Los rosarinos José Robledo y Adolfo Rouillón son emprendedores natos. Primero, fundaron Amtec, un software factory que vendieron al gigante mexicano Neoris. Más tarde, elaborando productos congelados de marca blanca para supermercados.
Hasta que combinaron lo mejor de los dos rubros e invirtieron u$s8 millones en la primera alimenticia 100% digital de la Latinoamérica que vio multiplicar por 15 su operación en la cuarentena y ya planea expandirse en la región.
"Al conectar el mundo de la tecnología con el de los alimentos nos fuimos dando cuenta de un montón de ineficiencias en la cadena de producción y también en la falta de innovación", afirma Robledo a iProUP.
Y continúa: "Viendo esos problemas de tantas décadas dijimos: 'Acá hay algo que revolucionar, hay algo que está fallando'".
Esa fue la génesis de Frizata, la primera compañía nativa digital de alimentos congelados en Latinoamérica que se ocupa del ciclo completo: desde el diseño y elaboración de los productos, pasando por su compra online en el sitio web, hasta su delivery directo al consumidor y sin intermediarios, lo que permite ofrecer precios hasta 50% más económicos que sus equivalentes en supermercados.
Diferenciales
"Tenemos unas cartas de productos únicos y elaborados por nosotros que no se pueden conseguir en ningún otro lado, en ningún supermercado, granja ni ningún portal o marketplace online", asegura el emprendedor.
Hoy, el catálogo de Frizata incluye más de 60 artículos y esperan llegar a cerca de 80 para fin de año, lo que la convertirá en la alimenticia de mayor variedad en Latinoamérica. Entre su página se pueden adquirir vegetales, hamburguesas, empanadas, papas, milanesas (carne, pollo y soja), etcétera. Y están preparandose para ofrecer frutas congeladas.
Pero además posee una línea meat free (sin carne), a la que denominaron "Fri", cuyo primer producto fue una hamburguesa (Friburger) y recientemente incorporaron Frinuggets (similares a los bocaditos de pollo) y FriBites (una especie de albóndigas rellenas de queso), todas con proteína vegetal.
Robledo asegura con orgullo que el modelo de Frizata se diferencia de cualquier otra marca tradicional de alimentos en muchos niveles.
"Ante todo, está la relación directa con el cliente. No hay ningún intermediario, distribuidor ni supermercado. Entonces el nivel de experiencia de compra y de consumo es diferente", señala.
El portfolio de Frizata incluye más de 60 productos y llegará a los 80 antes de fin de año
Y agrega: "Eso nos permite ver de primera mano lo que quiere la gente. Muchos de los productos se van mejorando e incluso están creados a partir de lo que nos dice la gente".
En efecto, gracias al big data, pueden conocer lo que desean los consumidores y su equipo de investigación y desarrollo se encarga de crear nuevos platillos o mejorar los existentes. Y, al igual que con el software, los productos poseen "versiones" que se van actualizando en base a la demanda.
Al estar basada en Rosario, en el centro de la Argentina, Frizata suma eficiencia al acorta la distancia de la planta y los proveedores, a quienes elige detenidamente.
"Eso nos permite no sólo asegurar la mejor calidad sino también trabajar en cuestiones de sustentabilidad, como el impacto a nivel medio ambiente que tiene la cría y la producción de la proteína animal", explica
Además, remarca que también les posibilita: "asegurar precio, porque al ir directo al cliente no hay tanta duplicidad de impuestos ni ineficiencias que generan pérdida de alimentos. Todo ese ahorro nosotros lo terminamos volcando en innovación".
Rompiendo el esquema tradicional
Según Robledo, la lógica de los supermercados esconde una trampa: "Ante todo, hay un espacio acotado para exhibir, entonces lo que se propone como nuevo siempre está limitado por ese juego de 'vendo lo que más vende'. Nosotros, al estar en un espacio virtual y no tener que estar duplicando stocks podemos tener una oferta muy amplia de productos, más allá de si rotan más o menos".
Para demostrar su punto, el cofundador de Frizata da un ejemplo claro: "Tenemos un producto que es el palito de mozzarella y la gente nos estaba pidiendo variedad, así que decidimos hacer uno de provolone. Uno de nosotros propuso hacer uno de cheddar, pero no sabíamos si iba a rotar tanto así que decidimos hacer una encuesta en Instagram cuyo resultado fue que el 70% quería el provolone y 30% el de cheddar", relata.
Y continúa: "Internamente, decidimos ir con el provolone pero después pensamos que si había un 30% de gente que quería el de cheddar había que dárselo, así que hicimos los dos. Si tuviéramos la mentalidad tradicional, en el supermercado hubiera terminado sólo uno y el 30% de la gente se habría tenido que privar de tener ese producto".
Hoy, el equipo central de Frizata está conformado por unas 10 personas, pero al sumar todos los colaboradores y el creciente departamento de logística (reparten en Rosario, Córdoba y AMBA), el número de empleados asciende los 200.
Sus fundadores, Adolfo Rouillón y José Robledo.
"Ahora estamos empezando a sumar sociólogos y psicólogos, al ir desde la materia prima hasta el hogar tenemos que conocer desde la parte industrial de los alimentos hasta la parte tecnológica y de ecommerce, seguridad, usabilidad y logística", confía a iProUP.
En este sentido, Robledo argumenta esta decisión en que la economía digital los obliga a estar atentos a cuestiones que el negocio tradicional muchas veces no contempla.
"La experiencia es mucho más amplia que simplemente vender comida y la gente lo valora, se da cuenta de eso. A veces, uno tiende a subestimar, pero hay que entender la complejidad y la realidad es que el consumidor es cada vez más complejo", sentencia.
Para Robledo, esas características de la empresa le permiten también optimizar los tiempos, por lo que lograron implementar un sistema similar al fast-fashion en el que se basa el gigante de la indumentaria Zara, pero traducido al rubro de la alimentación.
"En el sistema tradicional, la creación de nuevos productos no demora menos de entre seis y doce meses, no sólo por las pruebas sino porque hay mucha burocracia. Al no depender de nadie ni tener ningún actor en el medio, no demoramos más de dos o tres meses desde que tenemos la idea hasta que realmente la gente lo puede comprar", explica.
Expansión
Frizata ya está trabajando en nuevos horizontes para la empresa, desde la creación de nuevos productos hasta la expansión a Brasil, prevista para fin de año, pero también son conscientes de que todavía hay mucho para hacer.
El único ingrediente de origen animal que tienen los Frinugget es huevo
"Obviamente la inversión inicial es importante y si bien hoy el volumen de crecimiento es muy grande -desde diciembre del año pasado hasta ahora, más de 15 veces- obviamente por la velocidad en la que queremos crecer e innovar sabemos que este es el momento de seguir invirtiendo. Nuestra expectativa no es ganar dinero hoy, obviamente que hay una monetización en el mediano plazo, pero es el momento de invertir y de apostar a una marca regional".
Los motivos para hacerlo son muchos, pero el vínculo con los clientes es uno de los más importantes. "Hay gente que entró a la compra online a través de Frizata, fuimos su primera compra en internet y nos sorprende porque vemos usuarios de 80 o más que compran ellos mismos, no sus hijos o nietos. Es realmente emocionante ver gente de esa edad escribiéndonos, haciéndonos consultas y felicitándonos", concluye Robledo.