Tendemos a creer que la IA es una sola cosa, sin embargo, hay distintos tipos de Inteligencia Artificial que se conjugan para poner en marchar las acciones que se requieren.
Las hay de aprendizaje de tráfico y de actividad maliciosa, por ejemplo; de interpretación de imágenes y sonidos; hay una IA robótica que es la que tienen los vehículos autónomos.
Existe la IA general que hace un poco todo; en este caso, nos centramos en la Inteligencia Artificial generativa, que es aquella con la capacidad de producir textos (por ejemplo chats, conversaciones, simulación desecuestro), imágenes, videos, audios, generando situaciones que parecen realizadas por humanas.
Esta tendencia puede resultar tan maravillosa como peligrosa. Con la Inteligencia Artificial generativa se pueden crear piezas increíbles, pero también cometer graves delitos, como falsificar una identidad.
Si un criminal tiene acceso a textos escritos por una persona, a audios donde está su voz o videos, lo cual es posible al robar un celular o una computadora, esos archivos pueden ser utilizados para alimentar a una IA generativa que interprete a la perfección a la persona que se quiere suplantar.
Actualmente, a este tipo de IA se le dieron todas las obras de Shakespeare y otros escritores y se le pidió que produzca textos con las características de esos autores.
¿Cómo hacer para que funcione?
Así como se usa para cometer delitos como estafas, también se pueden generar materiales que documentan situaciones que nunca ocurrieron y difamar y desacreditar a políticos, celebridades, personajes públicos.
Por su capacidad de copiar a la perfección características de cada persona, cada vez es más difícil discernir qué pieza es falsa. Para evitar caer en la estafa la clave es desconfiar de ciertas actitudes que serían impropias de las personas que conocemos.
Por eso, lo que podemos hacer es dificultar la tarea del delincuente. ¿Cómo se hace? Tomar contacto directo con la persona, pedir datos o información que el deepfake no tenga, agendar los contactos con nombre y apellido y nunca por el vínculo o parentesco.
Sea un secuestro virtual o el llamado de un jefe pidiendo una contraseña o realizar una transacción, es preferible verificar con la fuente antes de actuar, ya que en la desesperación, y en la presión de la inmediatez, los cibercriminales tienen su mejor chance de ser exitosos.
Desde ya, la IA de aprendizaje y de descubrimiento también se utiliza para detener el ciberdelito, permite identificar bots o tráfico malicioso para evitar el robo de credenciales, entre otros fraudes.
Combatir las fake news
Esta tecnología ya es testeada en muchas empresas de nuestro país para mejorar la seguridad de las transacciones de datos entre empresas y usuarios finales.
Como las fake news, los videos, las imágenes y los audios que vemos y escuchamos pueden no ser protagonizados por quienes dicen ser sus autores.
Si bien la ciberseguridad recorre un camino a lapar de las nuevas estrategias para confundir, desinformar y delinquir, la acción humana es clave para desarticular en segundos una estafa o fraude, y para eso necesitamos ser conscientes de los peligros que nos rodean.
*Por Bernabé Crena, consultor senior de F5 LATAM