Se van a cumplir 25 años desde que Toyota presentara el RAV4, uno de los vehículos que inauguraba el segmento que hoy se conoce como Sport Utility Vehicle -SUV-, y que en este cuarto de siglo ha tenido un gran crecimiento, hasta convertirse en el de mayor demanda del mercado.
En este tiempo, los cambios del modelo japonés hacen que apenas queden la esencia y el nombre de aquel vehículo original de 1994. De sus compactas dimensiones se ha pasado a unas muy superiores y la propuesta de carrocería tres puertas hace años que se abandonó.
Pero si la evolución de generación tras generación fue muy notable, con la llegada de esta quinta, la que se acaba de presentar, la ruptura es total respecto a la que se ha mantenido a la venta desde 2013 hasta la actualidad.
Para empezar, el diseño del nuevo RAV4 es mucho más agresivo, con formas trapezoidales que van desde la parrilla delantera a los pilotos posteriores, pasando por las marcadas aletas o las superficies laterales.
También, aprovechando la introducción de la nueva plataforma TNGA, que estrena en versión alargada (K) este vehículo, se han retocado todos sus aspectos, aunque la longitud es prácticamente idéntica.
Por ejemplo, se recortan los voladizos delantero y trasero hasta 35 milímetros en total y aumenta tres centímetros la distancia entre ejes, lo que repercute en el cambio estético y, sobre todo, permite mejoras importantes en el comportamiento y en la habitabilidad, con unas plazas posteriores bastante más amplias y un maletero que gana nada menos que 79 litros de capacidad para alcanzar los 580 litros.
Otro aspecto beneficioso desde el punto de vista dinámico es haber logrado bajar el centro de gravedad del vehículo y conseguir un reparto de pesos más equilibrado (59% en el eje delantero y 41% en el trasero).
Las mayores novedades se encuentran en el apartado mecánico, donde Toyota se une a la senda abierta por otros fabricantes y suspende los motores diésel para este modelo.
En Europa, ni siquiera habrá versiones exclusivamente nafteras, ya que todas estarán equipadas con un nuevo propulsor de 2.5 litros, al que van unidos un pequeño motor eléctrico y un generador. La potencia conjunta del sistema es de 218 caballos.
Por otro lado, además de la versión 4x2, también existirá una opción 4x4 denominada AWD-i, que añade otro motor eléctrico al eje posterior y eleva a 222 caballos la potencia.
Este motor trasero se recarga a través del generador delantero, que a su vez se abastece tanto de la energía recuperada en las frenadas como del funcionamiento del propulsor naftero. Se consigue así una tracción integral inteligente, especialmente útil en pistas muy deslizantes o terrenos complicados.
Para esas situaciones, el modelo AWD-i suma a los modos de conducción Eco, Normal y Sport uno Trail, que adapta el funcionamiento de los sistemas electrónicos y también es capaz de frenar por completo una rueda trasera que esté en el aire para enviar todo el par a la otra y salir del apuro.
La eficiencia del sistema permite conseguir consumos medios de 4,4 litros por cada 100 kilómetros recorridos y emisiones de CO2 de 100 gramos/kilómetro, lo que supone rebajar en 27 gramos la cifra de su antecesor.
Toyota sigue fiel a su caja de cambios de variador continuo.
Esta nueva era no solo se vivirá en los mercados europeos, sino que para la Argentina, la marca también confirmó que irán migrando todos sus productos a versiones híbridas, e incluso las Hilux y SW4 que se fabrican en Zárate también tendrán esta opción.
Más renovación
Además de los cambios en la mecánica, donde también se ven modificaciones es en el interior, con una mayor calidad y más amplitud, ya que gana 4 centímetros de ancho, como en espacio para las piernas.
Desde las versiones más baratas, el equipamiento de serie incluye el Toyota Safety Sense de segunda generación, un paquete muy completo que agrupa diferentes sistemas de seguridad.
Es nuevo el control de crucero adaptativo sincronizado con un avisador de cambio de carril perfeccionado. Funciona desde parado hasta 100 km/h y permite una conducción semiautónoma para guiar el coche en autopista y autovías en ese rango de velocidad, pero requiere la atención de la persona sentada al volante. Otra evolución en el Toyota Safety Sense es que el sistema precolisión detecta a los ciclista con luz diurna y a los peatones incluso por la noche.
Entre las opciones de equipamiento novedosas destaca un retrovisor interior digital que, por medio de un botón, conecta una cámara para ver con toda nitidez lo que hay por detrás. Resulta útil cuando el cristal posterior queda tapado, ya sea por los ocupantes o por carga que supera el nivel de la bandeja.
En conectividad, con el nuevo RAV4 hay acceso a la aplicación para móviles MyT, que permite localizar el vehículo, enviar datos desde el teléfono al sistema de información y entretenimiento, pedir cita en el taller o analizar parámetros de la conducción, entre otras cosas.