Hace poco más de un año comenzó la proliferación de un sector que no ha dejado de crecer. Se trata del mercado de los artificiales, una industria que integra soluciones tecnológicas y un claro objetivo de sustentabilidad.
Apalancado por empresas como Beyond Meat e Impossible Foods, ambas de Estados Unidos, comenzaron a surgir alternativas en distintos lugares del mundo. Por ejemplo, una de las más reconocidas en América Latina es NotCo, la empresa chilena que utiliza inteligencia artificial para crear alimentos.
Argentina no se quiere quedar atrás en el desarrollo de esta industria. Por eso, y bajo la previsión que de que en unos 10 años caerá el consumo de carne animal, el laboratorio nacional Craveri está investigando la producción de alimentos alternativos.
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BIFE (por la sigla Bio Ingeniería en la Fábrica de Elaborados) es la encargada de "cultivar carne" vacuna. Para lograrlo, los investigadores reproducen las células del animal fuera del cuerpo.
Tal como explica Clarín, el proceso comienza con la obtención de una pequeña muestra del tejido muscular del animal vivo, en un procedimiento rápido, inofensivo y bajo anestesia. Esa biopsia se transporta en un medio de cultivo controlado desde un campo en Atalaya, a 100 kilómetros de Buenos Aires, hasta el laboratorio ubicado en el porteño barrio de Caballito.
Allí se realizan procedimientos para aislar células de un tipo particular, denominadas satélites, cuya función natural es crear nuevos tejidos cuando los músculos son dañados. Esta capacidad es la que se aprovecha para la fabricación de la carne cultivada.
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In vitro, con nutrientes y factores de crecimiento, las células proliferan del mismo modo que lo harían en el animal, hasta multiplicar esa pequeña muestra millones de veces, y constituir estructuras fusionadas de 0,3 milímetros de largo, denominadas miotúbulos. Estos se colocan en un soporte que favorece la tendencia natural de las células a contraerse, de modo que se formen pequeños anillos de tejido muscular.
¿El resultado? De una muestra original de 5 milímetros se pueden obtener 800 millones de anillos de tejido muscular, lo necesario para hacer 80.000 hamburguesas.
"Se lograrán las texturas y hasta los sabores ideales. Incluso el valor nutricional será igual, con la posibilidad de regular, por ejemplo, la cantidad de materia grasa o incorporarle vitaminas y minerales. Estamos proyectando la asociación con chefs que puedan desarrollar las instancias de gastronomía comercial", asegura Laura Correa, licenciada en Ciencias Biológicas y responsable de la división Bioingeniería de Laboratorio Craveri
El principal argumento de la "agricultura celular" es dar una respuesta al crecimiento poblacional y sus necesidades alimentarias, ofreciendo una producción sustentable a partir del cultivo de células, que eviten el sacrificio animal.