El Wall Street Journal informó que Google invierte los millones de dólares conseguidos gracias a su plataforma en la nube para comprar los cables submarinos que forman la red troncal de Internet.
La compañía anunció en febrero su intención de seguir adelante con el desarrollo del cable Curie, una nueva línea submarina que se extiende desde California hasta Chile. Curie se convertirá en el primer cable intercontinental privado construido por una importante empresa que no es de telecomunicaciones.
No es la primera vez que Google entra en este sector, porque ya financió el desarrollo de cables intracontinentales. De hecho, fue una de las primeras compañías en construir una línea submarina totalmente privada.
La compañía no es la única que ha entrado en el juego. Otras grandes corporaciones tecnológicas como Facebook, Microsoft y Amazon también quieren imponerse en el dominio de la red de cables submarinos por los que circula Internet. Esto provoca cierta preocupación entre las principales compañías de telecomunicaciones, que han controlado los cables.
Estas redes de cables han sido propiedad de grupos de compañías privadas, en su mayoría proveedores de telecomunicaciones. Pero a partir de 2016, se dio un auge masivo de cables submarinos, y esto provocó la entrada de las grandes empresas tecnológicas en la carrera por dominar el fondo del océano. SSin ir más lejos, Google ahora posee más de 160.000 killómetros de rutas de fibra óptica privadas en todo el mundo.
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Facebook también acaba de finalizar la instalación de una red masiva de alta capacidad en toda Europa que enlaza nuevamente con su centro de datos en Suecia. La red social, además, ha invertido millones para ayudar a tender un cable a través del Pacífico.
El gasto de Amazon en infraestructura aumenta un 44 por ciento a 2,6 mil millones de dólares a medida que compra más redes de fibra óptica, mientras que Microsoft construye sus propias redes e invierte en cables submarinos.
Conectar nuevos cables de fibra óptica en todo el mundo es una gran inversión incluso para estos conglomerados millonarios, pero así es como pueden controlar cuánto están pagando por el ancho de banda.
Antes eran las compañías de telecomunicaciones las que tenían libertad de fijar los precios, y a pesar de que los costos de ancho de banda han disminuido constantemente, no hay garantía de que esta tendencia continuará.
Ser propietario de la infraestructura también significa que las empresas de Internet que ofrecen contenido a los consumidores también mantendrán un control de la calidad para garantizar que la red funciona rápidamente.
Algunas voces críticas alertan de cómo estos movimientos de las empresas tecnológicas pueden comportar a la larga una menor privacidad para los usuarios. A corto plazo, puede tener un impacto positivo pues más cables significan más ancho de banda, y seguramente a un precio más bajo. Pero en el futuro, podría significar que Internet esté complemente en manos de estas corporaciones.