Imagina que estás conversando con un amigo sobre tus vacaciones soñadas en Bali, y al día siguiente, mientras navegas por tus redes sociales, te encuentras con anuncios de vuelos y alojamientos en la isla. Esta experiencia, aparentemente común, ha llevado a muchas personas a creer que nuestros celulares nos están escuchando. Pero, ¿es esto cierto?

La respuesta es no. Nuestros teléfonos no nos "escuchan" activamente, pero detrás de esta aparente "escucha" se encuentra una tecnología mucho más avanzada: la Inteligencia Artificial (IA).

Los sistemas de IA que impulsan la publicidad digital están diseñados para predecir nuestros intereses y comportamientos mediante el análisis de grandes cantidades de datos.

Para entender cómo funciona este proceso y desmitificar el mito de la "escucha" de los celulares, Anabella Losada, consultora especializada en IA y Management 4.0, con vasta experiencia en el análisis del comportamiento digital, la implementación de sistemas de IA y la adaptación al cambio en diversas industrias, nos explica cómo la inteligencia artificial predice nuestros comportamientos y necesidades.

Lo que realmente sucede es que la IA no necesita escuchar nuestras conversaciones, porque ya sabe qué nos interesa, gracias al análisis de nuestros comportamientos digitales. Los sistemas publicitarios están constantemente procesando datos para predecir lo que necesitamos, a veces antes de que nosotros mismos lo sepamos.

Lo que muchos interpretan como "escucha" es, en realidad, el trabajo conjunto de múltiples sistemas de IA. Estos sistemas forman una red neuronal artificial que procesa enormes cantidades de datos para predecir comportamientos y preferencias. En el mundo de la Advertising Technology (Ad Tech), la IA actúa como el cerebro central, coordinando y analizando datos de diversas fuentes para crear anuncios personalizados.

Los anuncios que parecen saber tanto de nosotros se deben a algoritmos de machine learning que analizan datos históricos. Estos datos provienen de diversas fuentes, como el historial de navegación, interacciones con anuncios, información personal (nombre, email, intereses) e incluso la ubicación a través de GPS. Además, se recopilan datos demográficos de terceros y patrones de comportamiento como hábitos de compra.

Los algoritmos de IA, al analizar estos datos, son capaces de identificar patrones que ni siquiera percibimos conscientemente. Por ejemplo, cuando buscas información sobre Bali, la IA no solo registra esa búsqueda, sino que también analiza el contexto completo: tu ubicación, el momento del día, tus búsquedas previas y las interacciones de tus contactos con contenido relacionado.

Las redes sociales se han convertido en el campo de entrenamiento ideal para la IA. Cada interacción —como un "me gusta", un comentario o un video visto— alimenta modelos de aprendizaje profundo que mejoran la capacidad de la IA para comprender nuestros intereses y comportamientos. Plataformas como Instagram y TikTok no necesitan escuchar nuestras conversaciones; su IA ya construye un perfil predictivo de nosotros a partir de nuestros comportamientos digitales.

La publicidad digital se beneficia del poder predictivo de la IA, que no solo procesa datos históricos, sino que predice comportamientos futuros con asombrosa precisión. Al detectar patrones en nuestras búsquedas, intereses y seguimientos, la IA construye perfiles detallados y nos muestra anuncios altamente personalizados. También conecta nuestra identidad digital a través de dispositivos, utilizando herramientas como cookies y píxeles de seguimiento.

Además, el efecto Baader-Meinhof (la tendencia a notar más algo una vez que lo hemos registrado conscientemente) se amplifica en la publicidad digital, haciendo que los anuncios sean más persistentes y efectivos. La preocupación por la privacidad no debería centrarse solo en si los dispositivos nos "escuchan", sino en cómo la IA predice y moldea nuestros comportamientos a partir de los datos que voluntariamente compartimos.

En conclusión, aunque nuestros celulares no nos "escuchan" en el sentido tradicional, estamos rodeados por sistemas de IA que han aprendido a predecir nuestros deseos y necesidades con una precisión que puede parecer sobrenatural. La próxima vez que veas un anuncio increíblemente relevante, recuerda que no es tu celular escuchándote, sino una IA extraordinariamente sofisticada leyendo el complejo patrón de tu vida digital.

*Por Anabella Losada, consultora en IA y Management 4.0

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