El investigador japonés experto en células madre Hiromitsu Nakauchi, que dirige equipos en la Universidad de Tokio y la Universidad de Stanford en California, ha recibido la autorización del Gobierno japonés para crear embriones de animales con células humanas para implantarlos en animales e investigar nuevas vías para trasplantes de órganos.

Esta investigación, que ha publicado la revista 'Nature', prevé implantar células humanas en embriones de ratón y rata, con la intención de producir especímenes con órganos hechos a partir de células humanas que posteriormente puedan ser trasplantadas a personas.

Este tipo de experimento, probado en países como Estados Unidos, no ha podido llevarse antes a Japón por motivos de autorización, que finalmente ha logrado obtenerse tras el cambio de legislación en marzo, y que se aprobará definitivamente a finales de agosto.

El investigador ha explicado que cultivará embriones en ratas y ratones durante 15 días (periodo que tardan en desarrollarse por completo los órganos de los roedores), y después pedirá autorización al gobierno para trabajar con embriones híbridos en cerdos durante un periodo más prolongado (70 días).

Algunos expertos han manifestado su preocupación al considerar la posibilidad de que las células humanas implantadas puedan viajar al cerebro del animal en desarrollo y alterar su cognición, pero Nakauchi asegura que estas posibilidades se han tenido en cuenta en el diseño del experimento. "Estamos generando órganos específicos, por lo que las células no irán solo al páncreas", ha puntualizado.

En 2017, el científico realizó una prueba preliminar inyectando células iPS de ratón en el embrión de una rata que, pese a no tener páncreas, logró generarlo a partir de células de roedor. A continuación, se transplantó el órgano a otro ejemplar con diabetes, y se consiguió controlar sus niveles de azúcar y erradicar su enfermedad.

Después del éxito conseguido, el científico lo probó en embriones entre humanos y ovejas, pero no consiguió resultados debido a que la diferencia entre las dos especies eliminó desde el primer momento los embriones del huésped.

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