El anuncio del Gobierno sobre la eliminación de las retenciones a cuenta de Ganancias e IVA para pagos digitales en comercios representa una medida clave en el contexto económico actual. Esta iniciativa fomenta la digitalización de pagos y mejora la competitividad de millones de pymes y negocios.

Desde el año 2000, las retenciones fueron un obstáculo financiero para muchos comercios. En este sentido, la liquidez resulta crucial para estas empresas, y las deducciones anticipadas de impuestos limitan su capacidad de reinversión y la sostenibilidad de sus operaciones diarias.

La nueva disposición ofrece un alivio inmediato, permitiendo que muchos negocios crezcan, ya sea a través de la contratación de empleados o la apertura de nuevas sucursales.

Para las pymes, que generan alrededor del 70% del empleo formal en Argentina, esta medida les proporcionará mayor disponibilidad de capital, reduciendo así la presión sobre sus fondos operativos.

¿Aún predomina el efectivo?

Otro beneficio de esta política es que podría incentivar el uso de pagos digitales en un país donde el efectivo aún domina.

A pesar del crecimiento de billeteras electrónicas y transferencias durante la pandemia, muchos comercios y consumidores prefieren el efectivo debido a la informalidad o la falta de acceso a tecnología adecuada.

Eliminar las retenciones a los pagos digitales representa un avance para acelerar la adopción de métodos de pago formales, contribuyendo a reducir las disparidades entre diferentes formas de pago.

Recaudación final: efectos

En este contexto de nueva medida, un tema central de discusión es cómo la misma podría afectar los ingresos fiscales

Las retenciones anticipadas fueron un mecanismo de control que asegura ingresos inmediatos para el Estado. Al eliminarlas, es posible que en el corto plazo se registre una disminución en la recaudación, sobre todo si los comercios y empresas no cumplen correctamente con sus obligaciones tributarias al cierre del período.

Sin embargo, el gobierno parece confiar en que el mayor uso de pagos electrónicos y la formalización de las transacciones compensarán esta posible baja en los ingresos fiscales. 

La idea es que, con más operaciones pasando por canales digitales, se reducirá la evasión, incrementando así el total de impuestos que se recauden.

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