El Open Banking plantea un nuevo modelo de negocios que con su llegada impulsará a las entidades financieras a adaptar sus procesos, estructura e interpretación del contexto para dar lugar al desarrollo de nuevos productos y servicios con foco en la mejora de la experiencia bancaria.
Permite que los bancos compartan de manera segura información de sus clientes con otras entidades bancarias, siempre con autorización de los mismos, a fin de desarrollar soluciones a medida según las necesidades de cada persona.
Al mismo tiempo, implica la colaboración entre instituciones y la creación de una nueva estructura financiera.
A través de la apertura de información, se pueden diseñar herramientas que brinden al usuario mayor practicidad por medio de formatos fáciles y asequibles, así como mejores opciones de refinanciamiento o la reducción de cargos en la cuenta corriente.
Se trata de un beneficio tanto para las entidades como para sus clientes ya que el Open Banking permite aumentar la competencia en el mercado bancario para lograr el mejor servicio y una óptima experiencia para los usuarios finales.
Ahora bien, este modelo requiere también de una regulación que indique quiénes son las entidades financieras autorizadas a pedirle acceso a la información bancaria de los usuarios, además de una fuerte política de protección de sus datos.
América Latina atraviesa un proceso regulatorio en evolución, donde algunos países tienen un marco oficial desarrollado mientras que otros están trabajando en ello.
Las APIs como herramienta
El método que hace posible una estructura abierta como el Open Banking se denomina Interfaz de Programación de Aplicaciones (APIs por sus siglas en inglés).
Se trata de un mecanismo estandarizado para que los sistemas tecnológicos entre dos instituciones intercambien información de forma segura. En este sentido, constituyen una pieza fundamental en la expansión y evolución del sistema financiero.
En Europa y cada vez más en Latinoamérica, la regulación del Open Banking lleva a las entidades financieras a usar APIs para compartir la información de sus clientes (bajo altos estándares de seguridad y consentimiento del usuario), y generar así un ambiente de promoción de servicios, pagos, transferencias y productos adecuados a cada persona, creados en espacios colaborativos.
Sin embargo, la banca tradicional tiene un gran desafío por delante ya que al contar con sistemas legados se les dificulta garantizar la posibilidad de participar activamente en la prestación de mejores servicios financieros aptos para este nuevo modelo de negocios.
Open Banking en Argentina
En nuestro país, este modelo se está gestando y podemos observar algunas iniciativas al respecto.
Las disposiciones impulsadas por el BCRA buscan ampliar la información disponible en el mercado, en pos de favorecer la llegada del Open Banking.
Actualmente funcionan algunas medidas directamente relacionadas a la apertura de datos que favorecen al usuario, como es el caso de lo propuesto por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), en referencia a Transferencias 3.0, que promueve la formación de un ecosistema digital de pagos abierto, lo que permitió que -desde fines de noviembre de 2021- esté en funcionamiento el sistema de QR estandarizado.
Pero si hablamos de la implementación de Open Banking puntualmente, las propuestas están llegando al país y se espera crecer en este camino.
¿Qué trae consigo el Open Banking?
La disrupción en el cambio del modelo de negocios será inminente con la llegada de este sistema, por lo que las entidades financieras deberán trabajar en su adaptación, así como también en la confianza de las personas, que deben autorizar la posibilidad de que se compartan abiertamente sus datos y mantenerlos informados sobre los beneficios que les brindará.
El Open Banking implica cooperación entre instituciones en beneficio del usuario.
Los bancos continuarán ofreciendo sus servicios y cobrarán por ello, pero es a través de alianzas con partners tecnológicos que dinamizarán, cambiarán y transformarán el modelo de negocios.
De esta manera, se plantea una evolución para la industria financiera, lo que supone -sin duda alguna- un reto que deberá encararse con colaboraciones e innovación de cara a un futuro con mejores y más ágiles experiencias.
*Por Marcelo Fondacaro, COO de Veritran