El flujo de argentinos viajando al exterior y haciendo shopping es algo que siempre está atravesado por la coyuntura cambiaria.
Así, el nivel de turistas que cruzan la frontera, junto con el ritmo de gastos con tarjetas de crédito, se han constituido en termómetros muy certeros a la hora de estimar cuán caro o barato está el dólar en la Argentina.
Por eso es normal que los momentos de atraso cambiario -en los que se ve a industriales reclamando por una avalancha importadora o advirtiendo sobre problemas para exportar- coincidan con períodos de fuertes ventas de pasajes al exterior.
En sentido contrario, cuando en el plano doméstico se produce una devaluación o el billete verde luce volátil, los argentinos suelen comportarse de manera más conservadora, ya sea por una pérdida de poder adquisitivo o ante el temor a que un nuevo salto de la divisa termine encareciendo las cuentas por pagar una vez de regreso.
¿Qué es lo que está ocurriendo hoy por hoy? Al analizar las estadísticas, se confirma no solo que los argentinos están viajando menos afuera, sino que además ya no usan tanto sus tarjetas de crédito como sí lo hacían años atrás.
En pleno debate sobre el verdadero poder de fuego del Banco Central a la hora de contener a la divisa, y con un tipo de cambio que se resiste a bajar de los $46, la realidad es que la coyuntura juega en contra de quienes cruzan la frontera, especialmente para aquellos que tienen como objetivo hacer shopping.
Sobre este último punto, los datos de mayo del Banco Central demuestran que el saldo por compras con plásticos en moneda extranjera promedió los u$s296 millones. ¿Qué implica? Considerando que en 2018 esa cifra había trepado a u$s561 millones, representa un desplome interanual de casi 50%. Además, se trata de la cifra más baja desde mayo de 2014.
En aquellos momentos, cabe recordar, también sobrevolaba una devaluación, y además el kirchnerismo había aplicado recargos a los gastos con tarjetas fuera del país.
Chile: adiós a la "nueva Miami"
La abrupta caída de los gastos con tarjeta es consecuencia directa del avance del billete verde: en mayo de 2018 cotizaba a cerca de $19. Es decir, en los últimos 12 meses su precio se disparó 140%.
Como contrapartida, según el último dato del índice de salarios que elabora el INDEC, en el lapso de un año las remuneraciones se incrementaron 35%. Es decir, muy por detrás de la escalada de la divisa estadounidense.
Esto, sumado a la crisis económica y a la inestabilidad laboral, redujo el número de argentinos que hacen shopping cruzando la frontera.
Según los últimos datos disponibles del organismo estadístico, entre enero y marzo de este año salieron de los dos principales aeropuertos del país 1,1 millones de personas, unas 241.000 menos que en igual período de 2018.
Chile, por cierto, fue uno de los destinos que más se vio afectado por esta caída. Poco quedó de aquellos momentos en los que la nación trasandina había sido rebautizada como la "nueva Miami", de la mano de los argentinos que entre 2015 y 2017 inundaban sus centros comerciales, restaurantes y hoteles.
En el primer trimestre del año, según cifras oficiales, apenas 55.300 personas cruzaron la cordillera vía aérea, un número que contrasta con los cerca de 100.000 que lo habían hecho en el mismo lapso de 2018.
El siguiente cuadro permite ver cómo Chile figura entre los destinos más afectados por la menor salida de argentinos.
"Santiago era una plaza muy fuerte. La elegían muchos turistas a modo de escapada, que aprovechaban los fines de semana largos. La excusa era hacer un poco de turismo pero también ir de compras, por las grandes diferencias de precios que había, principalmente en electrónica e indumentaria", afirma a iProUP Martín Romano, country manager de la agencia de viajes Atrápalo, fundada en España.
Sin embargo, el directivo asegura que ese incentivo se cortó casi por completo. "Gran parte de ese público ya no está tan motivado por seguir viajando a Chile. Luego del salto del dólar se achicó la brecha de precios que existía y la realidad es que, sin este anzuelo, muchos ahora prefieren destinos domésticos, como Cataratas, Mendoza, Salta o Patagonia", completa.
"El auge de las low cost, con tarifas ultra competitivas, es otro de los factores que le quitó atractivo al país vecino", agrega Romano.
Según el último informe del Departamento de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC), las compras con tarjeta de débito y crédito de los argentinos se desplomaron nada menos que un 71% interanual durante el primer trimestre.
Este derrumbe tuvo lugar luego de una caída cercana al 85% que se había registrado entre octubre y diciembre de 2018. Son cifras que impactan, teniendo en cuenta que entre 2015 y 2016 los gastos en la nación trasandina se dispararon entre el 100% y más del 200% (ver infografía).
Como consecuencia de esta contracción, el share de los gastos de argentinos en los comercios chilenos sufrió un abrupto desplome: pasó de representar un 40% del total a menos del 15%.
Hay otro dato clave que sirve para ilustrar cómo el país trasandino dejó de ser la "meca" del consumo: en el primer trimestre de 2017, cuando todavía se sostenía el auge, 5 de cada 10 dólares se "tarjeteaban" en shoppings y comercios de indumentaria y electrónica.
