Sofía Yrigoyen, Sustainability Development Leader de Schneider Electric, explica por qué la crisis energética es uno de los grandes desafíos para Latam
27.09.2024 • 16:00hs • Innovación
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Desafíos y oportunidades para la inversión en eficiencia energética y sostenibilidad en la Argentina
El cumplimiento de la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), suscrita por los casi 200 países miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ya no admite más pausas y menos aún retrocesos en la región.
Así lo advierte el reciente informe ‘El desafío de acelerar el paso hacia el cumplimiento de la Agenda 2030: transiciones hacia la sostenibilidad’, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
A este ritmo, según proyecciones de ambos organismos internacionales, la región alcanzará apenas un 22% de las metas establecidas en 2030. Para revertir esa tendencia, las recomendaciones de la CEPAL incluyen "poner en marcha iniciativas transformadoras con efectos catalizadores y multiplicadores".
Y en ese sentido destacan el:
- acceso a la energía
- la digitalización
- las soluciones de mitigación del cambio climático
- la contaminación
- la pérdida de biodiversidad como factores clave
La crisis energética es uno de los grandes desafíos para el desarrollo de América latina: más de 26 millones de personas (4% de la población) carecen de acceso a electricidad, mientras que al menos 87 millones de personas (15%) usan leña y carbón vegetal en sus hogares.
Además, también según la ONU, los combustibles fósiles son el 75% de la matriz energética, llegando al 44% en el caso de la generación eléctrica y más del 90% en el transporte. Como consecuencia de ello, el consumo y la producción de energía representan dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En el caso de la Argentina, según datos del Censo 2022, las provincias del noroeste (Formosa, Misiones, Chaco y Santiago del Estero) tienen el menor índice de tendido eléctrico y no cuentan con gas natural por red, lo que explica que haya una diferencia de 92,6 puntos porcentuales respecto de los distritos que disponen de esos servicios públicos básicos.
En este escenario, el rol del sector privado es clave para realizar inversiones con impacto que contribuyan a democratizar el acceso a una energía segura, confiable, sostenible y moderna, recurso vital para el desarrollo económico y la calidad de vida especialmente en zonas y poblaciones distantes y/o desatendidas.
Programas globales como Access To Energy contribuyen a la electrificación de áreas rurales instalando sistemas de energía renovable, como paneles solares y microrredes híbridas, en hogares, escuelas, salas sanitarias y pequeñas empresas.
Además de proporcionar infraestructura a medida de las necesidades de cada comunidad, se brinda capacitación en el uso y mantenimiento de esas tecnologías, asegurando la sostenibilidad a largo plazo de los proyectos y generando competencias de empleabilidad calificadas.
Sin dudas, es fundamental la articulación entre empresas y gobiernos, instituciones financieras, organizaciones no gubernamentales y demás actores comprometidos con acelerar y maximizar la transición inclusiva hacia un sistema de energía eficiente, digitalizado y sostenible como catalizador para el desarrollo socioeconómico y el bienestar ambiental de las comunidades.
*Por Sofía Yrigoyen, Sustainability Development Leader de Schneider Electric