La startup rusa Promobot está vendiendo androides autónomos, cuyo aspecto puede ser personalizado y encargado por los compradores para que el bot se parezca a quien desee.
De este modo, cualquier usuario podrá solicitar un robot con cualquier apariencia. Se puede "imaginar una réplica de Michael Jordan vendiendo baloncesto uniformes y William Shakespeare leyendo sus propios textos en un museo", dijo Aleksei Iuzhakov, presidente de la Junta Directiva de Promobot.
El Robo-C de Promobot no puede caminar, pero su cuello y su torso tienen tres grados de libertad de movimiento, según indican desde el sitio web de la startup.
Su cara tiene 18 partes móviles, que permiten al robot producir 600 microexpresiones, y su software de Inteligencia Artificial cuenta con 100.000 módulos de voz.
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"El momento clave en el desarrollo de Robo-C es la digitalización de la personalidad y la creación de una apariencia individual", dijo el cofundador de Promobot, Oleg Kivokurtsev, a CNBC. "Como resultado, la inmortalidad digital, que podemos ofrecer a nuestros clientes".
Un proyecto que a muchos puede resultar siniestro y a otros, funcional y atractivo. Por el momento, Promobot ya se encuentra recibiendo pedidos de Robo-C y ha comenzado a construir cuatro clones de robots, según revela Business Insider.
Uno de los bots estará estacionado en un centro de servicio del gobierno donde realizará varias funciones, incluyendo la tarea de escanear pasaportes. Otro se tratará de un clon de Albert Einstein para una exposición de robots.
Los dos últimos serán clones de robots del padre y la madre en una familia del Medio Oriente, que ha encargado a los autómatas con el extraño propósito de "saludar a los invitados".