Durante la pandemia, quedó demostrado el poder de la tecnología y su rol en la salud. Herramientas como big data, inteligencia artificial o machine learning salieron al auxilio para diseñar estrategias sanitarias más acordes, acortar los tiempos de testeos de nuevos tratamientos e identificar variantes del virus..
Uno de esos ejemplos fue Boti, el chatbot de WhatsApp que impulsó el Gobierno porteño y se convirtió en un recurso clave, resolviendo consultas sobre turnos de vacunación, hisopado y mucho más.
De hecho, recibe 5 millones de conversaciones mensuales y posee más de 50 integraciones con diversas dependencias porteñas. Además, fue programado para "empatizar" con los usuarios y lo logró: antes de la pandemia, recibía 300.000 consultas por mes.
Tecnología en acción
Fernando "Bana" Benegas, partner en Bleett, ex secretario de Innovación y Transformación Digital del gobierno porteño y considerado el "padre" de Boti, comenta a iProUP que la relación entre tecnología y salud es histórica, pero avanzó muchísimo en los últimos dos años.
"Siento que se abre un nuevo capítulo de aceleración en desarrollo y en adopción de tecnologías que resuelvan cuestiones fundamentales, como la accesibilidad a soluciones y facilitación del vínculo de las personas con sus médicos, seguros, obras sociales, efectores, laboratorios, etcétera", remarca.
Benegas, quien ahora lidera la startup de chatbots Bleett, asegura que este cambio también permite "modelos de monitoreo, prevención y detección temprana de enfermedades", ya que "el concepto de bienestar integral abre puertas a aplicaciones con múltiples impactos en las personas".
En la misma sintonía, Diego Pereyra, coordinador académico sobre healthtech y docente de la Universidad de San Andrés, remarca a iProUP: "Es increíble que hoy toque dos botones y tenga un iPhone en mi casa a través de Mercado Libre y, a la vez, que esto no pueda replicarse en la salud y todavía tengamos que ir con la receta a la farmacia".
Y añade: "Esto quédo obsoleto para pacientes con tratamientos crónicos, ya que con Rappi puede comprarse un medicamento pero el proceso no asegura el descuento de la prepaga o PAMI".
Para Pereyra, es importante entender que debe adoptarse el camino de la omnicanalidad. Siguiendo con su ejemplo, "Rappi, al saber lo que consumimos, puede advertir que si comemos mucho helado o pizza sufriremos diabetes. Estos datos los pueden vender a las farmacéuticas"
"Un algoritmo predijo el COVID, sabía cuándo íbamos a tener el pico de camas ocupadas en hospitales, lo íbamos ajustando. No nos salvó del colapso sanitario porque lo hicimos solo en el Güemes, pero con estos datos sí pudimos prever ciertas cosas", señala.
Además, el especialista comenta el ejemplo de los test de ADN de Bitgenia, firma argentina que detecta enfermedades tempranamente mediante análisis genéticos, y propone que se realicen estas pruebas a los chicos pequeños a temprana edad.
Y destaca el poder de la telemedicina, con la que se puede atender a un paciente en España o La Plata, pero siempre esperamos que lo haga un médico porque la medicina es una ciencia humana".
"Se pueden relacionar ambas cosas, automatizar con inteligencia artificial y procesadores de voz, pero a la vez el paciente puede ser atendido por un operador que brinda el valor humano sumado a la tecnología, un médico híbrido", subraya.
Por su parte, la doctora Analia Baum, Directora General de Sistemas de Información Sanitaria (DGSISAN) del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, indica a iProUP que la información sanitaria es un elemento básico de todo sistema de salud.
Apunta que "la falta de comunicación de los diferentes actores involucrados en la atención a los pacientes, junto a la falla en la estandarización de los procesos de atención y almacenamiento de la información, dan lugar a la fragmentación y duplicación de datos, dificultando la gestión clínica, administrativa y gerencial".
Según su visión, "el rol de la tecnología es clave para que todos los actores que participan del sistema de salud accedan a la información de manera oportuna para tomar mejores decisiones en todos los niveles de atención y gestión".
"La aplicación de tecnología, utilizando estándares para el almacenamiento y relevo de datos, permite a los profesionales trabajar en tiempo real y a la institución estar siempre actualizada sobre las prestaciones que brinda, reserva de turnos, preindicaciones de estudios y solución de situaciones administrativas", indica.
En este punto, subraya que "los sistemas de salud integrados trabajan facilitando la acción de todos los actores, incluyendo a los pacientes, ahorrando tiempo y recursos, además de posibilitar las mediciones de calidad y promover un sistema con mayor seguridad, eficiencia y efectividad".
