Así como de repente, durante 2019, el mercado local se llenó de apps para alquilar monopatines y que la gente viva esa experiencia similar a la de otros países del primer mundo.
También de un día para otro, las empresas que ofrecían los servicios suspendieron las aplicaciones y se fueron. A contramano del mercado global de la micromovilidad, que el año pasado se valuó en u$s40.200 millones y que crecerá cinco veces, hasta los u$s195.000 millones, antes de 2030.
El mismo contexto social que las proponía como una "salvación" para evitar el transporte público –junto al furor por buscar medios de movilidad alternativos y más sustentables–, poco a poco comenzó a cambiar y se convirtió en enemigo de su rentabilidad y del éxito.
El listado es extenso y la salida de la Argentina en muchos casos fue en silencio, prácticamente de un día para el otro. Entre las compañías que operaban figuraban Grin, Movo, Lime y Glovo Go.
Unas primero, y otras más tarde, se habían arriesgado a experimentar un negocio innovador para el mercado local. En una etapa inicial, hicieron pie la Capital Federal, donde la experiencia de andar en monopatín se veía como una de las grandes tendencias de la época, y luego en algunas ciudades de las más pobladas del país.
Los motivos
¿Qué fue lo que sucedió para que todas digan "basta" en tan poco tiempo?
Es claro que el contexto económico local no acompañó el crecimiento de las compañías que eligieron la Argentina para ampliar sus negocios en momentos tan críticos, pero junto con eso, una falta de adaptación del público a estos sistemas de alquiler, el descuido en el uso y la baja rentabilidad aceleraron la partida.
Lo más llamativo es que, al mismo tiempo que estas apps se iban, muchas empresas de venta de monopatines se asentaban en diferentes provincias y admitían que las ventas repuntaban y que había cierto furor. ¿Por qué se dio esa contradicción?
Fuentes especializadas en movilidad sustentable consultadas por iProUP afirman que lo que pasó es que el negocio se hizo imposible de sostener frente a la inflación y las trabas en el mercado de cambio.
"Cualquier inconveniente con los monopatines implicaba gastar en repuestos que cotizan en dólares, y que son muy caros comparados con las tarifas de alquiler en pesos, lo que hacía poco rentable el negocio", señalan los expertos.
Al tratarse de negocios por volumen, con baja rentabilidad por operación, no hay lugar para una multitud de jugadores. Por el contrario, el equilibro termina decantando por no más de una o dos empresas en los mercados en los que operan.
El segundo factor que aceleró la salida, más allá de los planes regionales o mundiales de cada empresa, fue que se registró un mal uso de las unidades.
"Hubo muchos robos y se detectaba el uso fuera del área habilitada para circular. Se los llevaban, los desbloqueaban y había cientos de irregularidades, difíciles de controlar. Además, no se cuidaban como corresponde, muchas veces circulaban más de una persona, destruyendo las unidades", explicó otra fuente directa.
Pero el paso fugaz de estas apps esconde un dato positivo: fueron el disparador para que la gente pruebe un medio hasta el momento poco conocido en el país y que, en muchos casos, terminó siendo una opción más atractiva para tenerlos en casa y usarlos solo para la "última milla". Así, muchos se compraron uno y dejaron de alquilarla.
Esos factores fueron algunos de los que llevaron al negocio a ser poco rentable en el mercado local, más allá de las causas macroeconómicas.
Experiencias fallidas
La primera en desembarcar en el país fue la mexicana Grin, que llegó en alianza con Rappi en el primer semestre de 2019. Luego se sumaron otros jugadores:
La última en irse fue la que primero había llegado: en septiembre, Grin puso punto final a su operación y vendió los rodados en su sitio web. Algunas unidades se ofrecieron en Mercado Libre.
Expansión en números
Según diferentes consultores, uno de los problemas que enfrentan estas apps es que el modelo negocio es de bajo margen y, por lo tanto, requiere de un uso masivo para ser rentable.
Hasta antes de irse de Argentina, el costo inicial para desbloquear un rodado era $15 y cada minuto se cobraba $12. Así, un viaje de 10 minutos tenía un costo de $135 y un monopatín valía alrededor de u$s6.000 al precio mayorista que conseguían las apps.
Si bien el modelo de alquiler fracasó, la venta a particulares es un éxito. Los principales players del sector afirman que crece más de 20% y la oferta de modelos se expandió exponencialmente.
Por ejemplo, Felipe Luongo, responsable de la categoría monopatines de Newsan, que comercializa los productos Philco, confía a iProUP que las importaciones se triplicaron en 12 meses.
Philco, del Grupo Newsan, tiene su línea de rodados sustentables, como monopatines y bicicletas eléctricas
En el mismo sentido, Christián Gudalewicz, socio gerente de Airwheel Argentina, comercializadora de marcas que van desde la entrada de gama hasta las premium, como Speedway, Dualtron, Zero y Rion, asegura a iProUP que sus ventas registraron un incremento de 500% en 2020.
Rodar Electric, que además de monopatines también vende bicicletas eléctricas, logró aumentar su facturación un 85% en los últimos meses. Además, para 2021 proyecta ingresos superiores a los $200 millones (contra los $120 millones en 2020).
"La pandemia favoreció el transporte urbano sustentable. Productos de esta categoría que resuelven la micromovilidad de la última milla han sido completamente beneficiados", afirma. Y añade: "En los últimos meses, siguiendo con lo que pasó en el mundo, la curva de demanda fue aumentando de forma exponencial, sin haber tocado aún su punto de madurez en Argentina".
Speedway, una de las marcas de gama media que comercializa Airwheels Argentina
Más allá del factor COVID y evitar contagiarse en el transporte público, existe otra variable de peso: la económica. De acuerdo con Luongo, "es muy importante el repago. La gente evalúa que deja de abonar combustible, patente, seguro".
"Quienes más inciden en la comercialización son las personas que quieren ahorrar en nafta. Luego aparecen las ganas de cambiar el estilo de vida", completa el ejecutivo de Philco.
En cuanto a la oferta, tan solo con mirar las publicaciones en Mercado Libre, sitio de referencia, se advierte la variedad de estos rodados: hay más de 1.200 publicaciones y 100 marcas para elegir, considerando todas las categorías.
"El consumidor aprendió mucho, ya sabe lo que viene a buscar. Antes, llamaba para consultar por movilidad eléctrica, no sabía de marcas y productos. Hoy, está más informado y pregunta por un modelo particular", destaca Gudalewicz, de Airwheel.
Ki-ri, una de las marcas que comercializa Rodar Electric
Los ejecutivos detectan el aumento de las ventas en las dos gamas:
- Básica: quienes arrancan con su primer rodado, con importes medio de u$s1.000
- Alta: para el usuario con experiencia, con un ticket promedio de u$s4.000 (aunque hay unidades de hasta u$s12.000)
Entre la oferta de modelos, en general la autonomía va de los 40 a 150 kilómetros, con un tiempo de recarga de la batería de 10 horas.
También hay que tener en cuenta el peso: los de entre 15 y 20 kilos son los más recomendables para quienes pliegan el monopatín y deban subir por escalera a su casa u oficina. Aunque los más "resistentes" pueden pesar casi el doble.
Más allá del marco general, el negocio del alquiler se cayó pero el de la compra crece. Una oportunidad para unos y crisis para otros. Pero así funcionan los negocios y se desarrollan los mercados.