Después de que la mayoría de los bancos centrales rechazara el concepto de las criptomonedas por diversos motivos, por cuestiones de seguridad hasta las implicaciones en el sistema monetario, ahora muchos de estos institutos están muy interesados en crear su propia divisa digital.
Concretamente, un 60% de los bancos centrales más importantes del mundo realiza experimentos o pruebas de concepto para hacer una moneda digital, de acuerdo con un estudio del Banco Internacional de Pagos (BIS).
Aunque dicho estudio fue publicado en enero de este año, no obtuvo mucha atención de los medios y vale la pena resaltar los hallazgos más importantes de esta apuesta cada vez más firme de los bancos centrales por los activos digitales.
Un 60% de los bancos centrales más importantes del mundo está realizando experimentos o pruebas de concepto para hacer una moneda digital
El interés en estos proyectos tuvo un crecimiento relevante. En 2019, un 42% de los bancos remarcó que ya estaba en fase pruebas o experimentando, mientras que en 2020 (año en el que se hizo la más reciente encuesta), prácticamente seis de cada diez ya hace pruebas para hacer su propia divisa no física.
Mientras tanto, un 14% de los bancos centrales avanza hacia acuerdos de desarrollo y programas piloto de monedas digitales. De esta forma, casi tres cuartas partes de los institutos encuestados tiene interés en emitir una moneda digital.
"No es sorprendente que estas tendencias generales abarquen grandes diferencias entre jurisdicciones y tipos de economías. Además, intensificar el trabajo de una divisa digital de un banco central (CBDC, por sus siglas en inglés) no perjudica la decisión política de si lanzar o no una CBDC, pero demuestra un gran interés", destacó el BIS en el reporte.
Los motivos
Los bancos centrales pueden tener uno o más mandatos. El principal es mantener el poder adquisitivo de los habitantes de sus países (esto se logra al controlar la inflación), mientras que otros también tienen la encomienda de impulsar el crecimiento económico. Pero todos tienen en común el emitir los billetes y monedas con las que personas, empresas e instituciones realizan sus transacciones diarias.
En este estudio del BIS, participaron 65 bancos centrales que representan el 72% de la población mundial y un 91% del crecimiento económico global. En total, 21 bancos son de economías avanzadas y 44, de economías emergentes.
Los principales motivos entre los bancos centrales para desarrollar una moneda digital están en mejorar la eficiencia de pagos (acceso al dinero mientras el uso de efectivo cae) a nivel local y mejorar su seguridad. Aunque, si se dividen las preferencias entre economías avanzadas y emergentes, los intereses cambian.
Por ejemplo, para los bancos centrales de economías emergentes cobra más importancia la estabilidad financiera y eficiencia de los pagos. Pero, sobretodo, estas economías en desarrollo ven en las monedas digitales un medio para avanzar en la inclusión financiera, ya que muchos de sus habitantes carecen de una cuenta bancaria, pero sí podrían usar dinero digital a través de un dispositivo móvil.
En cuanto a regulación, el panorama aún es incierto. Solo un cuarto de los bancos centrales encuestados tiene autoridad legal para emitir una moneda digital, mientras que un 48% remarca que aún hay incertidumbre en el marco legal, mientras que un 26% considera que no tiene autoridad para lanzar un activo no físico.
La mayoría (60%) ve posible lanzar una moneda digital al público en el mediano plazo, es decir, entre 1 y 6 años. Este es un gran salto a comparación de 2019, cuando menos de un 40% veía probable o posible emitir una moneda en el mismo periodo.
¿Competencia para las criptomonedas?
No necesariamente. A pesar de que criptodivisas como el bitcoin o ethereum tuvieron grandes incrementos en sus valuaciones desde 2020, los bancos centrales los ven como un producto de nicho, que aún no pueden ser usados masivamente por el público.
Mientras tanto, las monedas estables (stablecoins) son analizadas por la mayoría de las autoridades monetarias. Según la encuesta, dos tercios de los bancos centrales estudian el impacto de las stablecoins en la estabilidad monetaria y financiera.
Los bancos centrales ven a las criptomonedas como un producto de nicho
En junio de 2019, Facebook presentó al público su proyecto de una stablecoin llamada "Libra", que estaría respaldada en activos financieros para evitar su volatilidad y con la que podrían hacerse pagos.
Las pretensiones de la red social para emitir su propia moneda causaron un amplio rechazo entre gobiernos, autoridades financieras y monetarias. Por el momento, el proyecto cambió de nombre a "Diem" y no se sabe si la empresa lo lanzará pronto.
Aunque competir con las criptomonedas más populares no está dentro de los objetivos de las autoridades monetarias, sí puede haber un interés en contrarrestar la influencia de estas en las transacciones y evitar que, un día, puedan sustituir el dinero fiat y minar la autoridad de las instituciones monetarias.
"Los nuevos participantes y las 'criptomonedas' privadas conllevan el riesgo de sustitución de la moneda fiduciaria por 'criptomonedas' emitidas de forma privada para determinadas transacciones. A su vez, según el Banco Central Europeo (BCE), esto debilita potencialmente el papel de los bancos centrales en la economía, su capacidad para gestionar la política monetaria y la posible prevención de los delitos financieros", remarca la firma de sistemas de pagos Swift en un estudio.
Aunque las preocupaciones de que las criptomonedas sustituyan al dinero como forma de pago no están entre las motivaciones de los bancos centrales, la necesidad de crear monedas digitales que convivan con los billetes y monedas del sistema financiero ya es toda una realidad. Solo falta saber cuál será el primer banco central en lanzar su activo.
Fuente: altonivel.com.mx