La anestesia, los antibióticos, las técnicas de imágenes como los rayos X, las vacunas, el descubrimiento del ADN y las computadoras son algunos de los desarrollos que cambiaron el sector de salud y colaboraron para salvar muchas vidas.
Existen muchas otras invenciones que pueden engrosar esta lista. Pero una de las que prometen revolucionar la medicina es la impresora 3D, que permite armar modelos para simular operaciones, elaborar prótesis, y hasta reconstruir o crear órganos para trasplantes.
Matías Biancucci, cofundador y socio gerente de MIRAI 3D, cree con absoluta convicción que esta tedendencia está cambiando radicalmente la industria de la salud.
"Como principal ventaja permite desarrollar soluciones a medida de cada paciente, de manera tal que los tratamientos y productos médicos pasarán a ser 100 por ciento personalizados en lugar de tener presentaciones estándar", sostiene el emprendedor.
Y agrega: "Las principales aplicaciones son biomodelos para planificación de cirugías, implantes y guías quirúrgicas a medida, impresión de órganos artificiales, de sustitutos óseos y dosaje de fármacos".
Por su parte, Nicolás Berenfeld, head of Business de WeBio, startup especializada en bioimpresión 3D, coincide y subraya dos aplicaciones que se destacan actualmente: las impresiones de modelos prequirúrgicos y la bioimpresión 3D.
En el primer caso, se crean, en plástico, órganos o huesos que ayuden a planificar mejor una cirugía.
"Sacan el modelo 3D de una tomografía, por ejemplo, para tener la situación real del paciente y eso permite al médico entender mejor cómo proceder en su intervención. Para esto se usan impresoras 3D común de tecnología FDM, es decir, accesibles para de todos", explica Berenfeld.
Mientras que la bioimpresión 3D consiste en el uso de células humanas para recrear tejidos y futuros órganos funcionales. En este caso, se utiliza una bioimpresora, que es una máquina que funciona con jeringas y con mayor precisión.
De esta forma, se imprime una estructura en 3D a partir de biotintas, que tienen una contextura similar a la gelatina. Esta estructura se coloca en un medio de cultivo para que las células crezcan y se difundan en la estructura, reemplazando poco a poco la gelatina por el tejido deseado.
"Dentro de 15 o 20 años vamos a poder aplicar el mismo proceso pero con una mayor variedad de tejidos y así llegar a un órgano entero. La gran ventaja es trabajar directamente con las células del paciente para evitar cualquier probabilidad de rechazo", adelanta el ejecutivo de WeBio.
En tanto que Andrés Sanhueza, director ejecutivo de la firma chilena Calce 3D, señala que otras aplicaciones frecuentes son las prótesis dentales y de extremidades.
Desde el ITBA, Jorge Leporati, responsable del Laboratorio de Manufactura Digital, destaca en conversación con iProUP que son sustanciales las ventajas detrás de la aplicación de esta tecnología.
"Se le brinda más seguridad al paciente, disminuyen los tiempos de anestesia y reduce los tiempos de quirófano, entre otros beneficios", detalla.
Pioneros en la región
WeBio apunta en la primera etapa de la startup a ayudar a las farmacéuticas a mejorar los ensayos de drogas.
"El 90% de las drogas que pasan las pruebas preclínicas no funcionan en el cuerpo humano y muchas veces ponen en riesgo la salud del paciente. Estamos convencidos que con la bioimpresión las farmacéuticas van a poder mejorar sus procesos de ensayo probando las drogas en tejidos bioimpresos", asegura Berenfeld.
En este sentido, añade que "es un entorno mucho más cercano a la realidad que los entornos de ensayos actuales y sin poner en riesgo la salud de un ser humano, además de reducir drásticamente las pruebas en animales".
A largo plazo, los fundadores de la empresa quieren usar esos mismos tejidos para medicina regenerativa.
"Y mucho más adelante queremos imprimir órganos para solucionar los problemas de compatibilidad y tiemposde las personas que están esperando un órgano para realizarse un trasplante", explica.
Biancucci, de MIRAI 3D, cuenta que su empresa fabrica biomodelos para planificación de cirugías complejas, principalmente oncológicas de riñón, tórax, y cabeza y cuello.
