"Argentina ya está exportando servicios basados en el conocimiento en un número similar al sector automotriz". La frase, pronunciada por el ministro de Producción Matías Kulfas, remarca el rol creciente de la "industria 4.0" en la generación de divisas por cerca de u$s7.000 millones al año.
Lo curioso es que las cifras de exportación no figuran en el INDEC. Tampoco es clara la cantidad de puestos reales que posee el sector, más allá de las cifras que comparten las cámaras.
iProUP cursó varios pedidos de información pública a la AFIP y otras dependencias para conocer la cantidad de empleados que poseen las principales empresas. Todos fueron aplazados. Ni siquiera hay datos para contrastar que puedan aportar los gremios, porque la industria del conocimiento no está sindicalizada.
Grieta gremial
La Ley de Economía del Conocimiento, que fuera aprobada por unanimidad durante el gobierno de Macri y "reciclada" por la actual gestión de Alberto Fernández para que las Pymes accedan a mayores privilegios, se propuso como una versión ampliada de la Ley de Software.
En efecto, esta área clave de actividad fue una de los que más creció y la de mayor potencial, más teniendo en cuenta varios factores clave que la posicionan a nivel global:
- La disponibilidad de talento de clase mundial
- Instituciones educativas de excelencia
- Ecosistema emprendedor maduro con varios unicornios
- Huso horario compatible con EE.UU. y Europa, principales clientes
- Tipo de cambio competitivo
Y tiene otra "ventaja" adicional, al menos desde el punto de vista empresarial: la baja sindicalización. Para varios expertos, es una de las cualidades que posibilita que crezca tanto. Para otros, es la razón de la continúa rotación y fuga de talento, profundizada por la brecha cambiaria.
Matías Kulfas, ministro de la Producción, aseveró que "Argentina ya está exportando servicios basados en el conocimiento en un número similar al sector automotriz"
Según la Cámara del Software, en el sector trabajan unos 120.000 profesionales, cifra que podría duplicarse si se tienen en cuenta a informáticos de otras ramas, como la industria financiera. Por lo pronto, son muchos los gremios que compiten por representarlos:
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Unión Informática (UI): data de 2011 y es uno de los más antiguos. Fue creado por ex empleados de IBM y firmas de gran porte. Está vinculado al líder camionero Hugo Moyano
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Asociación Gremial de Computación (AGC): consiguió la personería gremial para el AMBA y cuenta con el apoyo del legislador porteño Juan Manuel Valdés, hijo de Eduardo, diputado k y ex embajador en el Vaticano
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Sindicato Único de Trabajadores Informáticos (SUTIRA): liderado por Julián Rousselot, decano de Informática de la UADE e hijo de Juan Carlos, ex intendente de Morón en el menemismo. Fue el gremio con mejor diálogo con la CESSI y se le atribuye cierta llegada al PRO
Este último hoy está intervenido y entre los dos primeros hay una "grieta". La UI fue uno de los gremios que más participó en la remodelación de la "ley amarilla", como llaman a la norma original por haber sido propuesta durante el macrismo y porque incluía en sus primeras versiones al ecommerce como actividad promovida para que entre Mercado Libre, en cuyo logo predomina ese color.
Con Alberto Fernández en el poder, la versión final de la ley incluyó un guiño "peronista": las empresas debían cumplir con sus obligaciones gremiales a través de un "libre deuda" expedido por un sindicato. Sin embargo, el Ministerio de Producción cambió este último requisito en la regulación de la norma: las compañías pueden presentar una declaración jurada.
En otras palabras, cualquier empresa puede afirmar que no tiene obligaciones con el sindicato, lo cual será siempre cierto porque su personal no está agremiado. "Es un 'siga siga' para que la industria informática esté fuera de convenio", señala a iProUP Ezequiel Tosco, Secretario General de la Asociación Gremial de Computación (A.G.C.).
En efecto, se estima que de los 120.000 empleados que enumera la CESSI, sólo 2.000 están agremiados. Es decir, el 1,7%. Según Tosco, además, "muchos de ellos hacen su propio aporte sindical porque hay empresas que se niegan a derivarlo".
"Todos los afiliados vienen por un problema, se resuelve y se bajan del sindicato. Así, te quedás sin representación y los que tenemos son casi todos son de empresas chicas", expresa un exdirigente de la UI. La sensación dentro del gremialismo es que el Gobierno cedió a este pedido para no congelar los planes de contratación de miles empleados que anunciaron los unicornios.
"Globant es una empresa enorme con un poder de lobby y está vinculada con diferentes sedes del Gobierno. Le habla al oído al Ministro de Producción", dispara Tosco.
Sin embargo, un referente del sector emprendedor afirma a iProUP que "es una gran ventaja que los unicornios se dediquen a un sector poco sindicalizado". Y plantea: "¿Te imaginás si te toman un el departamento de Sistemas de Mercado Libre como hicieron con los depósitos? Te mudan la empresa al otro día".
