A sus 19 años, el argentino Santiago López ha hecho historia: es el primer hacker ético en alcanzar la suma de u$s1 millón descubriendo errores informáticos.

Es lo que en inglés se conoce como un bug-bounty hacker (o bug bounters ), que en español se traduce como cazarrecompensas en internet o hacker "de sombrero blanco".

Su trabajo consiste en hacer la red más segura detectando y solucionando los puntos débiles y las fallas de software antes de que lo hagan otros. Hay muchas empresas dispuestas a pagar altas sumas de dinero a quienes sean capaces de hacerlo.

Facebook, Google, Apple, Yahoo, Nintendo, Lufthansa, General Motors y otras grandes empresas e instituciones contratan a este tipo de hackers para mejorar su seguridad cibernética . Muchos de ellos son adolescentes.

López trabaja arreglando los sitios webs grandes compañías y ha logrado hacer una fortuna con su talento informático.

Tanto es así que se ha convertido en millonario, obteniendo unos ingresos que equivalen a 40 veces el salario promedio anual en Argentina.

Más de 1.600 "bugs"

"He ayudado a Twitter, Verizon, empresas privadas y al gobierno de Estados Unidos", le contó la BBC. Y dice que se siente bien al saber que está mejorando internet.

"Con cada bug (errores que descubre y arregla) haces internet más segura. Es impresionante".

En total, ha encontrado más de 1.600 errores informáticos, lo cual ha permitido proteger a millones de internautas de posibles ataques cibernéticos.

Lo ha logrado a través de la mayor plataforma de hacking ético del mundo: HackerOne , una compañía con base en San Francisco, EE.UU., para la que trabajan hackers éticos de todo el mundo.

Los hackers suelen recibir entre US$50 y US$500.000 por apenas dos horas de trabajo.

Cientos de empresas se han asociado con HackerOne, que ya ha superado el récord de 100.000 vulnerabilidades encontradas. La suma destinada a las recompensas para los hackers excede los u$s45 millones.

"La percepción sobre los hackers está cambiando", declaró Luke Tucker, director de contenido y comunidad en HackerOne.

"Con la frecuencia de ciberataques a nuevos niveles, las empresas y agencias gubernamentales se están dando cuenta de que para protegerse en la red necesitan un ejército de individuos muy habilidosos y creativos de su parte: los hackers", completó.

"Cuantas más empresas se unan a la comunidad de hackers, más seguros estarán sus clientes y ciudadanos".

Gustos

"Me gusta gastar el dinero", dice López, quien se unió a HackerOne en 2015.

López se cambió de casa y se compró un nuevo auto gracias al dinero que ha ganado con su trabajo. Ahora vive en un barrio privado con su propio sistema de seguridad.

"Es más costoso que un lugar 'normal', pero vale la pena", asegura frente a las cámaras de la BBC, al volante de su auto de diseño.

En su residencia tiene una pista de tenis privada, piscina, una casa de diseño y otras comodidades de las que a veces presume en su cuenta de Instagram.

"No me gusta ser el típico hacker de las películas con pelo largo y gafas. Me gusta ser un tipo normal, pero hacker", agrega.

A la pregunta de si alguna vez se vio tentado a usar sus habilidades como hacker con otro tipo de intenciones, dice que al principio sí, "estuve un poco tentado, pero una mala acción te puede llevar directamente a la cárcel".

"El sistema de cazarrecompensas me salvó en ese sentido", comenta.

También dice que en Buenos Aires le gusta ser uno más y pasar desapercibido. Aunque tiene metas ambiciosas: "Mi verdadero sueño es tener mi propia empresa, una gran compañía que todo el mundo conozca".

Cada vez hay más bug bounters en el mundo, pero López dice que hay trabajo para todos. Siempre habrá un nuevo error informático por encontrar.

"La carrera está como al 50-50, pero espero ganarla".

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