Steve Jobs, cofundador de Apple, es reconocido como un ícono de la innovación y la creatividad, y poseedor de una mente excepcional.
El fundador de la firma de la manzanita dejó un legado de sabiduría empresarial y resolución de conflictos, incluyendo su distintivo enfoque en la selección de empleados, basado en la comprensión del ethos de Apple.
El empresario visitó el renombrado Xerox PARC, un centro líder en investigación y desarrollo tecnológico, donde se encontró con la visión de su futuro: la computadora. Quedó impresionado y reunió a su equipo más brillante para crear una versión de la interfaz gráfica de usuario de Apple.
Sin embargo, algunos empleados no comprendieron la idea completamente, y expresaron desconfianza sobre el diseño del mouse y su costo.
Agotado por la situación, el empresario optó por buscar alternativas y se topó con David Kelly Design. En apenas 90 días, desarrollaron un mouse que podían producir por u$s15 y que resultaba altamente confiable.
Este encuentro reveló la falta de entendimiento del concepto dentro de su propia empresa, donde muchos no diferenciaban entre proceso y contenido, según Jobs.
El contenido, lo más importante para Steve Jobs
En el ámbito empresarial es común replicar las estrategias exitosas. Por ejemplo, cuando un equipo multidisciplinario logra buenos resultados con un producto, se intenta repetir el proceso para el siguiente.
Sin embargo, Steve Jobs consideraba esto un error fundamental, ya que para él, el contenido era el resultado del proceso. Según su filosofía, los empleados que entendían la idea y el resultado eran los verdaderamente excepcionales.
Las investigaciones destacan que, al igual que con el principio del 80/20, la mayor parte del desempeño empresarial proviene de una minoría.
Es este reducido porcentaje el que caracteriza a las superestrellas, y este fenómeno se conoce como la ley del poder.
Esta ley describe una relación funcional entre dos variables, donde un cambio proporcional en una variable resulta en un cambio proporcional en la otra, independientemente de sus valores iniciales.
Siguiendo esta premisa, un estudio encontró que los empleados de alto rendimiento son cuatro veces más productivos que aquellos con un rendimiento medio.
Steve Jobs: la productividad como eje de su trabajo
Por otro lado, Jobs contaba con una obsesión, la producividad.
En una carta escrita por él, decía "todos necesitamos tiempo para el trabajo individual ininterrumpido. Las reuniones (proveedores, entrevistas...) nos roban tiempo individual, y la productividad de nuestros ingenieros se resiente".
Apple tenía un problema con su mouse. Steve Jobs y su equipo se preparaban para sacar al mercado el primer ordenador personal de Apple, pero todas las iteraciones del diseño del ratón eran caras, poco fiables y difíciles de producir.
"Recuerdo que me gritaban que tardarían cinco años en diseñar un ratón y que costaría 300 dólares. Finalmente me harté, salí y encontré a David Kelly Design... y en 90 días teníamos un ratón que podíamos fabricar por 15 dólares y que era fenomenal", explicaba Jobs.
En 1980, finalmente recurrieron a IDEO, una empresa de diseño fundada y dirigida por el creativo David Kelly. Una bola de desodorante en rollo sirvió de bola para el ratón. La tapa de una mantequera amarilla sirvió de tapa.