Rasti es una marca que quedó en el imaginario popular como un genérico de los juegos de ladrillos. Nacida como una alternativa a Lego, la empresa fue parte de la niñez de millones de argentinos.
Pero la revolución digital le llega a todas las compañías y la nostalgia no permite capturar la atención de los chicos, maravillados en estos días por los celulares, tablets y otros dispositivos de entretenimiento digital.
Consciente de esto, Rasti ingresó al mundo de la electrónica y buscará un lugar en las escuelas argentinas, tanto privadas como públicas.
La firma, una típica Pyme argentina, no sólo innova en su cartera de productos, sino que también lo hace desde el punto de vista del negocio: los kits de robótica que acaba de lanzar no ingresarán al circuito comercial tradicional de jugueterías, sino que se utilizarán para ampliar la relación que tiene como proveedor del Estado.
Esto sucede en un momento en el que los gobiernos de la Nación y las provincias vienen convocando a licitaciones de estos tipo de equipamiento a través de sus áreas de Educación.
Para la firma una oportunidad de ingresar en ese segmento. Hasta ahora, había participado de estos procesos para proveer de material didáctico a los jardines de infantes o a otras áreas de Desarrollo Social.
Ahora, la compañía desarrolló tres kits a partir de las placas de hardware abierto Arduino Nano y el software de uso libre Skratch. Sobre esta base, se diseñaron sets con robots dotados de sensores, conectividad USB, Bluetooth y puerto de infrarrojos a fin de conformar los diferentes módulos.
A su vez, estos sets se complementan con Blink, una plataforma de e-learning en la que los docentes podrán cargar sus proyectos y los alumnos plantear sus consultas y propuestas, además de permitir efectuar un seguimiento sobre cada una de las tareas.
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El departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica del ITBA y la empresa Construitov, dedicada a facilitar la implementación de esta disciplina en las escuelas, son otros dos socios de Rasti en esta iniciativa.
Cada uno de estos kits permitirá realizar trabajos en equipos de tres a cinco chicos, en los que cada uno tendrá un rol distinto: está el que construye, otro que programa y un tercero que presenta el proyecto en base a un tema propuesto en el aula.
El objetivo es que se puedan desarrollar diversas iniciativas a lo largo del año y, al finalizar el ciclo, presentarlas como un todo.
A esto se suma la plataforma Blink, que posibilita dar el soporte para la evolución del trabajo de los chicos de manera horizontal a las distintas asignaturas que estén involucradas en estas tareas.
Como tercer aspecto, se incluye capacitación y seguimiento a los docentes que incursionen con estos robots en el aula.
De los tres tipos de kits existentes, dos están orientados a chicos de seis años en adelante, mientras que el restante está destinado a quienes tienen más de nueve años.
La razón de esta segmentación responde a que se trata de un conjunto más complejo, con más sensores y que, inclusive, puede utilizarse en la escuela secundaria. Además, abordan tres temáticas diferentes: casa inteligente, ciudad sustentable y escuela inclusiva.
Cada uno de ellos está dividido en cinco módulos que, a su vez, presentan tres grados de complejidad diferentes, de acuerdo con la cantidad de sensores a incluir y que exigirán distintos niveles de programación.
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Por ejemplo, en la casa inteligente será posible trabajar primero con un jardín conectado o con un sistema de energía inteligente. Lo mismo con la ciudad y con la escuela, cuyos desafíos pasan por encontrar los modos de integrar a partir de la tecnología a los niños que tengan algún tipo de dificultad motriz o sensorial.
"Somos una Pyme y queremos que los chicos aprendan con Rasti. El objetivo para este año es llegar a escuelas privadas con esta propuesta y que cada una de ellas incorpore unos 20 kits, además de participar de las licitaciones de robótica educativa que ya vienen realizando diversos ministerios", dijo a iProUP, Daniel Dimare, director de Marketing y Comunicación de Rasti.
Transformación
Además de estos kits, Rasti avanza en la mejora de los procesos y encara la transformación digital que exige este momento histórico que atraviesa el mundo.
"En varios casos, implicó innovar en los juguetes lanzados, siempre y cuando no se afecte la propuesta de juego libre y didáctica. Y, claro está, si es útil para una diversión aumentada, como Rasti Castillo de Fuego, que cuenta con una aplicación gratuita para Android y iOS", señala el ejecutivo a iProUP.
El empresario añade: "Una vez que los chicos armaron el castillo, que incluye unos nodos inteligentes en su construcción, ven a través de la app cómo aparece un dragón, un brujo, fuego o un guerrero medieval con los cuales pueden interactuar gracias a la realidad aumentada" (ver video).
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Una estrategia que, luego, la firma aplicó a otros productos, en los cuales se incluyeron accesorios y piezas que se pueden imprimir a través de tecnología de impresión 3D, tal como ocurre con la línea Rasti Hot Rod.
En lo estrictamente operativo, para los procesos de administración y producción se implementaron herramientas de gestión que permiten que los clientes de la compañía realicen el control de stock de sus locales y así eficientizar las reposiciones, como también el uso de plataformas de business intelligence orientadas a monitorear las áreas del negocio y acelerar la toma de decisiones.
Al mal contexto, buena cara
La compañía concretó la presentación de los kits de robótica en un momento en el que las pequeñas y medianas empresas argentinas pasan su peor momento durante la administración de Mauricio Macri.
Dimare reconoció que ya sufrieron varias crisis parecidas, aunque se mostró confiado en que ahora se trata de un momento que "es de transición".
"Este año va a ser difícil, como 2018, pero estos productos que presentamos ahora están orientados a algo concreto", completa.
Según el ejecutivo, entre los principales problemas que enfrentan las Pymes lo que le preocupa más es el "poder adquisitivo cada vez menor de los argentinos que genera baja del consumo interno".
También enumeró a "la inflación, que quita previsibilidad en precios y utilidades de nuestros productos; y las variaciones en el tipo de cambio, que produce inestabilidad en los costos de las materias primas y no permiten mantener los precios en dólares de la exportación".
Por último, criticó "la falta de financiamiento de capital de trabajo a tasas razonables, incremento de importaciones de juguetes, altos intereses de las tarjetas de crédito para compras en cuotas que atentan contra los productos de precios medios, fuerte presión tributaria y superposición de impuestos que encarecen los importes de venta al consumidor".
Ante un escenario local desfavorable, la icónica marca de juguetes apuesta a la transformación digital para expandir su negocio y adecuarse a las reglas de la nueva economía. Todo para mantener su vigencia en la vida de sus clientes de siempre: los chicos.