"La unión hace la fuerza", reza un lema de los Países Bajos que es usado para acercar a los miembros de equipos de todo el mundo.A través de la asociatividad, las compañías pueden convertirse no solo en proveedores, sino generar una cadena que enriquece a cada uno de los eslabones. Con esa idea nacieron los clusters, término en inglés que define a los "racimos" o agrupaciones de empresas relacionadas que trabajan en conjunto y se apoyan entre sí.
En Argentina hay 50 clusters industriales que reúnen a 10.000 firmas, según consignan del Ministerio de Producción, siendo el principal rubro el de alimentos. Sin embargo, hay otro segmento asoma con fuerza: los clusters tecnológicos, que además de estar "a pleno" cuentan con un mayor desarrollo de innovaciones.
Estos conglomerados permiten reducir los costos de producción entre 15% y 20%, según el consenso de los importantes players de varias industrias. Además, se incentiva el intercambio,las capacitaciones y el apoyo financiero entre aquellas que componen el ecosistema.
En rigor, los polos industriales facilitan la competitividad, reducen los gastos de transporte y la carga impositiva, lo cual se convierte en un atractivo clave para las empresas.
La Secretaría de Emprendedores y Pymes (Sepyme), revela a iProUP que, en los últimos años, "se trabajó intensamente en el desarrollo productivo a través de la clusterización y de la conformación de grupos asociativos locales".
Específicamente, detalla que desde 2016 se conformaron 21 clusters, 31 grupos asociativos y 39 proyectos, muchos de los cuales iniciaron su ejecución en gestiones anteriores.
Desde la cartera también indican que se incentivó el nacimiento de centros de servicios tecnológicos con la intención de incrementar la competitividad de las empresas a través de la innovación y la mejora productiva en distintas localidades.
En ese sentido, se cofinanció la creación de 12 centros de servicio en provincias como Buenos Aires, San Juan, Mendoza, Córdoba, Santa Cruz, Río Negro y Santa Fe. Según informa la secretaría, en todos ellos el Estado invirtió más de $150 millones en estos últimos tres años.
Potenciar la industria
Con la mira puesta en Silicon Valley, la industria tecnológica argentina crece en exportación de software, rubro en el que año a año se generan cientos de desarrollos. Hoy, el país cuenta con cinco unicornios (firmas que superan los u$s1.000 millones), un récord para la región, lo cual habla de la importancia de este sector para la economía argentina.
A esto hay que sumar la recientemente promulgada Ley de Economía del Conocimiento, que plantea beneficios impositivos para una actividad que vendió al extranjero por u$s6.028 millones entre el tercer trimestre de 2017 e igual período de 2018, último dato publicado por el Ministerio de Producción.
El proyecto, que tiene como antecedente la Ley de Software, amplía los beneficios de este programa que vence en diciembre y los extiende hasta 2030. Se espera que alcance a 11.000 compañías y genere hasta 215.000 empleos altamente calificados.
En diálogo con iProUP, Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y Pymes de la Nación, afirma: "Lo que permite el desarrollo de un país son sus recursos humanos, su investigación tecnológica, su infraestructura, sus mercados de capitales, entre otros factores".
Hoy día, se vienen desarrollando con fuerza los clusters TIC, que agrupan a más de 1.500 empresas y ya emplean a 45.000 personas. Si bien Buenos Aires juega un rol central, en el interior conviven diversos clusters para fomentar la industria del conocimiento.
Actualmente, los 20 polos respaldados en todo el país por la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI) se distribuyen en las siguientes provincias:
- CABA: Polo IT Buenos Aires y Asociación de Desarrolladores de Videojuegos de la Argentina
- Buenos Aires: Distrito Informático La Plata, Asociación de TIC de Mar del Plata, Polo Informático de Tandil, Polo Tecnológico Bahía Blanca
- Santa Fe: Cluster TIC Rosario, Polo Tecnológico de Rosario, Cluster TIC Santa Fe y Cámaras de Empresas de Desarrollo Informático de Rafaela
- Córdoba: Cluster Córdoba Technology y Cluster Tecnológico de Río Cuarto
- Entre Ríos: Polo Tecnológico del Paraná
- Corrientes: Polo IT Corrientes
- Tucumán: Cluster Tucumán Technology
- San Luis: Cámara del Parque Informático La Punta
- Mendoza: Polo TIC Mendoza
- Jujuy: ClusteAR Jujuy
- Chaco: Polo IT Chaco
- Formosa: Cámara Informática de Desarrolladores de Software y Servicios Audiovisuales de Formosa
En todos los espacios se busca que las empresas se vinculen en el propio ecosistema local y, además, con universidades y gobiernos locales, para así definir estrategias tendientes a lograr una mejora de la productividad y mayor competencia en sus mercados.
Según Damián Di Pace, director de Focus Market, son muchos los casos en los que la asociación mediante clusters permite una especificación de los bienes y servicios que se producen, lo cual se traduce en un incremento de la competitividad.
"La curva de aprendizaje que atraviesan las compañías cuando lanzan un producto o invierten en un proyecto se ve acelerada en el ecosistema de clusters, ya que las firmas se enriquecen de las experiencias de las otras", señala.
