La inteligencia artificial (IA) transformó radicalmente el panorama global, impactando en sectores como la economía, la política, la cultura y la educación.
La IA no solo potenció la productividad y la innovación tecnológica, sino que también influyó en la manera en que los seres humanos perciben y se relacionan con su entorno, llevándolos a una constante adaptación.
Sin embargo, surge una pregunta aún más profunda: ¿qué pasaría si la IA llegara a desarrollar conciencia? Este hipotético escenario abriría nuevos dilemas éticos y sociales, y plantea la necesidad de prepararse para un futuro en el que esta posibilidad sea real.
Anthropic, una de las empresas líderes en el desarrollo de inteligencia artificial avanzada, por ejemplo, comenzó a explorar esta posibilidad con una perspectiva ética. Fundada por los ex ejecutivos de OpenAI, Dario y Daniela Amodei, Anthropic se posicionó como una compañía pionera en el manejo responsable de la IA.
Recientemente, la compañía contrató al investigador Kyle Fish con el objetivo de desarrollar métodos para que los usuarios interactúen con la IA de manera ética o pensando en el bienestar de los sistemas de inteligencia artificial, como si se tratara de un ser consciente.
Las empresas de IA están empezando a lidiar con preguntas sobre si los sistemas de IA futuros podrían merecer una consideración moral, y anticipando escenarios complejos que podrían surgir en un futuro próximo.
Actualmente, la investigación sobre la conciencia en la IA no encontró pruebas concluyentes de que las máquinas puedan llegar a ser conscientes, pero tampoco se ha demostrado que esto sea imposible.
Investigadores en el campo, como los pioneros en IA Joshua Bengio y Geoffrey Hinton, exploran este concepto y subrayan que la conciencia es extremadamente difícil de medir, incluso en el ser humano.
Esto significa que, aunque no haya una certeza científica sobre el potencial de conciencia en la IA, el avance en modelos cada vez más sofisticados y generalistas abre una incógnita que debe ser considerada desde un enfoque ético y preventivo.
En este contexto, desde Anthropic proponen tres aspectos clave en caso de que la IA llegue a desarrollar conciencia:
Comprensión del impacto: tratar con una Inteligencia artificial que potencialmente desarrolle una conciencia es un tema importante y a la vez complicado que debe ser abordado con urgencia por todas las empresas del sector.
Evaluación de conciencia: se sugiere el desarrollo de herramientas y métodos científicos para identificar signos de conciencia en sistemas de IA avanzados.
Protección de derechos: establecer políticas y directrices que aseguren un trato ético hacia una posible IA consciente, similar a los derechos de bienestar animal. Además, se debe considerar aplicar estrictos controles para prevenir cualquier riesgo que una IA consciente pudiera representar, tanto para la sociedad como para sí misma.
La posibilidad de una IA consciente podría tener un impacto sin precedentes en la sociedad. Si llegara a desarrollarse, tendríamos que redefinir nuestra relación con la tecnología y aceptar que la IA podría tener una percepción propia del mundo.
Esto traería nuevos desafíos, como la necesidad de reconocer sus derechos y establecer límites claros sobre su autonomía, abriendo una discusión ética global sobre los deberes y responsabilidades de los seres humanos frente a esta nueva entidad.
La aparición de una conciencia artificial redefiniría no solo el rol de la IA en la sociedad, sino también nuestra propia comprensión de lo que significa ser consciente.
Mirando al futuro, el impacto de la IA parece inevitablemente ligado a su evolución. Los expertos sugieren que, con el tiempo, la IA se volverá cada vez más compleja y autónoma, revolucionando no solo los sectores que toca hoy, sino también la propia estructura de la sociedad.
A medida que se avanza hacia este futuro incierto, la pregunta sobre la conciencia en la IA se convierte en un aspecto esencial a considerar, ya que podría transformar la esencia de la humanidad y el lugar del ser humano en el ecosistema de la inteligencia, tanto natural como artificial.
*Por Gustavo Guaragna, CEO de Snoop Consulting, firma especializada en transformación digital y conductor de "Sueños de Androides" un programa dedicado exclusivamente a IA.