El campo forma parte del gen argentino. Motor de transformación y crecimiento, ha sido uno de los pilares fundamentales del país desde su génesis, gracias a la pujante industria generada a su alrededor.
Más de 200 años de progreso en este sector han traído consigo innumerables avances, siendo la tecnología un factor fundamental para su desarrollo.
El siglo XXI, de la mano de la explosión en las telecomunicaciones, permitió conectar también al agro. Poco a poco, los bits llegaron a las raíces para florecer en soluciones que van de una punta a la otra del país, abarcando todo tipo de emprendimientos mediante el aporte de un esencial valor agregado.
Para el año 2050, se espera que la población mundial de los 7.600 millones de personas actuales pase a 9.800 millones. La producción de alimentos tendrá que incrementarse para mantener ese ritmo de crecimiento, de acuerdo con las Naciones Unidas.
En este sentido, la Inteligencia Artificial, el Big Data, la Internet de las Cosas (IoT) y el machine learning tendrán el objetivo de incrementar las capacidades humanas y resolver los principales desafíos de las industrias y organizaciones.
En el ámbito local hoy abundan casos de éxito que demuestran que ya no se trata de una mirada futurista: la tecnología se vislumbra esencial para la próxima década y el sector rural será uno de sus más importantes aliados.
Un ecosistema inteligente
"Cuando hablamos de Inteligencia Artificial (IA) e innovación en temas de agro, lo enmarcamos como uno de los pilares centrales de la cuarta revolución industrial", asegura en diálogo con iProUP, Ezequiel Glinsky, CTO y director de Nuevo Negocios de Microsoft Argentina.
¿Por qué se habla del sector como un lienzo propicio para la innovación? Glinksy tiene la respuesta: "La IA consta de tres partes: poder de cómputo, datos y algoritmos. El agro, por su tamaño y el nivel de datos que genera, se presta a que sea un espacio en el que se aproveche de gran manera".
"Cuándo mirás los próximos 10, 20 o 30 años, lograr este tipo de innovación será un componente central para el desarrollo del país", explica.
La firma de Redmond, hoy por hoy la más valiosa del mundo, presta especial atención a lo que ocurre en suelo local. Este año firmó un acuerdo con el INTA, que utiliza sus soluciones tecnológicapara prevenir enfermedades en plantas e incluso para "conectar" vacas.
Paraná Seguros es otro partner de la empresa que ha abrazado la modernización. Gracias a un sistema de alarma llamado TeroGranizo, que consta de una app que complementa a los seguros agrícolas tradicionales con procesamiento de datos, compartiendo información meteorológica georeferenciada sobre los campos asegurados en tiempos real.
Incluso, puede advertir a los productores tres horas antes sobre tormentas fuertes y probable caída de granizo. Si efectivamente se produce el siniestro, dos horas después, recibe un nuevo email donde se marca en el mapa el área probable de daño.
Por su parte, Tambero es una aplicación orientada a la gestión de ganado, engorde, tambos y agricultura, que ya posee más de 200 mil usuarios en todo el mundo e incorpora inteligencia artificial de Microsoft para hacer "hablar a las vacas".
Es decir, mediante lenguaje natural se puede dialogar con la plataforma, que toma información recolectada como fechas de vacunación, producción histórica de leche e historial de enfermedades, entre otros ítems, y entrega respuestas sobre fechas de celo o promedios de producción láctea, entre otras variantes.
En el campo de IoT, Glinsky cita el caso de San Miguel, el mayor exportador de cítricos del hemisferio sur, que avanzó en la sensorización de cajones para tener un mayor control sobre la mercadería que se despachó y la que se va a entregar, además de mejorar los caminos de suministro para potenciar la logística asociada.
El campo, desde el cielo
La revolución de las máquinas no solo está en la tierra, también se percibe desde el aire.
7Puentes, firma local dedicada a Web Data Extraction y Machine Learning es una de las que ha decidido picar en punta en el aprovechamiento inteligente de los datos capturados por satélites para aportar mejoras en la producción agrícola.
Entre sus clientes se encuentran el Ministerio de Agroindustria, con el que crearon la arquitectura de Big Data del Proyecto Palenque; y Frontec, la join venture de INVAP y Grobocopatel, junto al que diseñaron un modelo de identificación y segmentación automática de cultivos.
En la actualidad, la firma trabaja en una solución para predecir la cosecha estimada de un cultivo en una zona determinada, utilizando imágenes en baja resolución procesadas por redes neuronales. Así, se pueden mapear grandes áreas a un bajo costo.
Este último aspecto es sumamente importante, ya que el precio de las imágenes en alta resolución todavía es prohibitivo para pequeños y medianos productores.
"Pensamos que este costo iba a disminuir más rápido para democratizar el acceso a esa información, pero todavía sigue siendo caro", comenta Carlos Lizarralde, cofundador de la compañía, a iProUP.
"Las grandes empresas e instituciones pueden acceder a esa información. Si tenés muchos kilómetros cuadrados, se justifica más la compra de una imagen de alta resolución, que son las mejores hoy disponibles. Pero si sos una Pyme y tenés 1.000 hectáreas, adquirir las imágenes de todo el año no te rinde", aclara.
Para el especialista, las grandes organizaciones que tienen personal dedicado para tal fin ya compran y aprovechan este material e incluso lo consideran un activo estratégico.
En este sentido, revela: "Un pool de siembra sale a arrendar 25.000 hectáreas y si tiene imágenes de ese terreno puede hacer un análisis de riesgo más efectivo a la hora de contratar un seguro".
En rigor, esa información le permite un rinde mayor frente a un propietario mucho más pequeño que no puede acceder a las imágenes por su costo. Por este motivo, es importante el avance en el análisis inteligente de fotografías en baja resolución, que permitirá disminuir el gap entre los productores más poderosos y los más pequeños.
