Uber, Lyft y ahora WeWork son el símbolo de una nueva economía, donde las empresas no logran generar ingresos a pesar de su expansión acelerada y global
07.10.2019 • 10:52hs • Crisis en el mercado
Crisis en el mercado
Luego del fracaso de WeWork, los unicornios enfrentan un "baño de realidad"
La situación delicada de WeWork encendió las luces de alarma en Wall Street y en las grandes compañías tecnológicas. Uber, Lyft y ahora WeWork son el símbolo de una nueva economía, donde las empresas no logran generar ingresos a pesar de su expansión acelerada y global
Como explica Diario Financiero de Chile, el ejemplo de Uber retrata la actualidad de un sector tambaleante. A pesar de sumar pérdidas por más de US$ 11 mil millones desde su primer viaje en 2011, y ni un solo año con ganancias, la firma se abrió a bolsa en mayo, con miras a lograr un valor de mercado de US$ 82 mil millones. Así, valdría más que General Electric y casi lo mismo que American Express hoy.
El de Lyft es otro caso emblemático. Meses atrás, las acciones subieron más de un 21% en sus primeras operaciones en volsa y el valor de la empresa se disparó hasta los u$s 15 mil millones. Sin embargo, acumula pérdidas por u$s 2.281 millones en los últimos tres años.
Al igual que Lyft y otros "unicornios" tecnológicos (empresas con valoraciones por encima de los US$ 1.000 millones), Uber justifica sus millonarias pérdidas con sus agresivos planes de crecimiento. Pero el que en el pasado inversionistas privados hayan estado dispuestos a financiar a Uber y Lyft, era algo que en el mercado no iba a repetirse.
Estos casos generaron una gran desconfianza de los mercados en las compañías. Softbank, Golden Sachs, JPMorgan y hasta el fondo de inversión de Harvard son algunas de las firmas que invirtieron en WeWork y que hoy, con la crisis más vigente que nunca, se replantean sus movimientos financieros.
"No estamos viendo el fin de una burbuja… No todavía", afirma Rett Wallace, cofundador y CEO de Triton Research, que se especializa en OPIs tecnológicas. "Todavía hay mucho dinero para invertir", agrega.
Martin Kenney, profesor de la Universidad de California Davis, investigó la nueva dinámica que se está generando en el mercado, con la creciente inversión privada en este tipo de empresas. En su análisis, publicado en marzo, Kenney determinó que en este segmento las utilidades no son un factor determinante.
"Paradójicamente, el objetivo no parece ser un negocio sustentable, si los inversionistas iniciales y los fundadores pueden vender sus participaciones a un mayor valor a quienes ingresen después a la propiedad, ya sea a través de una venta directa o una OPI, antes de que la empresa pueda probar su capacidad de generar utilidades", explica Kenney en su investigación.
Pero si bien puede que los casos de WeWork y Uber no cambien el apetito de los inversionistas por las nuevas tecnológicas, Wallace cree que a partir de ahora habrá una mayor convergencia entre lo que piden los inversionistas públicos y los fondos privados. "El mayor cambio post-WeWork será operativo; las empresas deberán poner un mayor foco en lograr rentabilidad y no sólo en su crecimiento", afirma.
Wallace está convencido de que "buenas empresas, con buen modelo de negocio y buena administración" no tendrán problemas en conseguir financiamiento. En una paradoja, las empresas que exhiban estos factores, incluso ni siquiera necesiten abrirse a bolsa para conseguir más capital.
Eso sí, los unicornios perdieron su encanto. Los inversionistas querrán menos misticismo, y más números; menos magia y más información.