La plataforma de reserva de vehículos con conductor Uber, demandada ante la justicia regularmente por los taxis, se ve obligada a respetar las reglas de las ciudades en las que opera, o a retirarse del sector, como sucedió en Barcelona la semana pasada.

Por ejemplo, en Cataluña Uber tiró la toalla frente a la aprobación el jueves de una ley que restringe la actividad de este tipo de servicios en la región, particularmente porque obliga a contratar los servicios con 15 minutos de antelación -prorrogables a una hora en Barcelona- e impide a aplicaciones como Uber y Cabify usar la geolocalización de sus vehículos.

Bulgaria fue uno de los primeros países en prohibir totalmente Uber en julio de 2015, por decisión de la Comisión de Protección de la Competencia, alegando especialmente que competían "competencia desleal".

Hungría fue abandonada por Uber en julio de 2016, tras una ley que permitía bloquear técnicamente los servicios de Internet de cualquier "proveedor de servicios de taxi que no tenga un centro de llamadas", como es es el caso de este servicio.

En Dinamarca, la actividad es ilegal: una ley aprobada en febrero de 2017 requiere que los conductores privados estén equipados con un taxímetro y sensores de ocupación del asiento para activar los airbags, condiciones consideradas como "demasiado costosas" para Uber, que terminó descartando este país en 2017.

Uber también abandonó completamente el Territorio del Norte en Australia aunque opera en Melbourne y Sídney.

Prohibición parcial

En Alemania, el servicio Uber está disponible únicamente en las ciudades de Munich y Berlín, en el resto del país todos los conductores de Uber están obligados a comprar licencias comerciales oficiales, tal como dispuso una decisión judicial.

Lo mismo ocurre en el estado de Oregón, noroeste de Estados Unidos, donde Uber está autorizado a ejercer solamente en la capital, Portland.

En Italia, en Francia, en Finlandia y en Holanda, han prohibido en los últimos años el servicio UberPop, el cual contacta a los usuarios con conductores no profesionales que emplean su vehículo personal. Alegan entre otros motivos razones de seguridad.

Restricción

Varios países y regiones han adoptado medidas de regulación para otorgarle un marco legal al ejercicio de estos servicios, como fijar una antigüedad máxima del vehículo, la obligación de contar con una licencia, un número limitado de horas trabajadas o incluso un impuesto sobre cada una de las carreras.

Este es el caso en México o en Portugal, que aprobaron en julio de 2018 por el implementación de un impuesto del 5% sobre la comisión de intermediación impuesta por empresas como Uber.

Uber también estuvo prohibido un tiempo en varias ciudades de Estados Unidos, como Austin y Houston, antes que el estado de Texas anulara estas disposiciones consideradas como excesivas.

El servicio también fue prohibido en Nueva Delhi después de que una pasajera fuera violada en 2014.

Bajo supervisión

En Londres, la autoridad de transportes de Londres (TfL) retiró la licencia a Uber, pero obtuvo en junio de 2018 una autorización para continuar trabajando durante 15 meses emitida por el tribunal de Westminster.

En Nueva York, las nuevas licencias para los VTC están suspendidas desde agosto de 2018 para la ciudad y por un año, que es el tiempo necesario para que la autoridad de supervisión de vehículos con conductores realice un estudio de impacto.

En Italia, el servicio de Uber está prohibido en todo el país tras una decisión del tribunal de Roma en abril de 2017 por "competencia desleal", un fallo que fue suspendido unos días más tarde a la espera de una apelación.

En Bruselas, Uber fue declarada ilegal a principios de enero pero continúa operando gracias a la decisión tomada unos días más tarde por un tribunal que indicó que la empresa se apegaba al marco legal de la capital belga.

Presión de la competencia

En algunos casos ha sido la presión de la competencia la que ha obligado a Uber abandonar un mercado. Así, en China, donde después de una feroz batalla, Uber tuvo que vender su negocio en 2016 a su rival Didi Chuxing, la principal aplicación china para la reserva de vehículos con conductor.

Un año más tarde, fue en Rusia donde Uber tuvo que bajar la cabeza, forzado a fusionarse con Yandex.Taxi, propiedad del gigante ruso de internet Yandex, en una empresa en que casi dos tercios corresponden al socio ruso.

En marzo de 2018, Uber se retiró del Sudeste Asiático al ceder sus actividades a su competidor regional Grab, una empresa fundada por los malasios y con sede en Singapur.

Pero Uber sigue ofreciendo sus servicios en 65 países y 600 ciudades. La empresa con base en San Francisco, valorada en unos 100.000 millones de dólares, pasó la barrera de los 5.000 millones de trayectos en mayo de 2017 y la de 10.000 millones en junio de 2018.

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