Lo que dejó la pandemia
Benegas confía que – según su experiencia– una de las claves para escalar a tiempo fue el uso de asistentes virtuales y su rol fundamental para atender las consultas.
En este punto, comenta que "en la Ciudad se hizo desde el triage, cuyo protocolo cambiaba varias veces por semanas y éramos súper adaptables, pudiendo derivar a los usuarios, según corresponda, a un sistema de automonitoreo o el centro de testeo más cercano a su ubicación".
Según el exfuncionario, en el caso de las pruebas se diseñó una experiencia que ofrecía el resultado personalizado y por WhatsApp, mucho mas amable y práctico que un call center, y con un comprobante escrito a nombre del paciente.
"Respecto a la vacunación, implementamos un proceso punta a punta: desde el empadronamiento, elección de turno y recordatorio con asistencia sobre cómo llegar. Incluso, avisando las condiciones climáticas; hasta el feedback para asegurar que toda la experiencia sea acompañada de manera empática y cercana. Sobre todo, asegurarnos que la persona finalmente reciba su dosis: es un proceso que te acompaña aún hoy con el refuerzo", comenta.
Benegas agrega que Boti realiza seguimiento diario de contactos estrechos, armando tableros de situación y evolución de pacientes para que los asista un médico, el SAME o simplemente acompañar a usuarios sin síntomas hasta el momento del testeo.
Además, se implementaron más de 20 soluciones relacionadas con la pandemia que se adaptaron mes a mes en un entorno tan cambiante que necesitaba una solución flexible y adaptable. También se realizó una prueba con Inteligencia Artificial junto al Ministerio de Salud porteño, con una red neuronal que se desarrolló con 6.000 toses de personas con y sin coronavirus.
Según el exfuncionario, "mediante un entrenamiento se pudo, con un altísimo grado de asertividad, definir si un audio de WhatsApp con cierta tos tenía patrones más compatibles a uno de los dos grupos, y eventualmente esto podría sugerir testearse".
"Esto abre una puerta enorme a distintas aplicaciones. En Bleett acompañamos a compañías y organizaciones en el diseño de soluciones, como el seguimiento de pacientes con enfermedades crónicas; acceso a un primer sistema de salud ordenado por triage vinculado con historia clínica digital; envío de resultados, turnos y recetas; entre otras aplicaciones ", dice Benegas.
El experto remarca que la clave está en el "uso inteligente de un nuevo canal sumado a la toma de decisiones basadas en datos, herramientas de inteligencia artificial y sobre todo en un diseño conversacional amable y cercano, fácil de usar por el lado del usuario. El usuario no consume tecnología, consume soluciones".
De hecho, ya están apareciendo asistentes virtuales para acompañamiento inteligente e hiperpersonalizado de temas de entrenamiento, alimentación , de salud mental e incluso para abordar temas como la soledad, que está dentro de la agenda de futuro de las sociedades.
Baum explica que las "herramientas de monitoreo que se usaron para seguimiento de pacientes con COVID podrían ser rediseñadas para enfermedades crónicas no transmisibles. En este caso, no para prevención, pero sí de gran ayuda para mejorar la asistencia a sus controles y evitar complicaciones que afectan la calidad de vida de estos pacientes y sus acompañantes".
También pueden utilizarse para promover el control de niños sanos y embarazos, por ejemplo y evitar enfermedades al brindar los cuidados mínimos. Estos sistemas tendrán cada vez mayor participación en la gestión de conocimiento, mejorando la toma de decisiones gracias a la inteligencia artificial. Además, los pacientes serán parte activa en estos procesos.
Según la especialista, "relojes y teléfonos inteligentes, sensores de movimiento y otras tecnologías de Internet de las Cosas generarán grandes volúmenes de datos en tiempo real. Debemos aprender a recolectarla, almacenarla, procesarla e interpretarla, cuidando la privacidad y brindando un verdadero valor a la sociedad".
"En la actualidad hablamos de Big Data e Inteligencia Artificial que, por supuesto, son carriles permanentes en el desarrollo de la Informática Sanitaria y serán transformadores definitivos de la forma en que entendemos la realidad y cómo la gestionamos", enfatiza Baum.
Sin embargo, la especialista confirma que aun siendo lenta la transformación digital en el sector salud, no son las tecnologías las transformadoras en sí, sino la gobernanza en el diseño de estrategias y políticas sanitarias basadas en la información, el liderazgo para implementar dichas políticas.
"Los recursos humanos con las capacidades necesarias, la inversión en infraestructura y tecnología, la elaboración de marcos normativos adecuados, la inclusión digital de los ciudadanos, el uso de estándares para la interoperabilidad y, principalmente, la cooperación entre todos los actores para hacer un uso adecuado e inteligente de los datos y alcanzar una verdadera propuesta de valor", concluye.