El miedo a que los robots le quiten el trabajo a los humanos tiene precedentes de varias décadas atrás. Cuando era presidente de EE UU, Lyndon B. Johnson mandó crear una comisión para ver el impacto de la automatización en el mercado laboral. Los expertos resumieron la situación con una frase lapidaria aplicable hoy: "la tecnología elimina empleos, no trabajo".

Aunque en el largo plazo las consecuencias de la automatización puedan parecer ilusionantes, parece claro que en un período más corto va a tener un impacto negativo en el mercado laboral. Es por eso que el sitio Retina consultó con varios expertos para conocer su opinión sobre la cuestión.

Michael Wade, experto en transformación digital del instituto de empresa IMD

"Cientos de millones de personas van a perder su puesto de trabajo en los próximos 15 años y no estamos listos para ello". 

En su opinión, el problema se acrecienta porque va a golpear más a las clases medias formadas y menos a las clases bajas. Para ilustrarlo, recurrió a un ejemplo muy gráfico: el desarrollo de los coches autónomos. "En Europa hay entre tres y cinco millones de personas dedicadas al transporte y se quedarán sin su puesto de trabajo".

Amador Menéndez, investigador y divulgador científico.

"En el MIT llegamos a trabajar con escenarios en los que valorábamos un 80% de desempleo mundial".

Su experiencia en el prestigioso instituto tecnológico le lleva a concluir que la robótica favorecerá el aumento del desempleo y que la mejor respuesta ante este problema será decantarse por profesiones en las que las máquinas no puedan hacerlo mejor que los humanos. 

Ryan Avent, especialista en historia económica y editor de The Economist. 

"Hasta ahora, la revolución digital ha hecho más por reducir los ingresos de los trabajadores y por perjudicar a las personas con menos habilidades digitales que por crear nuevas oportunidades laborales".

Avent no duda en afirmar que la automatización ya está reemplazando a determinados trabajadores y reemplazarán todavía a más en el futuro. "Además, la tecnología impulsa de manera espectacular la productividad de algunos trabajadores altamente cualificados, a quienes permite desempeñar el trabajo que previamente habría sido preciso distribuir entre varias personas".

Paul Duan, presidente de la ONG Bayes Impact.

"Nos dicen que la inteligencia artificial va a destruir los empleos. El mundo está cambiando muy rápido y, si no utilizamos la tecnología acompañada de valores y pensando en qué sociedad queremos crear, podemos terminar en una distopía como las que se muestran en la serie Black Mirror".

Este joven emprendedor social considera que la revolución tecnológica está dejando demasiadas incógnitas y la sociedad no tiene claro hacia dónde dirigirse. Para combatir estos problemas, decidió recurrir al big data para ayudar a los desempleados a encontrar trabajo, mejorar la atención sanitaria y monitorizar el uso de la fuerza policial.

Carl Benedikt Frey, fundador del programa de tecnología y empleo en la Oxford Martin School.

"El aprendizaje automático tiene una ventaja comparativa con los seres humanos porque siempre sigue las reglas, tiene continuidad y no necesitas estar encima de su trabajo".

No se explica que la sociedad esté tan poco preocupada por el impacto de la automatización del empleo y sus previsiones para un futuro más próximo no son precisamente tranquilizadoras. "Soy optimista acerca del cambio tecnológico actual, pero a corto plazo puede provocar traumas sociales muy desalentadores", afirmó.

Mark Graham, profesor de geografía de internet en la Universidad de Oxford.

"La automatización del mercado laboral va a promover la desigualdad si no encontramos formas de redistribuir los beneficios que acumularán los propietarios del capital".

Graham aboga por un nuevo contrato social entre trabajadores, empresas y Estado para resistir la erosión que produce la automatización en sus condiciones laborales. Echando la vista al futuro, no piensa que el mercado laboral vaya a adoptar una regulación más efectiva y cree que los trabajadores no tendrán una mayor fuerza colectiva. 

