Actualmente, las empresas se encuentran en un acelerado proceso de crecimiento en cuanto a lo tecnológico. Y, aunque resulte llamativo, la pandemia que comenzó en 2020 fue el principal disparador.
Los motivos fueron varios: obligó a los negocios a mudarse a cualquier entorno digital que tuvieran a mano, bajo la premisa del "sin contacto" y con la pantalla de la computadora como escudo.
Y, si bien el aislamiento dejó de ser una constante, el mundo virtual adquirió un peso tan importante como el del mundo físico donde ambos ahora coexisten.
En este golpe de efecto que vivimos, sobre todo hace tres años, vimos cómo las empresas tuvieron que adaptarse y llevar toda su operación a distintos medios digitales.
Trabajadores y clientes se vieron imposibilitados de estar en contacto directo entre sí y esto aceleró el viaje a la digital, tanto de la operación como de la exposición del negocio.
Este trayecto, más que nada en lo tecnológico, no fue igual en todos los casos. Como cualquier otra cosa en la vida, y ante lo imprevisto, los que ya tenían una preparación previa recorrieron el camino mucho más rápido y firme, pero, para quienes no contaban con esa preparación, todo fue más largo o, en algunas situaciones puntuales, directamente imposible.
La explosión de la pandemia aceleró las necesidades tecnológicas de los consumidores. Lo que antes se hacía de manera presencial, era necesario trasladarlo a un medio electrónico. Algo a distancia, sin contacto.
En las empresas se generaron dos escenarios distintos, en algunos casos tenían poca operación en el mundo digital o era casi nula y fue necesario levantar plataformas nuevas para ofrecer servicios.
Y en aquellas situaciones en las que ya estaban operando virtualmente, recibieron mucha más demanda de lo habitual.
Para esto último existen casos emblemáticos como los de Zoom, la plataforma para videollamadas que creció exponencialmente en un periodo de tiempo muy corto.
O el caso de MercadoLibre, que duplicó la cantidad de usuarios durante la pandemia. ¿Estaban preparados para esto? En ambos contextos uno de los factores clave iba a ser y fue la arquitectura.
La arquitectura como factor clave de la agilidad en los negocios
Dentro de la arquitectura asociada a una solución tecnológica existen distintos tipos. Está la arquitectura empresarial, vinculada a una visión integral de las organizaciones, que permite alinear procesos, datos, aplicaciones e infraestructura tecnológica con los objetivos estratégicos del negocio.
Por su parte, también prevalece la arquitectura de solución, que le da soporte a la creación de soluciones tecnológicas complejas, que soportan las capacidades del negocio; y la arquitectura de plataforma que, entre otras cosas, le da soporte tecnológico a lo definido por la arquitectura de solución.
Como se puede apreciar, la arquitectura como tal le ofrece soporte completo a la capacidad total del negocio, tomando y justificando decisiones con miras a cumplir los objetivos propuestos.
Dicho esto, y fuera de estas definiciones más formales, la arquitectura en los ámbitos de la tecnología habilita a tener un plan para la construcción de soluciones.
Si lo comparamos con la arquitectura de una casa, ¿podríamos pensar en construirla empezando por el techo? Claramente no.
En tecnología la arquitectura traza un camino conocido, ordenado y lógico en el cual se deben traccionar las necesidades del negocio y la solución a esas necesidades. Naturalmente la arquitectura hace ese camino lo más directo y previsible posible, lo cual garantiza un trayecto conocido y ágil.
Si llevamos esto a un plano netamente tecnológico, debemos entender que, claramente, durante la pandemia hubo ganadores y perdedores.
Los sistemas que estaban preparados para "escalar" (en tecnología quiere decir que los sistemas pueden adaptarse para responder a una demanda más alta o más baja en su uso sin que eso afecte el servicio que se brinda) pudieron absorber sin problemas las presiones de demanda, producto del vuelco a medios tecnológicos originados por la pandemia, tal como mencionamos anteriormente en los casos de Zoom y MercadoLibre.
Notablemente para que un sistema o una solución tenga la capacidad de "escalar" se necesita que exista un diseño guiado por arquitectura que, desde su concepción, deje previstos los mecanismos para que eso suceda.
Formas de construir una aplicación, abordaje de la infraestructura que la soporta. Todo esto está diseñado por la arquitectura.
En la otra punta del extremo, ante las mismas situaciones y la misma presión sobre sistemas que no estaban preparados, se perdieron ventas, consumo o directamente fue imposible operar, ya que en muchos casos las soluciones no estaban preparadas ni tuvieron la visión de la arquitectura desde el origen.
Por lo tanto, esas soluciones no pudieron adaptarse, generando un impacto negativo en el negocio que, en muchos casos, fue letal.
Dentro del mundo de la arquitectura IT es sabido que se trata de que el time to market sea lo más corto posible, para anticiparse a la competencia; o, al menos, que acompañe el ritmo de los consumidores.
Porque, en definitiva, la arquitectura aporta agilidad y certeza siguiendo el camino trazado o tomando decisiones que sean significativas. Y quienes no lo ven o no se preparan, terminan sufriendo consecuencias negativas para el negocio.
¿Qué hubiera pasado si Zoom no hubiera podido absorber la demanda inesperada? ¿Qué hubiera pasado si su arquitectura no hubiera estado preparada? ¿Cuántas ventas hubiera perdido MercadoLibre?
Hay, entonces, una realidad que queda demostrada: la visión de arquitectura IT como parte del negocio garantiza preparación para el futuro, para lo que va a pasar después de mañana, o para absorber imprevistos como una pandemia; pero -por sobre todas las cosas- para garantizar la satisfacción de las demandas del negocio.
*Por Diego Genise, Solution Architect de Ingenia