Poder chequear con tranquilidad el smartphone mientras el auto se detiene ante el semáforo en rojo no es algo recomendable. Pero seguir usándolo sin levantar la vista cuando la luz se puso en verde y ya se arrancó, es exponerse a una posible multa y además algo muy peligroso. Al menos que se esté a bordo de un auto autónomo, claro, que se va a encargar de conducir sin que haya inconvenientes.

Desarrollado por un equipo del Laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica (LINAR) de la Universidad de San Andrés (UdeSA), con el partnership de unicornios locales como Globant y Mercado Libre más el apoyo de Etermax, 123 Seguros y Sancor Seguros, el primer auto autónomo argentino ya es una realidad concreta, e iProUP pudo probarlo en los terrenos del campus de la UdeSA en Victoria, provincia de Buenos Aires.

El equipo que desarolló el sistema de Inteligencia Artificial capaz de hacer mover al auto autónomo está compuesto por profesores de Ciencias de la Computación de la UdeSA, investigadores del CONICET, ingenieros electrónicos e ingenieros mecánicos y estudiantes de la carrera de ingeniería en inteligencia artificial de la UdeSA.

Cómo es el proyecto del auto autónomo argentino

Hasta ahora, la inversión de los distintos partners para el proyecto llegó a los 200.000 dólares, de acuerdo al ingeniero Roberto Bunge, director de la flamante carrera de Ingeniería en Inteligencia Artifical de la UdeSA, creador del cerebro del primer avión sin piloto y artífice del proyecto.

"Hace 3 años arrancamos con la idea de hacer este proyecto cuando estaba trabajando en Silicon Valley pero lo quise hacer acá, para producirlo con talento argentino", sostuvo durante la presentación. El siguiente paso es crear una flota de autos autónomos, algo que dependerá del éxito de este primer modelo.

La prueba en sí fue breve y discreta, porque se trató de un pequeño recorrido en un terreno ya preparado y señalizado con conos del campus. Consistió en un par de vueltas a ese circuito, que ya estaba previamente configurado en el sistema y que fue integrado en un Ford Fusion Hybrid (similar al Mondeo que se vende en el mercado argentino) traído desde los EEUU en abril de este año y que sirvió como modelo de estudio para el desarrollo local.

El equipo de expertos desarrolló la inteligencia artificial para que el coche identifique objetos y pueda moverse por su cuenta

"Tuneado" al estilo del De Lorean utilizado en Volver al Futuro, al Ford Fusion se le agregaron cámaras y sensores en su techo (como si fuera una gigantesca antena parabólica) y una computadora en el baúl, encargada de la Inteligencia Artificial (IA), que se conecta a los comandos de manejo del auto y le indica lo que tiene que hacer en cada momento: cuando girar el volante a un lado o a otro y el grado de inclinación necesario, cuándo y cuánto acelerar, frenar o estacionar, por ejemplo.

En el interior del vehículo, los responsables del proyecto colocaron una pantalla táctil en donde era posible ver el recorrido ya preestablecido, así como la información proveniente del sensor láser del techo que mostraba los obstáculos del terreno y hasta las personas que estaban cerca. Durante el breve paseo, el sistema localizó una señal de "Pare" e instantáneamente se detuvo.

Este auto está configurado con una automatización nivel 4, es decir que está diseñado para circular por un espacio geográfico delimitado y que requiere igualmente la presencia de una persona que pueda tomar el control del vehículo en cualquier momento. La escala llega al nivel 5, el que le permite circular en cualquier lugar y sin intervención humana.

En efecto, el coche posee las siguientes características:

¿Por qué se trajo un auto y no se adaptó uno local? Ignacio Mas, doctor en robótica, líder del proyecto, coordinador de LINAR e ingeniero electrónico, explica a iProUP que "este modelo, que fue donado por nuestros partners, ya traía incorporado la tecnología drive by wire (que reemplaza a los controles mecánicos por mandos electrónicos)".