"Desarrollamos simuladores ultrarrealistas para cirugía mínimamente invasiva, endoscopía y cirugía plástica. Esto le permite al médico entrar al quirófano sabiendo perfectamente con lo que se encontrará al abordar al paciente, aumentando la seguridad y reduciendo costos. También facilita el desarrollo de habilidades médicas manuales en estudiantes de medicina o profesionales que realizan cursos de posgrado", resume.
Otra flamante compañía argentina es Medical Design, que se dedica a la impresión en 3D, con plástico rígido o flexible, adecuada a la anatomía de cada paciente.
Como en los casos anteriores, estos modelos permiten ensayar al médico, antes de la cirugía. "Nuestro servicio consta de varias reuniones con cada médico para garantizar y optimizar el mejor modelo de la anatomía del paciente", cuenta George Kassis, CEO y cofundador de la firma.
Del otro lado de la cordillera, otra de las empresas que se destaca es Calce 3D. Esta firma se especializa en la fabricación de una de las piezas más importantes de la prótesis: la cavidad, que es la unión entre la extremidad residual del usuario y el resto de la prótesis.
"Para fabricar esta pieza utilizamos escáneres e impresoras 3D de bajo costo, digitalizando completamente un procedimiento que se ha hecho de manera muy artesanal por décadas con moldes de yeso y de herramientas de taller", explica Sanhueza, director ejecutivo de la empresa.
"Logramos duplicar y hasta triplicar la capacidad productiva de los centros médicos de prótesis. También hemos implementado otros servicios como las máscaras de compresión facial para quemaduras grandes, o fundas cosméticas para cubrir los tubos de prótesis", sostiene.
Frente a este panorama en el que los avances de la impresión 3D son inminentes y necesarios, el Departamento de Ingeniería Industrial del Instituto Tecnológico del Buenos Aires (ITBA) anunció la inauguración del Laboratorio de Manufactura Digital.
Se trata de un espacio equipado con tecnología de última generación destinado a estimular investigaciones y desarrollo de prototipos de gran precisión. Simulaciones quirúrgicas, preparados médicos, prótesis y productos finales para uso industrial, son algunas de las prácticas que se podrán realizar con esta nueva tecnología. El laboratorio cuenta con una impresora 3D avanzada, modelo Stratasys J750, donada por Techint.
Barreras y panorama
"No olvidemos que la piedra angular para la adopción de estas tecnologías es la constante búsqueda de innovación para encontrar usos disruptivos y de alto impacto que desarrollen el ecosistema y a la vez el mercado de la impresión 3D", reflexiona el director ejecutivo de Calce 3D.
Ante la consulta de iProUP sobre el uso y futuro de esta tecnología en el país, Bianucci considera que la Argentina, está bastante avanzada en la región.
"Aún no es habitual su uso, pero cada vez más los profesionales incorporan prestaciones vinculadas a la impresión 3D en sus tratamientos. Lo que dificulta la expansión de la tecnología son las regulaciones y principalmente la delicada situación económica general del país", reconoce. Aunque matiza que el país aún está un paso por detrás en comparación con el resto del mundo.
Las instituciones más importantes a nivel global, como la Mayo Clinic de los Estados Unidos, disponen de un centro de impresión 3D intrahospitalario que provee servicios a todas las áreas del hospital. Mientras que en Irlanda todas estas tecnologías son cubiertas por las empresas prestadoras de servicios de salud, algo que en Argentina aún no es habitual", observa.
Todos los entrevistados por iProUP coinciden en que en nuestro país la impresión 3D en medicina está creciendo a pasos agigantados.
"Hemos notado como desde enero de este año a la fecha, los médicos están muy familiarizados con el tema. Situación que a principio de año no ocurría. Esto nos hace creer que en 2019 va a crecer mucho más", señala Kassis, de Medical Design.
"Con respecto a la región estamos un poco atrasados, pero creo que vamos a poder alcanzar y hasta superar a los países limítrofes como Brasil y Chile", subraya.
Según su visión, la falta de inversión en tecnología y de capacitación hacen que las implementaciones sean más lentas en la Argentina.
"No podemos olvidarnos también de las certificaciones, los costos, los tiempos de gestión y los requisitos para realizarlas son muy altos", afirma.
Mientras Leporati, del ITBA, es muy optimista ante la consulta de iProUP por el futuro de esta tecnología.
"Se va a ir generalizando su uso y va a empezar a suceder naturalmente. Hoy toda esta tecnología se encuentra al servicio de la salud, lo que marca gran cambio en la seguridad del paciente a la hora de realizar una intervención de riesgo", concluyó.