Siempre es menester buscar nuevas formas para conocer a tus clientes en un ambiente tan competitivo. La gamificación podría ser una opción a tomar
28.08.2021 • 15:03hs • Marketing
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¿Querés conocer aún más en profundidad a tus clientes?: la gamificación podría ser la solución
¿Sabes qué es la gamificación? Desde hace algunos años, la aplicación de aspectos propios del juego en contextos no lúdicos se está convirtiendo en una herramienta muy efectiva para las empresas. La idea es simple. Consiste en aplicar las técnicas que usan los creadores de videojuegos para enganchar a los jugadores, y aplicarlas a canales como una página web o una app para motivar acciones que generan valor para la marca.
Diseñados correctamente, la gamificación resulta una buena vía para conocer al cliente, captarlo y fidelizarlo, pero también para crear una relación de valor con él a través de una adecuada estrategia de lead nurturing. La clave de la gamificación está en la motivación de los consumidores, el sentimiento de pertenencia a una comunidad, la respuesta inmediata y la recompensa que se consigue. Para las empresas, las ventajas son múltiples y entre ellas se encuentra el engagement que se consigue con clientes actuales, pero también con potenciales, lo que permite identificar diferentes targets debido a la generación de una gran cantidad de datos que se consiguen a través de las interacciones entre los usuarios y el sistema. Información que nos permite identificar intereses y comportamientos, nos enriquecerá la base de datos de clientes de la empresa, pero también será el punto de partida para diseñar ofertas personalizadas para captarles.
La gamificación se está convirtiendo en una herramienta poderosa en varios frentes
Antes de aplicar la gamificación dentro de una estrategia de marketing, debemos completar varias fases. La primera de ella es definir cuál es el objetivo que buscamos con ello. En este sentido, pueden ser muchos y variados los propósitos, como, por ejemplo, dar a conocer promociones b2c, interactuar con los clientes de la marca, anunciar el lanzamiento de nuevos productos o reactivar a consumidores inactivos.
Una vez establecido lo que queremos lograr como marca, el siguiente paso es definir cuál será el juego que se desarrollará. Para ello, debemos pensar en aquellos que vayan acorde con las características de la empresa y sus clientes. Entre las posibles opciones, destacan las competiciones, los juegos relacionados con desafíos, escalado de niveles, clasificaciones o ruletas de premios, donde el "pique" con otros jugadores es fundamental para que se enganchen y así tener mayores oportunidades de interactuar con los consumidores. Es importante tener en cuenta que las dinámicas de juego son claves para proporcionar una buena experiencia; pero también es muy necesario cuidar el diseño de juego, así como el recorrido completo del usuario de forma que tenga estímulos suficientes para mantenerle motivado. Para lograrlo, basta con que dentro de las mecánicas de juego se establezcan incentivos o se les pregunte directamente a los usuarios qué recompensa les interesa.
Llegado el momento de desarrollar el juego, las marcas pueden optar por soluciones universales o por herramientas de gamificación personalizadas que se adaptan completamente a las necesidades de las empresas y se ajusten al perfil de sus clientes. Una opción que hará que la acción esté mejor dirigida y su impacto sea mayor en la audiencia.
Una vez iniciada la acción de gamificación, es importante tener en cuenta el feedback que ofrecen los usuarios en tiempo real sobre su progreso, así como los mensajes en la pantalla, emails y otros recursos que se puedan utilizar. Por ejemplo, se puede felicitar a un usuario por conseguir un objetivo, explicarle el siguiente paso o presentarle una recompensa, pero también ajustar el juego en función de los comentarios y sugerencias que se reciban de los usuarios. El juego es algo vivo y hacerlo es un modo más de mantenerles enganchados.
Su aplicación en el marketing podría resultar en conclusiones muy interesantes para la empresa
Como cualquier acción de marketing que una marca realice, se deben establecer fechas límite de ejecución, así como medir los resultados. Así, es importante definir previamente los KPIs que se quieren lograr de una forma clara, como, por ejemplo, número de visitas, ventas, incremento de seguidores en redes sociales, etc. y analizar si se han logrado una vez finalizada la acción.
En la imaginación está el límite y las marcas deben perder el miedo a experimentar y probar nuevas opciones para seguir avanzando en su negocio y mantener el engagement con su público objetivo.
Fuente: Marketing Directo