persona vaya a una sucursal bancaria con una carpeta con originales y fotocopias (documento, recibos de sueldo, impuestos para corroborar el domicilio, etcétera).
Como predijo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, "El futuro llegó hace rato" y ya es hora que se concrete en la colaboración de bancos y fintech para que ganen los clientes. Es hora de darnos cuenta que el único enemigo a combatir es el efectivo, todo lo que se pueda lograr para que cada vez se opere más y mejor en forma electrónica reportará beneficios y ahorro de costos para todos.
* Jorge Larravide es gerente comercial de LINK, especialista en tecnología y medios de pago