Varios expertos esbozan cómo evolucionarán esas 2 Internet: una con un modelo chino y otra con un modelo occidental que logre superar la dependencia de las grandes tecnológicas.
Ucrania pidió a principios de mes desconectar a Rusia de Internet. Sin embargo, es el propio Kremlin el que está dando los pasos necesarios para hacerlo, a tenor de un documento de su Ministerio de Desarrollo Digital que ha trascendido esta semana. Muchas de las medidas que enuncia ese informe se materializaron el pasado viernes 11 de marzo.
En el texto, el propio ministro de Desarrollo Digital, Andrei Chernenko, instaba a todas las páginas oficiales rusas a alojarse en servidores en territorio nacional, en caso de que alguna fuese todavía alojada en centros de datos en el extranjero. Las órdenes son muy minuciosas: llegan a exigir que se deshabiliten los códigos JavaScript que usen recursos alojados fuera del país.
Pero Rusia niega que su intención fuese desconectarse del resto del mundo.
Fuentes del mismo Ministerio aseguraban a la agencia estatal Interfax que "no hay planes" para "apagar Internet desde dentro". Simplemente se estarían preparando "para diversos escenarios en los que sería necesario garantizar la disponibilidad de los recursos digitales rusos", ya que sufren "continuamente" ciberataques del extranjero.
La situación
Internet nació como una red de redes que pretendía conectar al mundo entero. Un ciudadano ruso o chino puede visitar páginas estadounidenses o europeas con facilidad. Ocurre igual al contrario. Pero el día a día constata una realidad: con la web 2.0, la red comenzó a concentrarse en un oligopolio de grandes tecnológicas.
Gran parte de lo que ocurre en Internet ocurre en plataformas digitales como Facebook, Twitter o Amazon. Ante el auge del cloud, son cada vez más las firmas que apuestan por los grandes players del sector, como la propia Google, Amazon Web Services o Microsoft Azure.
Rusia, por su parte, tienen su propio Facebook. VKontakte, que fue fundada por Pavel Durov (hoy CEO y fundador de la app de mensajería Telegram, muy crítico con el régimen de Putin) que hace apenas unos meses anunció que lanzaba su propia alternativa a TikTok.
Antes de lo pensado podría haber más de una red de redes funcionando en el mundo
Los usuarios chinos confían en WeChat, una alternativa a WhatsApp que en realidad es mucho más y que cuenta con servicios alternativos a Instagram, Facebook, Twitter. También en el gigante asiático nació Doujin, la versión original de lo que en el resto del mundo se conoce como TikTok.
Rusia dice que no pretende desconectarse de Internet. Pero las medidas que se implementaron a lo largo de ese viernes allanan el camino para cuando decida hacerlo. Uno de los movimientos es que, a partir de esta semana, todas las páginas del Estado ruso tendrán que tener sus servidores DNS localizados en el mismo territorio nacional.
Esos servidores DNS son los encargados de traducir las direcciones complejas de los distintos portales y servicios web en los dominios más fácilmente recordables, como es el caso de businessinsider.es.
No es muy distinto de lo que propuso hace unos meses un organismo de la propia Unión Europea, que planteó crear un servicio de DNS gratuito, público y europeo para reducir la dependencia de la red de gigantes como Google, que ofrecen estos mismos servicios.
Rusia siempre ha sido una potencia cibernética gracias a su capacidad para lanzar ciberataques. José Lancharro, director de BlackArrow, la división de servicios ofensivos y defensivos de la firma gallega Tarlogic Security, advertía de que el Kremlin siempre ha sido "durante mucho tiempo" muy "benevolente" con las mafias de ransomware que operan en su territorio.
Pero la eventual desconexión de Rusia del resto de Internet no solo produciría efectos inmediatos en el contexto actual de ciberguerra. También podría cambiar Internet para siempre. Varios expertos consultados por Business Insider España lo atestiguan. "El gran sueño del Internet global entra en crisis".
"Es posible que se fracture"
Raquel Jorge Ricart es investigadora experta en política digital y ciberseguridad en el Real Instituto Elcano, uno de los think tank más prestigiosos y crucial para entender la posición de España en el mundo: "Hoy internet no se rompe; pero es verdad que puede estar en un proceso de convertirse en algo de doble vía".
"China propone cada vez más modelos de gobernanza de Internet y estándares en agencias de las Naciones Unidas como la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT). Ahí no solo proponen definiciones y estándares: si esos estándares se aprueban, incidirán de forma obligatoria en cómo se tienen que desplegar en un país del África subsahariana, de Latinoamérica o de Europa", recuerda.
Y el principal aliado con el que cuenta China a la hora de aprobar esos estándares en espacios como la UIT no es otro que Rusia. "Si siguen consiguiendo aprobar sus propuestas, se puede producir una escisión de Internet. No creo que se produzca una nueva era de Internet, en la que países como EEUU adopten un modelo como el chino", explica. "Pero es posible que se fracture".
"No creo que Internet esté en peligro", responde Miquel Pellicer, director de Comunicación Digital de la UOC. Pellicer trabajó en la expansión de la marca de un gran club de fútbol en China, con lo que conoce bien las redes sociales del gigante asiático: "Funcionan con su propio ecosistema, descentralizados del resto del mundo, de Occidente".
"Existe una gran red internacional, pero hay ciertos territorios muy acotados por intereses, censura o políticas", incide. "China va a ser el gran imperio del siglo XXI", considera. Aunque la palabra descentralización se venía asociando a conceptos como la web3, un modelo emergente en el que Internet iba a apostar más por redes descentralizadas gracias al blockchain, una cosa es evidente.
Antes de que llegue ese momento, "el gran sueño del Internet global" podría haberse esfumado. Ese modelo "ha entrado en crisis", apunta Pellicer.
