Las estafas de criptomonedas pasaron a otro nivel. Sobretodo, a partir del cibercrimen que atacó directamente la confianza del público con su CEO, Mark Jensen, que solía aparecer en videos de una compañía.
Sin embargo, la cara de la empresa no era la de una persona real, sino creada por inteligencia artificial. Con el objetivo de ganar dinero con las criptas de ballenas con robots de arbitraje, el esquema DeTrade Fund logró escapar con unos 1438 ethers, de sus víctimas, lo que equivale a más de u$s3.7 millones al precio actual.
La nueva gran estafa
El Fondo DeTrade apareció en varios medios de comunicación importantes como un proyecto impulsado por la comunidad que proporcionaría a los usuarios acceso a sus bots de arbitraje, siempre que tuvieran su token DTF. Los tokens se vendieron en una oferta privada que recaudó 1438 ETH, y luego la empresa desapareció del mapa el 12 de diciembre.
Para generar la confianza de sus usuarios, esta estafa se centró en construir una identidad falsa con presencia tanto en línea como fuera de línea. Registraron un acuerdo con Companies House y organizaron comunicados de prensa en varias plataformas donde mostraban repetidamente el rostro y el nombre de su CEO, Mark Jensen.
Los estafadores detrás de DTF capitalizaron la confianza que las personas depositan en los rostros humanos. Pero esta vez, fueron engañados por un rostro creado por inteligencia artificial.
Mark Jensen, el CEO que inventaron para efectuar el robo
Un usuario de Twitter notó que, en un video de "Jensen", había algunos problemas con sus funciones y estaba claro que eran gráficos por computadora.
Un especialista en inteligencia artificial informó a Rekt News que lo más probable es que no fuera una persona creada puramente por IA, ya que solo unas 5 empresas en el mundo tienen tecnologías capaces de crear a alguien "de la nada".
Sin embargo, posiblemente fue un deepfake, una tecnología que intercambia el rostro del actor en el video con otro rostro conocido usando IA.
Fuente: TecNoticias.
Situación argentina
Latinoamérica es una de las regiones en las que bitcoin encontró un terreno fácil para expandirse a través de exchanges, startups y la capacitación de desarrolladores. A pesar de ese empuje, la criminalidad relacionada con el uso de la criptomoneda más popular, también aumentó.
En 2020, debido a las cuarentenas generalizadas por COVID-19, el cibercrimen se disparó en todo el mundo. Los países de Latinoamérica no escaparon a esta realidad, según remarcó Pamela Clegg, directora de investigaciones y adiestramiento de CipherTrace, una de las mayores firmas de inteligencia blockchain en la actualidad.
La ejecutiva destacó que los delitos son cometidos, en su mayoría, en tres países: Colombia, México y Argentina. "La mayoría de los casos abarcan extorsiones, sextorsiones, estafas y ransomware", indicó Clegg a este periódico.
"En Colombia y Argentina vemos muchos casos de estafas y extorsiones. En México los carteles usan las criptomonedas para lavar dinero. Con la transparencia que tenemos y la regulación que hay en México, supimos cuál cartel fue y cuánto (dinero) estaban lavando", resaltó Clegg.
En cuanto al Petro, la supuesta criptomoneda promocionada por el gobierno de Venezuela, la investigadora comentó que no la rastrean.
Sobre Venezuela, otro de los países de la región en donde bitcoin tomó protagonismo, Clegg mencionó que CipherTrace lo que detectó es comercio entre personas (P2P) y no tanto delitos.
Además, también informó que los cajeros automáticos de bitcoin en la frontera entre Colombia y Venezuela aumentaron, lo que les ha servido a algunos venezolanos para hacer sus operaciones y luego regresar a su país.
En cuanto al Petro, la supuesta criptomoneda promocionada por el gobierno de Venezuela, la investigadora comentó que no la rastrean, pero que sí la tienen en observación porque sirve para "evitar las sanciones" de los Estados Unidos.