En la misma línea, Mayer completa: "El fomento a la clusterización permite agrupar, conectar y potenciar la cadena productiva y sus vínculos con el resto de los actores, generando un ambiente competitivo y colaborativo, indispensable para elevar la productividad de manera transversal al conjunto de las actividades económicas".
Acelerar las buenas ideas
Otra forma que encuentran las multinacionales para apoyar el desarrollo de compañías alineadas con sus proyectos o los de sus propios proveedores es mediante la creación de incubadoras dentro de las empresas.
Según Mayer, "dentro de los clusters, estas iniciativas juegan un rol clave como generadoras de nuevos emprendimientos y articuladoras entre empresas y emprendedores". De esta manera se promueve la innovación, se financian buenas ideas y se garantiza que los servicios sean dados por aquellas startups que la propia firma apoyó y vio crecer.
Telefónica, por caso, cuenta con Wayra, una aceleradora de iniciativas que mira emprendimientos tecnológicos para sumar a sus equipos de trabajo internos.
Mediante esa colaboración, los emprendedores pueden dar inicio a sus proyectos con el apoyo de una compañía multinacional, pueden conocer de primera mano las demandas del mercado y enriquecerse de los comentarios y capacitaciones que ofrece la incubadora.
"Para nosotros, invertir en startups es la gran forma de hallar soluciones nuevas para diferenciarse en el mercado, encontrar una variante distinta a lo que es una promoción, por citar un caso", aporta Agustín Rotondo, Country Manager de Wayra.
"Creemos que la innovación más fuerte está en el emprendedurismo, porque son empresas que están surgiendo con la vanguardia tecnológica. Para eso, primero entendemos en dónde están las que nos interesan y analizamos el negocio", agrega.
Con un objetivo similar, Cervecería y Maltería Quilmes tiene la aceleradora Eklos, gestada para potenciar talentos con apoyo de herramientas tecnológicas y de gestión. Desde entonces, selecciona proyectos vinculados al consumo masivo(a cambio de una participación accionaria) que son acelerados junto con Endeavor Argentina. Además, las startups seleccionadas cuentan con espacios dentro de las oficinas de la cervecera, mentoreo, consideran a AB InBev como cliente y acceden al sistema comercial de la firma.
Lucía Armendáriz, manager de Innovación Abierta de Eklos, sostiene que las nuevas generaciones "tienden al emprendedorismo y poseen muy buenas ideas. Las compañías deben adaptarse a esta nueva realidad y encontrar la forma de que esos talentos aporten en conjunto".
En este marco, aporta US$50.000 en startups que le mejoren la experiencia al consumidor, además de invertir un monto similar en otros proyectos cinvulados con la cadena productiva. Con este acuerdo, Quilmes toma el 7% de esas startups y les garantizas ser el primer gran cliente con la intención de acelerarles la curva de aprendizaje.
"Esto sirve para que los emprendimientos, que en general tardan dos años en incorporar grandes clientes, aprendan más rápido a ser proveedores de empresas como la nuestra en una etapa temprana y salvarlos de los que se conoce como ‘el valle de la muerte’", asegura Armendáriz.
También en el segmento del consumo masivo, Coca Cola y Arcor se unieron para crear el fondo de inversión Kamay, que busca potenciar a las distintas startups en todo el país de diversos rubros.
Gabriela Ruggeri y Antonio Peña, Managing Partners, sostienen que es "el primer fondo de inversión de capital de riesgo conformado inicialmente por dos compañías líderes en su mercado de América Latina". Al funcionar como un fideicomiso abierto, otras compañías pueden sumarse al fondo.
La incubadora está gestionada de manera independiente por Overboost y tiene como objetivo promover soluciones innovadoras que contribuyan a la digitalización de las diferentes etapas del proceso productivo.
Para lograrlo, se centra en la aceleración de proyectos existentes -instancia en la que se encuentra trabajando desde mayo; el company building –con ideas que comienzan desde cero, con el que empezará a trabajar en una segunda etapa; y, por último, alianzas estratégicas con entidades que contribuyan a acercar las startups a las corporaciones.
Para determinar en qué proyectos invertir, el fondo se enfoca en siete segmentos de negocios: comercio digital, fintech, digital S&OP, IOT (distribución, embalaje y logística), Ag-Tech, biotecnología aplicada y medioambiente, sobre todo en el reciclaje con foco en la recolección.
"Observamos que hay necesidad de innovar tanto de la mano de las fintech, para llegar al 50% de la población económicamente activa que sigue estando no bancarizada, como del comercio digital, para mejorar y agilizar la forma de operar de las grandes compañías", dicen desde Kamay sobre la importancia de la digitalización del canal de ventas tradicional.
Así, de la mano de iniciativas públicas y privadas, se avanza en la conformación de un ecosistema en el país que potencie al segmento tech, sector que ya superó a los complejos minero-metalífero y petrolero-petroquímico en exportaciones, ubicándose en cuarto lugar, detrás de los rubros oleaginoso, cerealero y automotriz.
En un futuro dominado por la automatización, los brotes verdes "4.0" cobran más relevancia que nunca.