Andrés Vior, country manager de la empresa Intive Argentina, analiza en la siguiente entrevista la relación entre la Argentina y los gigantes tecnológicos globales y la conveniencia de que el Estado disponga de un embajador para negociar con estos grupos empresarios.
Vior está al frente de la operación local de esta empresa de software que da servicios a clientes en los Estados Unidos, entre otros países.
-¿La Argentina debería tener un embajador para relacionarse con los gigantes de la industria tecnológica?
-En cada misión comercial que se realiza a lugares como New York o Silicon Valley se hace evidente que tener equipos diplomáticos especializados en tecnología es una necesidad concreta para seguir haciendo crecer una industria que exportó US$ 5.900 millones en 2017 y que representa el tercer completo exportador del país.
La figura de un embajador tecnológico podría ayudar a acercar a la industria a los mercados más exigentes que requieren una especialización que hoy, lamentablemente, la diplomacia no posee.
-¿Cuáles serían las ventajas y desventajas de tener un diplomático de estas características?
-La ventaja está dada por la necesidad de conocer y estar en permanente contacto con los retos que la innovación y el cambio tecnológico nos plantea, los cuales no solo tienen que ver con lo tecnológico, sino también con todo aquello vinculado a lo político, lo legal y, desde ya, lo económico por lo que estas grandes compañías generan.
De hecho, no podemos desconocer la presión que los gigantes tecnológicos ejercen sobre los gobiernos, la seguridad y la protección de la información de las personas, ni el poder generador de empleo que poseen. La desventaja tal vez podría darse por la intervención de la política en un mundo aparentemente legislado por lo corporativo y sus reglas.
-¿Los gigantes tecnológicos tienen ahora tanto poder como muchos gobiernos, si no es que más?
-Sin dudas, y lamentablemente no hay políticas de soberanía digital muy claras, ni en Argentina ni en la región. Ayer la disputa sobre Libra, la moneda virtual que propone sacar Facebook en conjunto con otras corporaciones, terminó con el rechazo por parte de la Unión Europea (UE); pero, aun así, es difícil saber qué estrategia pueden tomar los países para controlar la información de sus ciudadanos, las transacciones comerciales, los movimientos de dinero, etc.
Sin lugar a dudas, las grandes tecnológicas son solo el ejemplo más visible de un significativo aumento del poder monopólico y oligopólico en una amplia variedad de sectores de la economía estadounidense y mundial.
-¿Estas empresas han pasado de ser compañías con intereses comerciales a convertirse, realmente, en actores de hecho en la política exterior?
-Claramente los datos personales son cuestiones de soberanía y seguridad de cada país, mucho más que simples problemas comerciales. Documentales como "The Great Hack" muestran el poder que pueden tener las grandes plataformas para recolectar información, y el riesgo de que sea utilizada para llevar a cabo manipulaciones masivas que tengan un impacto directo en las democracias del mundo.
Esto implica un problema que debe ser considerado en el plano político y no comercial, por eso no está claro si el rol que se necesita es únicamente el de embajador, o tal vez sumar un rol similar dentro del Gabinete de Gobierno, con el objetivo de incluir en la agenda el tema de soberanía digital, cuestión que impacta directamente en la seguridad, la defensa, la industria, etc.
-¿Cuáles son los retos que el cambio tecnológico ha planteado y que han afectado a las democracias occidentales? Por ejemplo, la difusión en redes sociales de contenido controversial en términos políticos, cuestiones sobre la privacidad y los servicios que almacenan gran cantidad de datos, la seguridad cibernética y los bajos impuestos que pagan las empresas fuera de Estados Unidos.
-Para ver el caso concreto de Argentina, el video del CEO de Cambridge Analytica reconociendo su participación en la campaña del 2017 es un claro ejemplo: deja en evidencia que fuimos afectados por una empresa que utilizaba datos ilegalmente y manipulaba las audiencias en base a información que no se había obtenido de forma legal.
El tema impositivo es otro gran ejemplo de la falta de control y soberanía que existe sobre estas plataformas digitales. La información personal es el producto esencial de algunas de estas empresas, dado que monetizan a través de su capacidad para segmentar con precisión a los públicos.
Entonces no se trata simplemente de la transacción de una publicidad, sino de todo el potencial que genera tener los datos de los ciudadanos de un país. En este momento estas plataformas conocen nuestros datos biométricos, nuestros intereses políticos y hay activistas, como Julian Assange o Snowden, que opinan que esta información es activamente utilizada por los gobiernos en contra de ciudadanos. Esto se puede ver en el caso de Cambridge Analytica, también en contra de la democracia en sí, poniendo en riesgo los pilares de nuestra sociedad.
-¿Cómo un país como la Argentina puede implementar formas novedosas de captar la atención de los gigantes tecnológicos? Por ejemplo, Suecia estableció una embajada en el videojuego Second Life.
-En mi opinión, la clave es seguir invirtiendo en la Marca IT Argentina, es decir, promocionando nuestro talento y promoviendo a las empresas nacionales a salir y mostrar lo que hacemos y cómo lo hacemos.
El Estado tiene un rol fundamental en la promoción de la industria, no sólo apoyando con promociones industriales, sino también, apoyando a las compañías y emprendimientos en ferias internacionales y acompañando la exportación de talento y el registro de patentes de software.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que actualmente las plataformas tecnológicas lo que están buscando activamente es talento. Para volverse un hub importante en sus visiones y estrategias, el crecimiento de un mercado de talento es casi lo único que hoy realmente atrae a estos gigantes.
La búsqueda de oficinas de Amazon a nivel global fue un claro ejemplo de las tensiones actuales entre la política y las grandes empresas de tecnología. Pese a que muchas ciudades de Estados Unidos ofrecieron grandes beneficios impositivos para el gigante del e-commerce, éste finalmente eligió New York porque el talento al que podía acceder era muchísimo mejor. Aun así, los políticos del estado finalmente frenaron la inversión porque el impacto que iba a tener dentro de las comunidades iba a ser negativo.
-¿Qué ventajas y desventajas tendrían los gigantes tecnológicos al tratar con un embajador argentino para esta industria?
-Creo que tener un interlocutor válido para llevar la Marca Argentina al mundo va a ser que la interacción entre todas las partes sea más fluida y beneficie a todos.