Otra voz autorizada del sector que prefiere el anonimato confía a iProUP que la "representación sindical no es viable por la dinámica de las empresas y sus empleados. Podría haber un gremo en los unicornios, pero la gran mayoría de los trabajadores está contratado en startups y Pymes tech".
"No les traería beneficios sino todo lo contrario. La industria es descentralizada, hoy trabajás para Argentina, mañana para EEUU y en tres meses para Inglaterra. Justamente, la posibilidad de trabajar remotamente para 'el mundo' lo hace inviable", señala.
Ley no escrita
"No necesitás un sindicato: podés negociar el sueldo y los beneficios mano a mano con la empresa". Según fuentes gremiales, se trata de una ley no escrita que comparten los mandos medios a quienes están bajo su ala en las grandes tecnológicas.
"¿Cómo un trabajador de 30 años va a discutir salarios de igual a igual con una empresa como Globant o Mercado Libre? Es desconocer cómo funciona. Además, la organización sindical sólo negocia los pisos, pero los empleados pueden pactar por su cuenta", asegura Tosco.
El ex dirigente de la UI señala que, según un empresario local, "en Argentina hay firmas que pagan $200.000 por mes por un perfil que en EE.UU. cotiza a muchísimo más. Ya no te alcanza con la obra social y los viáticos. Se te van y cobran a través de plataformas de cobro y de pago".
En la Argentina, se estima que solo 2000 trabajadores del sector -de los 120.000 calculados por la Cámara del Software- se encuentran agremiados
El dirigente asegura que varias firmas del sector aprovecharon el parate de la pandemia para lanzar una contraofensiva a partir de un gremio más "afín" al negocio de los empresarios del rubro.
"Cuando la Unión Informática empezó a avanzar, Comercio salió a pedir documentación a los empleados. Las empresas empezaron a encuadrar de prepo, pero ese gremio no tiene escalas para este rubro, que maneja otros importes. Tenés ingenieros en IBM con obra social de Osecac", relata.
El gremialista resalta que las grandes firmas "afilian a cierto porcentaje de gente en Comercio y el pacto es que no la molesten con el resto del personal". Así, amortiguan el ingreso de otros sindicatos que consideran más combativos.
Por su parte, Tosco remarca que los salarios de $120.000 en promedio que publica la CESSI "están por debajo de lo que debería pagar este mercado" y por eso van a la caza de quienes realizan tareas para el exterior.
"Criminalizan al freelance para que liquiden divisas, lo cual deberían hacerlo, pero los enfrentan para no tener que aumentar los sueldos", remarca el secretario general de AGC.
En el sector gremial afirman que la situación actual no cambiará. De hecho, creen que Sergio Candelo, actual presidente de la CESSI, fue reelegido porque mantiene una postura antigremial en contraposición con su precedesor, José María Louzao, más predispuesto a entablar diálogo con los sindicatos.
Desde el ámbito laboralista, Juan Carlos Cerutti, abogado del estudio Plan A, afirma a iProUP que "al ser la industria del conocimiento una rama tan nueva, aún no hay sindicatos que puedan representar al sector".
"El caso de Mercado Libre seguramente traerá varias disputas. Le correspondería Comercio por la actividad de ecommerce y La Bancaria por su actividad fintech. Pero también Moyano peleará por lo que es distribución", remarca.
Según el letrado, cada gremio impone ciertas cuestiones a sus representados, como escalas, bonos, aportes a organismos formación, entre otras. Desde el sindicalismo remarcan que el unicornio no reconoce a los sindicatos de software pero declara esa actividad para obtener los beneficios del régimen el conocimiento.
Pese a las diferencias, los gremios aseguran que no hay cifras creíbles sobre el tamaño del sector y que falta un mapeo de la actividad para conocer salarios, puestos, etcétera. Y que los datos que hay suben o bajan para apurar al Gobierno con la agenda del sector.
"El problema es que la CESSI no quiere hacer un mapa ocupacional, con detalle de roles. Anuncia que hubo un aumento de 100%, pero eso son solo roles específicos: cuando decía que cobraban $90.000 teníamos recibos de $40.000. Estamos creando nuestro propio observatorio", afirma Tosco.
Por su parte, desde la UI coincide en que las cifras parten de encuestas a gerentes de Recursos Humanos "que ponen sueldos más altos de los reales ya que no quieren perder empleabilidad a la hora de reclutar".
"Pero cuando hacés el reclamo, cuál es el universo. El sector no para de crecer pero no tenemos cifras. Estamos armando un proyecto con el Centro de Estudios Socioeconómicos e Sindicales para crear indicadores: empleo, desplazamiento, crecimiento, etcétera", completa.
Mientras tanto, las empresas del conocimiento siguen su buena racha y su participación en la economía es cada vez mayor. Pese a que reclamen que quedan 15.000 puestos al año sin cubrir y la sangría de freelancers. En la Argentina del siglo XXI, la principal fuerza laboral 4.0 no tiene sindicatos ni paritarias.