Manuel Alejandro Hidalgo, economista y secretario general de Economía de la Junta de Andalucía. 

"No viviremos ese apocalipsis robot que algunos vaticinan. Aunque tampoco será inocuo. Lo observaremos en la desigualdad".

A corto plazo, vaticina que, con la automatización, habrá mucha destrucción de empleo pero no cree que el desempleo vaya a ser sostenible. Aunque al principio parezca que el crecimiento del trabajo sea difuso, Hidalgo confía en que, con el tiempo, será mayor.

Roberto Sánchez, director general de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información del Ministerio de Economía.

"La IA no impacta tanto sobre el número de empleos como en la manera en que ejerceremos cada actividad. El debate de la redistribución del empleo se enmarca en uno mayor: cómo redistribuir de modo justo las ganancias de productividad obtenidas con la IA".

Su respuesta a si la sociedad está preparada para el cambio se puede entender más como un compromiso profesional que como una frase de alivio."Hemos de promover el desarrollo de las competencias digitales, hacer accesible la financiación a cada persona y empresa que tenga una idea que nos permita avanzar como país y extender la conectividad a todos los rincones".

Jorge Díaz Lanchas, investigador en comercio y economía regional de la Comisión Europea.

"Hemos de centrar nuestra atención en políticas muy locales, y no tan generales, si queremos paliar los efectos negativos de la automatización".

Su análisis viene como respuesta a un trabajo de investigadores del MIT y la Universidad de Yale que concluía que un nuevo robot quita el trabajo a 5.6 trabajadores y reduce los salarios un 0.5%. Díaz critica con esta frase que la mayoría de estudios acerca del impacto de la automatización se centran en los efectos a nivel nacional y alerta de la importancia de poner el foco en el entorno local, ya que el tipo de empleo disponible puede variar mucho entre zonas de un mismo país.

Tras estas visiones apocalípticas hay algunos expertos que comparten una visión más utópica sobre el impacto de las nuevas tecnologías en nuestro entorno laboral.

Mary Gray, antropóloga e investigadora en Microsoft Research.

"El deseo de eliminar el trabajo humano siempre genera nuevas tareas para los humanos".

La autora del libro "Trabajo fantasma" apuntaba que la mayoría de los trabajos automatizados necesitarán personas que les den cobertura continuamente, afinando y cuidando los procesos informáticos. "Dado que las tareas que se demandan son dinámicas, no meramente mecánicas, es difícil sacar a los humanos del círculo", aseguró. "Identificar discursos de odio o enmendar correctamente una declaración de impuestos requiere discernimiento humano".

Manish Sharma, responsable de operaciones e ingeniero de Accenture Operations.

"Nunca deberíamos temer a la automatización. Miremos lo que ha pasado desde la revolución industrial. La automatización conduce a más trabajos, nunca los reduce".

El directivo hindú se pregunta por qué deben seguir existiendo trabajos aburridos cuando lo que pretende la humanidad es progresar y mejorar su calidad de vida. La automatización es la forma que tiene de hacerlo. "No hay nada que temer: deberíamos darle la bienvenida", aseguró.

Seth Benzell, investigador del área de Economía Digital del MIT.

"Aunque la automatización ya sea posible, muchas veces no convendrá hacerla. Incluso aunque vayan surgiendo robots capaces de realizar esas tareas al 100%, serán máquinas muy caras y lo seguirán siendo durante muchísimos años".

Para explicarlo, puso como ejemplo a Amazon. Si la tecnológica automatizara los repartos gracias a una furgoneta autónoma, seguiría haciendo falta una persona que baje el paquete del vehículo y lo entregue a su destinatario. "¿Tiene sentido invertir en esa automatización del 95% cuando dentro de la furgoneta debe ir siempre una persona que solo realiza ese 5% restante pero a la que se le deberá pagar por todas las horas que ha estado simplemente sentada?", inquiría.

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