La OIT publicó un informe sobre la situación laboral de los teletrabajadores a nivel mundial. Alertó sobre los riesgos y la posible desprotección, ya que muchos de ellos se encuentran en condiciones informales.
Qué dice el informe
La Organización Mundial del Trabajo publicó un informe titulado "El trabajo a domicilio: de la invisibilidad al trabajo decente", en el que advierte sobre las condiciones laborales puertas adentro de los hogares y detalla algunas cuestiones a tener en cuenta para promover mejoras.
El estudio estima que, antes de la pandemia, existían unos 260 millones de trabajadores a domicilio en todo el mundo, lo que significaba el 7,9% del total. De ese total, 147 millones son mujeres y 113 millones, hombres. La proporción de mujeres trabajando desde el hogar (11,5%) supera a la de los hombres (5,6%).
Las estimaciones se realizaron antes de la llegada del Covid-19, por lo que la cantidad de trabajadores a distancia aumentó significativamente el año pasado. Además, en muchos casos los pasajes al trabajo remoto se hicieron con escasa previsión, por lo que las condiciones laborales no eran las óptimas.
Como el trabajo a domicilio se ubica en la esfera privada, explica el informe, "en la mayoría de los casos es ´invisible´". De esta forma, detalla que en los países de ingresos bajos o medianos el 90% de quienes trabajan desde sus hogares lo hacen de manera informal. En esa línea, deben afrontar mayores riesgos a nivel de seguridad, salud y tienen a disposición menos posibilidades de programas de formación que colaboren con su crecimiento profesional. Entre los países de ingresos altos, además, los trabajadores a distancia suelen ser asalariados.
Sobre la feminización del trabajo desde los hogares, el estudio considera que no es sorprendente que exista una marcada dimensión de género. En este punto, profundiza en que "las mujeres de todo el mundo siguen soportando la carga del trabajo de cuidados no remunerado y algunas recurren al trabajo a domicilio como forma de combinar las responsabilidades de cuidados con las oportunidades de obtener ingresos remunerados, aunque a menudo ello se traduzca en una prolongación de la jornada laboral".
El salario como gran diferencial
En cuanto a las remuneraciones, la investigación revela marcadas diferencias, incluso teniendo en cuenta factores como educación, edad y ocupación. Los trabajadores a domicilio tienen salarios 50% menores en la Argentina respecto a los que no están basados en sus casas. El porcentaje es similar en India y México. En Sudáfrica la diferencia se reduce al 25%, en Estados Unidos al 22% y en Reino Unido al 13%. Solamente Italia registra una leve variación a favor de los que trabajan desde sus hogares.
En cuanto a las recomendaciones, la OIT explica que "reviste especial relevancia para todos los trabajadores a domicilio el asegurar que disfruten efectivamente de la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva". En ese sentido, destaca la necesidad de combatir la informalidad, principalmente entre los trabajadores industriales a domicilio y los de plataformas digitales. También ponen énfasis en la importancia de que los contratos laborales se redacten "en un lenguaje comprensible", para que no se vulneren los derechos de los trabajadores.
Además de la necesidad de asegurar el bienestar físico de los trabajadores, la OIT agrega que la necesidad de "adoptar medidas específicas que mitiguen los riesgos psicosociales", incrementados por el aislamiento social. Por ejemplo, el "derecho a la desconexión" es una medida que puede aportar a la hora de limitar el tiempo de trabajo y a respetar los límites entre lo laboral y lo privado.
El último punto destacado es la posibilidad de que existan servicios de guardería para los trabajadores a domicilio, ya que, según el informe, "impulsa la productividad y apoya la conciliación entre la vida laboral y la vida personal". Incluso agrega que en el caso de los trabajadores industriales "puede contribuir a romper el ciclo de la pobreza", según informó el sitio El Cronista.