Según el experto, esto les permitió "enfocarnos exclusivamente en nuestra plataforma de investigación: es decir el cerebro de este vehículo, que son los algoritmos necesarios para procesar la localización, percepción, planificación y control. Básicamente, lo que hace que el auto se mueva solo".

Adaptar un auto local (que debería cumplir con los requerimientos mínimos para poder ser adaptado) llevaría mucho más tiempo: alrededor de dos años, según estimaban algunos de los responsables del proyecto.

"Más del 90% de los accidentes de tránsito son por culpa del conductor, porque se equivoca, se queda dormido, etc. En proporción, son muy pocas las veces que ocurren por algún problema mecánico. Es preferible que en vez de tener solo dos ojos mirando hacia un lugar haya 8 cámaras mirando todos los ángulos simultáneamente, sensores y una IA capaz de tomar la decisión correcta o incluso tomar información de otros autos para evitar choques", agrega Mas.

Pero el auto autónomo argentino aún no salió a la calle solo. Por cuestiones de legislación, tiene que tener alguien conduciéndolo. Lo que se está haciendo igualmente es llevarlo por algunas calles para que el sistema pueda ir incorporando datos tanto de las señalizaciones y del tránsito.

Eso lo hace a través del sensor láser ubicado en su techo y las 8 cámaras que apuntan en todas direcciones, para interpretar todo lo que pasa alrededor. Toda esa información se almacena en una base de datos que la IA estudia y de la que aprende, para que luego el auto sea capaz de responder de la manera correcta ante cada eventualidad.

Los sensores y radares ubicados en el techo del coche permiten a la IA identificar objetos y calcular distancias y velocidades

Auto autónomo argentino: lo que viene

La primera fase o primer paso del desarrollo de este vehículo, que fue la mostrada en sociedad, entonces, es la que pueda moverse en un circuito determinado. La segunda etapa será, en base a la información recolectada, que sea capaz de moverse en el tránsito. Esta fase tardará, de acuerdo a los responsables del proyecto, "uno o dos años" y en principio se llevará a cabo en ambientes controlados.

No es, sin embargo, la primera experiencia que se lleva a cabo con vehículos desarrollados en la Argentina. En 2015, el gobierno porteño (a cargo entonces de Mauricio Macri) presentó en sociedad un proyecto de auto eléctrico y autónomo diseñado por la empresa Space Ai (con idea de Diego Favarolo, fundador de Bumeran, Alejandro Repetto y Enrique Cortez de Funes, de la empresa nacional Inipop) y financiados por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sin puertas, volante o pedales pero con pantalla táctil que mostraba un mapa y con capacidad para dos personas, la idea era que circularan por los carriles del Metrobús, aunque faltaba la legislación correspondiente. Siete años después, ese tema todavía no está definido.

Si bien los autos autónomos parecían algo sacado de un cuento o película de ciencia ficción hasta hace solo unos pocos años atrás, cuando empezaron a aparecer modelos con distintos tipos de autonomía, lo cierto es que vienen pidiendo pista desde hace años.

Fueron varias las empresas y los prototipos diseñados en varios países que se fueron probando para ver si era posible lanzar a la calle (y al mercado) un auto autónomo. Nombres como Mercedes Benz, Audi, Google, Toyota, Lexus, Ford o Tesla son los que picaron en punta en el desafío de producir autos que se manejen solos.

En el baúl del auto se instaló una computadora para analizar los datos

A esa lista, cabe agregar a Sony y Honda, anunciaron que unirán fuerzas para vender autos eléctricos con un nivel 3 de conducción autónoma, es decir, requieren una persona preparada para asumir la conducción en cualquier momento.

Sin embargo, muchas empresas invirtieron mucho dinero y no obtuvieron aún los resultados esperados, por diferentes contratiempos (como el accidente fatal en 2018 en el que un auto autónomo utilizado por Uber que le costó la vida a una mujer en Estados Unidos), porque falta mucho en materia de legislación y porque se requiere preparar las calles de las distintas ciudades donde está pensado utilizarlos.

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