En un entorno cambiante, que evoluciona cada vez más rápido y está en constante movimiento, una organización ágil (agile, del inglés) es capaz de realizar gran cantidad de movimientos dinámicos en un contexto cada vez más tecnológico y mecanizado. Puede adaptarse a las condiciones externas, climatológicas y horarias y, por tanto, al entorno, ya que cuenta con equipos transversales con capacidad de respuesta, que se alejan de los tradicionales departamentos que funcionan como vagones estancos.
Aunque no hay soluciones milagrosas existen cinco etapas, a modo de guía de viaje, que ayudan a orientar con éxito el recorrido de una empresa lenta en su despegue hacia una mayor agilidad según artículo del sitio Retina.
Etapa 1
Vincular las capacidades ágiles a las prioridades estratégicas a bordo
Si la estrategia es llevar productos y servicios más rápido al mercado, las capacidades deben estar enfocadas a hacer hincapié en un despliegue veloz de soluciones. Pero si la estrategia es el lanzamiento de productos innovadores, conviene centrarse en el análisis de las necesidades y de los datos del cliente, así como en potenciar el diseño.
Etapa 2
Establecer equipos equilibrados de tripulantes.
La cabin crew debe de contar con un talento suficiente que tiene que potenciarse internamente a través de reskilling, o bien importarse de fuera. Este debe de ir acompañado de una inversión suficiente que ayude a la transformación de roles, habilidades y mentalidades.
Etapa 3
Fijar itinerarios de aprendizaje que maximicen el cambio en el comportamiento.
El aprendizaje necesita tiempo y equipos capacitados para trabajar en ciclos rápidos con tomas de decisiones efectivas. Debe estar basado en objetivos claros y orientado a generar una comunidad de tripulantes que se entrenen de forma mutua.
Etapa 4
Medir los resultados en el desarrollo de las capacidades de la flota.
Es necesario recoger métricas de comportamientos, mejoras o simplemente de la evolución de negocio y equipos con el fin de extraer conclusiones que ayuden a aprender y mejorar el día a día.
Etapa 5
Formar una academia de pilotos ágil
Desarrollar una cultura orientada al aprendizaje y centrada en desarrollar el talento necesario para impulsar una transformación duradera, incluyendo una inversión en tecnología.
Como ejemplo para ilustrar esta guía, la compañía energética BP estableció un equipo multidisciplinario con el fin de optimizar los controles de sus embarcaciones en Azerbaiyán y agilizar estos flujos de trabajo, que supuso un ahorro de 60 millones de dólares en costos logísticos. En los casos de otras industrias son comunes los resultados entre un 20 y 40%. Iniciativas de este tipo son esenciales para acelerar la transformación así como formar una comunidad robusta de profesionales con nuevas skills aplicables a múltiples funciones.
La agilidad permite que las organizaciones se desarrollen mediante un equilibrio entre la estabilidad y el dinamismo, que suaviza las jerarquías y pone el foco en los verdaderos problemas del negocio, con el fin de crecer en un momento de oportunidades sin precedentes.
Esto solo es posible desarrollando una red coordinada de equipos de expertos con un talento suficiente cuyo trabajo se asiente en la calidad y la transparencia, con métricas capaces de evaluar competencias, esfuerzo y mejoras, y con una tecnología suficiente e integrada, que genere valor y permita reaccionar de forma eficaz y resolutiva.