Como contrapartida, apenas 90 centavos se explicaban por compras en supermercados, mientras que tan solo u$s1,5 de cada u$s10 correspondían al pago de hoteles, entre otros conceptos.
Sin embargo, devaluación mediante, el uso de plásticos en los centros de compras chilenos no paró de perder terreno: ahora, este rubro explica apenas u$s2,3 de cada u$s10 (caída del 54%).
"La tendencia que veíamos el año pasado se mantuvo: hay menos mendocinos viajando a Chile", asegura a iProUP Andrés Zavattieri, gerente de Mendoza Plaza Shopping, uno de los centros comerciales más importantes de la provincia que, a su vez, es una de las principales emisoras de turistas hacia el país vecino.
"Las diferencias de precios en tecnología se han achicado y en el caso de la indumentaria podemos afirmar que ahora, inclus,o estamos más baratos que en Santiago", agrega.
Para corroborarlo, iProUP elaboró el "Índice Falabella", que permite comparar cuánto cuesta un mismo producto –o uno de características similares– en esta cadena de uno y otro lado de la cordillera.
Según se desprende del análisis, los artículos tecnológicos en un Falabella de Santiago cuestan un poco menos que en uno de Buenos Aires, medido en dólares. Sin embargo, las enormes brechas que podían encontrarse hace dos o tres años –superiores al 100%–, se achicaron sustancialmente.
En la actualidad, las mayores diferencias se pueden encontrar en algunos modelos de televisores. Así:-Un LED con tecnología Ultra HD de 43 pulgadas se consigue en el país vecino a u$s330. - En la Argentina, uno de la misma marca cotiza a u$s582, lo que marca un gap del 76%.
En este caso la brecha sí es importante. Sin embargo, dada la caída de la demanda, quien opte por adquirir ese equipo en el mercado local hoy cuenta con la posibilidad de financiarlo en hasta seis cuotas sin interés, un dato no menor en tiempos de inflación.
En otras categorías las brechas son menores: algunos celulares liberados pueden costar entre 27% y 43% más aquí que en Chile. Puesto en cifras:- Un smartphone Samsung Galaxy A9 que en Santiago se consigue por u$s761- En Argentina debe abonarse u$s970 por ese mismo equipo
A primera vista, es una diferencia que podría resultar atractiva. No obstante, se licúa si se considera que aquí se puede pagar en seis cuotas sin interés y que, además, se minimiza el riesgo por la garantía local.
En el caso de las notebooks, tras unos meses en los que casi no hubo brechas –luego de la quita de impuestos que propició el Gobierno de Macri–, ahora sí aparecen gaps, pero que tampoco justifican un viaje a la nación trasandina.
- Una laptop básica marca HP con procesador Intel Celeron y disco de 500 GB, en Santiago vale u$s344- En tanto, en un Falabella de Buenos Aires se consigue a u$s420, lo que marca una diferencia del 22%.
Con una búsqueda más exhaustiva pueden encontrarse ofertas puntuales en la plaza local:
- Una portátil marca Asus con procesador Intel Core i5 y 4GB de memoria se ofrece en un local porteño a un precio rebajado que equivale a u$s760- Es decir, un 18% menos que en una tienda chilena
A continuación, el comparativo de precios:
Como puede verse, en el caso de la indumentaria, las diferencias son mínimas y, en muchos casos, los valores en el mercado doméstico están por debajo de los que se observan en la misma tienda del otro lado de la cordillera.
Camisas, zapatillas, camperas o jeans de las mismas marcas hoy pueden conseguirse entre 3% y hasta 37% más baratos que en Chile.
Según datos la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), esto se explica en gran medida por la caída de las ventas en el plano doméstico, que llevó a que el precio de la ropa se haya movido casi 17 puntos por debajo de la inflación general el último año.
Fuerte achicamiento del déficit
En el sector plantean que cuanto menos traslado haya de la devaluación a las góndolas, más se afianzará la tendencia del turismo receptivo.
Con un menor flujo de argentinos viajando al exterior y un mayor número de visitantes extranjeros, se ha venido achicando fuertemente el déficit de la balanza turística: se estima que el primer cuatrimestre, el rojo sectorial alcanzó los u$s1.800 millones.
Se trata de una importante mejora frente a los casi u$s4.100 millones de saldo deficitario que se había registrado entre enero y abril de 2018 (ver cuadro).
En 2018 el déficit de la balanza turística había sido de u$s8.000 millones, una cifra que implicó una caída del 25% respecto de los niveles de 2017.
Para este año, en tanto, el consenso del sector es que el saldo negativo del turismo se seguirá achicando y se moverá cerca de los u$s4.500 millones, una estimación que –claro– está sujeta a revisiones mensuales.
Y gran parte de este achicamiento está explicado por los miles de turistas argentinos que sacaron de su lista a Chile y que prefieren guardar sus tarjetas de crédito, al menos hasta que la ex "nueva Miami" los vuelva a tentar con sus precios.