Blockchain, con los pies sobre la tierra
IBM es otro gigante que se sumó a la digitalización del agro. Este año, la empresa se unió a Agree Market, una startup que propone una plataforma de comercialización online de commodities agrícolas.
El proyecto, creado desde cero y con inventiva 100% nacional, tiene el ambicioso objetivo de hacer más eficientes las instancias de compra, negociación y venta de productos a través de un móvil o una PC.
Para asegurar la inmutabilidad de las negociaciones y los contratos que se celebran dentro del servicio, se avanzó en la implementación de la solución del momento: blockchain.
"Veíamos que había una oportunidad grande en la comercialización de alimentos, que podíamos hacerla más efectiva al digitalizar los procesos con una plataforma online", indica a Nicolas Mayer-Wolf, cofundador de Agree Market, a iProUP.
Para el emprendedor, la tecnología no solo genera más "dinamismo, transparencia e información" en el comercio de commodities, sino que agrega un componente central que es la trazabilidad de las negociaciones, "una herramienta que permite saber con qué contraparte operar y con cual no, mejorando la parte de riesgos crediticios".
En este sentido, sumar la blockchain a la ecuación era el paso lógico, ya que además de la mencionada seguridad, evita la documentación física y las firmas digitales o manuales. "En lo que son los contratos y los historiales de negocios, asegura que no se pueda modificar nada", añade.
"Vale destacar que los documentos los genera y los guarda Agree Market. Lo que permiten las cadenas de bloques es sumar un mecanismo de valor poderoso: este es mi documento y tengo una versión. Cada actor tiene la propia, pero ¿cómo nos aseguramos de que tenemos el mismo documento?", suma Rodrigo Vázquez, su CTO.
"La gran ventaja de esta solución es que tenemos el archivo fuente, que es inimitable, no cambiable. Permite controlar ese archivo y contrastarlo con los demás y asegurar que es el original", confía.
Nicolas Saco, Gerente de Ecosistema de IBM Argentina, sostiene que la agroindustria es una de las que posee mayor capacidad de transformación.
"En las últimas décadas, se incorporaron muchas nuevas tecnologías que generaron una revolución productiva, pero todo eso no se está capitalizando. Por este motivo, la consideramos una de las industria foco para apoyar en lo que es transformación digital", asegura.
RFID: las etiquetas llegan al campo
Intive-FDV es una de las firmas locales de desarrollo de software con mayor proyección a nivel internacional. Sin embargo, uno de sus proyectos más celebrados estuvo relacionado a una tecnología que tiene décadas en el mercado: las etiquetas RFID.
La empresa se unió a Ingredion para crear un sistema de trazabilidad de punta a punta de productos a granel.
Mariano Stampella, cofundador y Business Developer de Intive-FDV, así lo detalla: "A la hora de encarar la trazabilidad de granos, líquidos o frutas, tenés que tratar de ver en qué transporte los manejas y de qué manera deberías trackearlo, ya que no podés poner una etiqueta RFID a un grano, porque sería imposible".
"Lo que hicimos fue armar con precintos el sistema de balanzas industriales donde se pesan los camiones, y sumar un sistema de etiquetas a los pallets con trazabilidad de punta a punta: desde el lugar del que se extraen los granos hasta donde se hacen los packs, monitoreados 100% por un sistema electrónico", puntualiza.
A continuación, se instalaron paneles en las puertas, en las entradas y salidas de huertos y depósitos. "Ni bien entraba un camión por la balanza, se le leía el precinto y luego los pallets, que también tenían etiquetas, y se trackeaba de forma automática".
Esto eliminó la necesidad de hacer un control de stock, "un proceso en el que trabajan entre cuatro y cinco personas y que llevaba entre dos y tres días completos de trabajo, generalmente en fines de semana para no interferir con la producción. Eso se pasó a hacer en tiempo real de forma electrónica", celebra.
Las incursiones de la compañía en la agroindustria no terminan allí. En Alemania, trabajó con Bayer en la implementación de drones para mejorar la trazabilidad de los lotes de productos, un proyecto que todavía está en etapa de prueba pero que augura mejoras importantes en el campo de la logística.
"Un drone que vuela una vez por día puede manejar todo el movimiento de stock. Es súper interesante porque no requiere de etiquetas, sino que por reconocimiento de imágenes uno puede saber cuántos pallets o productos hay en determinada área", acota.
Stampella cita además la experiencia con Danone, donde implementaron un sistema de lectura de patentes de camiones a través de inteligencia artificial para trackear cada unidad. La plataforma escanea la placa y no deja ingresar al establecimiento a aquellos que no la tengan.
Por último, desliza un proyecto confidencial que están desarrollando con una de las firmas agrícolas más grandes del mundo, con fuerte presencia en el mercado argentino: llevar el concepto fintech al mundo de los granos y commodities.
"Es un prototipo que se está haciendo a nivel local como prueba piloto para llevarlo a todo el mundo, con el objetivo financiar a través de la semilla a productores agropecuarios", relata.
Y subraya: "En procesos de inversión financiera, en lugar del dinero, la idea es usar como moneda de cambio la semilla y su valor genético. Es súper poderoso desde el punto de vista conceptual, pues implica que el bien de cambio es la genética de una semilla".
El campo ya se subió a la nueva ola qye trae la revolución digital y todo indica que la surfeará con éxito. Los desarrollos están en su punto justo de innovación y la pelota está en su área.
De los pequeños, medianos y grandes productores dependerá que, tal vez en algunos años, se puede hablar de un nuevo Silicon Valley, ya no instalado en los valles del norte de California, sino en las fértiles pampas que cubren gran parte del territorio nacional.