China ya ha dado grandes pasos para independizarse de la red de redes
La globalización de Internet no continuará
Ángel Maldonado es el CEO y fundador de Empathy.co, una firma con sedes en Asturias que antes de la pandemia ya había abierto oficinas en Londres y Nueva York, aunque ya han abrazado un modelo de teletrabajo total. Se trata de una startup de origen español que crece de forma orgánica, sin rondas de financiación, cuya principal característica es su ética corporativa.
Empathy.co se diferencia de sus competidores en que quiere un Internet más saludable y ético. Su principal negocio es proveer de motores de búsqueda centrados en plataformas de comercio electrónico. Entre sus clientes figuran Inditex o Vodafone.
Maldonado comienza su disertación citando a David Bowie. El icónico artista dijo en 1999 que el potencial sobre cómo Internet acabaría afectando a la sociedad, "tanto para bien como para mal", era entonces "inimaginable".
"Hablamos del contexto real y del estado del contenido", dijo entonces Bowie. "Van a ser muy diferentes a todo lo que podamos imaginar en el presente. La interacción entre el usuario y el proveedor de contenidos va a estar muy alineada, va a romper todas las ideas que teníamos concebidas sobre cómo funcionan los medios de comunicación".
Todo el momento que se vive ahora, con la eventual desconexión de Rusia del resto de la red y todas las consecuencias que podría tener una posible fractura de Internet, encajan en esas predicciones de Bowie, según Maldonado. "Lo que está pasando me recuerda a ellas", dice.
"Predijo que Internet fragmentaría audiencias, provocaría una proliferación de la oferta y una posterior segmentación". Reivindicó, en síntesis, el origen de Internet mediante una descentralización "que no se dio", recuerda Maldonado, "porque surgió el instinto depredador del ser humano" y aparecieron grandes imperios tecnológicos como Facebook, Google o Amazon.
"Las ideas originales con las que se concibió Internet se han acelerado a través del conflicto geopolítico. No hay una explicación rectilínea, todo esto sucede en múltiples dimensiones. La propia naturaleza de Internet es multidimensional y multidireccional, y su potente dinamismo resurge y se acelera con esta crisis", considera el fundador de Empathy.co.
"Es imposible prever qué es lo que va a pasar, pero se puede prever qué es lo que no va a pasar: que la globalización de Internet continúe", continúa. La globalización, "fruto de la revolución de los medios", es la "némesis" de un escenario de "regulaciones a las comunicaciones e Internet" como el que puede resultar del emergente bloque digital chino y ruso.
El filósofo David (Da5id) Casacuberta fue el fundador del capítulo español de la icónica fundación Fronteras Electrónicas. Fue, en realidad, el primer rostro visible del activismo en defensa de los derechos digitales, cuando Internet no era lo que hoy es. Ya advertía que el potencial utópico de la red se había perdido y la neutralidad estaba en riesgo.
Maldonado confía en que, fruto de esa "fragmentación de las audiencias" y esa posible escisión de la red de redes, pueda volver parte de ese potencial utópico. "La naturaleza constitutiva de Internet cae por la contundencia de su peso. Se está llegando a un acuerdo con la naturaleza originaria de Internet". Maldonado y su equipo, además, trabajan con Tim Berners-Lee, el padre de la WWW en la propuesta de un Internet más descentralizado que no dependa tanto de las grandes tecnológicas.
El problema: esa fragmentación de las audiencias también supondría que los internautas se refugien en nichos de afinidad. El emprendedor habla del modelo Me2B, el siguiente paso del B2C (business to consumers). "Los usuarios, las familias, serán las plataformas. Las marcas tendrán que acudir a ellas. Es normal que en distintas épocas de nuestra vida nos acojamos a concretos espacios de opinión".
La web 3.0 podría no ser como se la piensa
Así podría afectar a España y Europa
Si Internet se acaba escindiendo, "si eso ocurre", continúa Raquel Jorge Ricart, la investigadora de Elcano, "EEUU y Europa tendrán que saber posicionarse y contar con una mayor colaboración público- privada. Que las asociaciones industriales vean que sus proyectos de negocio tienen también un impacto en poder, política y zonas de influencia".
"Rusia no va a producir una escisión de Internet, pero su apoyo a las propuestas chinas en estas agencias internacionales puede acelerar el proceso", advierte.
Se trata, a juicio de la experta, de un país que "no es tecnológicamente maduro en sectores estratégicos. Sí hay una empresa pública de telecomunicaciones, pero su influencia es menor. Se centra más en la economía nacional y en la de países periféricos. Su nivel de digitalización es bajo".
Por eso, aunque a España no le impactaría de forma directa una posible escisión de Internet de forma inmediata y tras lo que pueda suceder a partir de hoy ("no tenemos dependencia del sistema ruso", explica Jorge Ricart), sí se abren oportunidades tanto para el país como para la Unión Europea.
En la prensa de Bruselas se destaca el caso español como país que quiere ser referencia en el ámbito de los derechos digitales. España ya cuenta con una Carta de Derechos Digitales que ahora Bruselas quiere desarrollar a nivel comunitario y la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial fue rápida al proponer al país como región piloto para el futuro reglamento de la IA de Europa.
Otra puerta que se abre es Latinoamérica. "En América Latina nacen muchas startups y muchas fintech con inversión propia. Ya hay empresas españolas colaborando con ellas, pero debería haber más. Es un gran nicho de mercado y puede generar confianza: cuando ves cómo un país confía en un sector, se crean esos lazos de confianza mutua muy importantes".
Hasta ahora, recuerda la investigadora, China es uno de los países con "mayor presencia tecnológica" en América Latina.
En un mundo con dos Internet estará por ver, indicó Business Insider España.