El servicio de aduanas y protección fronteriza de Estados Unidos, (CBP por sus siglas en inglés), dijo el 5 de diciembre que no seguirá adelante con su plan para exigir que los ciudadanos estadounidenses se sometan a un escaneo biométrico al ingresar o salir del país.
Actualmente, los ciudadanos tienen derecho a optar por no participar en los escaneos, pero la CBP planeaba que fuera obligatorio para todos los viajeros. La propuesta se publicó por primera vez durante la primavera de 2018 en la agenda unificada de acciones regulatorias y desreguladoras, un resumen de propuestas que la administración Trump publica cada tres meses.
"No hay planes actuales para exigir a los ciudadanos estadounidenses que sus rostros sean escaneados a la entrada y salida de Estados Unidos", dijo la agencia en un comunicado. "La CBP tiene la intención de eliminar la propuesta de regulación de la agenda unificada la próxima vez que se publique".
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Este proceso de elaboración de normas permite que se reciban comentarios públicos sobre una propuesta antes de que esta pueda convertirse en una nueva regulación. El programa de reconocimiento biométrico voluntario se ha expandido a, al menos, 17 aeropuertos de EE.UU., y la CBP planea que se escanee al 97 por ciento de los pasajeros salientes en 2021.
El sistema escanea las caras de los pasajeros justo antes de embarcar en los aviones y promete acelerar los procesos para los viajeros internacionales a través de los aeropuertos, pero los defensores de la privacidad han expresado su preocupación ante el gran porcentaje de falsos negativos para las mujeres y las personas de color. También hay preocupaciones sobre si hay suficientes controles sobre cómo los organismos gubernamentales pueden utilizar los datos biométricos.
Este sistema guarda las fotos de ciudadanos estadounidenses durante 12 horas y las de los no ciudadanos del país durante 14 días, pero también las comparte con la base de datos del departamento de seguridad nacional de Estados Unidos (DHS por sus siglas en inglés) llamada IDENT, que almacena las fotos durante 75 años.
En un comunicado, el analista de políticas de la unión estadounidense por las libertades civiles, Jay Stanley, dijo que la regla nunca debería haber sido propuesta. Además, dijo que la tecnología continúa planteando importantes preocupaciones en torno a la privacidad, incluso aunque no se termine aprobando. "No se puede confiar en el gobierno con esta tecnología de vigilancia, y el Congreso debería frenar su uso", dijo Stanley.