La plataforma vacacional Airbnb presentó sus cuentas correspondientes a los primeros nueve meses de 2020, que muestran una caída de ingresos del 32 % cuando sólo falta en torno a un mes para su esperada salida al mercado de valores.
La empresa con sede en San Francisco (California, EE.UU.) presentó en la tarde del lunes la documentación exigida por la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC, en inglés), que muestra unas pérdidas acumuladas en lo que va de año de 697 millones de dólares.
Entre enero y septiembre de 2020, Airbnb facturó 2.520 millones de dólares, un 32 % menos que los 3.700 millones ingresados en el mismo período de 2019, una caída sustancial a la que ha contribuido decisivamente el parón de la actividad turística y de la movilidad a consecuencia de la pandemia de covid-19.
Pese a la caída generalizada de ingresos y a las pérdidas anuales, la compañía obtuvo en el último trimestre (de julio a septiembre de 2020) unos beneficios netos de 219 millones de dólares, algo que podría explicarse tanto por un cierto repunte de la actividad como por la drástica reducción de los costes de personal tras los despidos masivos de la primavera.
Debut en Nasdaq
Airbnb planea debutar en el Nasdaq neoyorquino en diciembre bajo el nombre "ABNB", en una operación pública inicial que, según la última valoración en el mes de abril, rondaría los 18.000 millones de dólares, una cifra que supone casi la mitad con respecto a una estimación previa que calculaba su valor en 31.000 millones.
La salida a bolsa de Airbnb se rumoreaba desde hacía tiempo y el pasado abril su presidente ejecutivo, Brian Chesky, dijo en una entrevista que la empresa estaba preparando el proceso cuando llegó la pandemia, con un gran impacto en el turismo internacional, y obligó a posponer los planes.
La empresa anunció en mayo el despido de 1.900 empleados, en torno a un 25 % de su plantilla, y también redujo su inversión y paralizó proyectos en sus divisiones de hoteles, experiencias de lujo, transportes y producciones audiovisuales a raíz del parón en la actividad turística.
No obstante, Airbnb ha logrado salir a flote desde la primavera debido al aumento de reservas de alojamientos en áreas rurales de Estados Unidos por parte de ciudadanos que querían escapar de grandes urbes afectadas por la pandemia.
"Trabajar desde casa se está convirtiendo en trabajar desde cualquier casa", dijo en otra entrevista en junio Chesky, que explicó que la tendencia se estaba dando también en otros mercados como Alemania, Portugal, Corea del Sur y Nueva Zelanda.
La salida a bolsa de Airbnb ha sido muy esperada por los analistas en los últimos años, junto a otras firmas de la considerada economía colaborativa, como las empresas de transporte con conductor Uber y Lyft, por ser considerada un "unicornio", con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares.
Adiós al turismo internacional y de masas
Chesky fue muy claro en sus declaraciones: el turismo tal y como se conocía no va a volver. O al menos no a medio plazo. La masificación de turistas no volverán a verse hasta dentro de mucho tiempo; ya sea por la falta de vacunas o inmunidad de grupo o por el miedo que se ha instaurado.
Sobre la mesa, la duda de cómo solventará la tecnológica la falta de movilidad internacional o, incluso, nacional. En un momento de incertidumbre en Europa, en el que la segunda ola de contagios amenaza con restricciones similares a las de marzo, no está del todo claro cómo afrontarán el reto.
El coronavirus le dijo adiós al turismo masivo
Ciudades o casas vacacionales
Las últimas semanas han sido ciertamente positivas para Airbnb; más de lo que ellos tenían previsto al menos. Pero eso no implica que tenga el objetivo de volver a su estado pre pandemia.
La búsqueda de puntos vacacionales más cercanos al lugar de residencia –nacionales en la mayor parte de los casos– para estancias más largas de las que se pueda sacar provecho a la instaurada opción de teletrabajo ha puesto sobre la mesa una disyuntiva para Airbnb. De hecho, las reservas de más de un mes en plataforma forman parte de una nueva estrategia de la compañía para sortear la situación del virus.
Si hasta hace unos meses, las viviendas en ciudades formaban parte del ADN de la compañía, las residencias alejadas de las urbes son ahora lo que domina en la plataforma. Pese a que Airbnb ya confirmaba que su objetivo, a partir de ahora, es el de volver a los orígenes de su concepción, la realidad es que deja huérfana a toda una serie de negocios paralelos que han surgido tras el boom de las viviendas vacacionales en las ciudades. Los propietarios mismos vivían precisamente del éxito del negocio en las urbes.
En este punto, y no tanto dirigido a Airbnb, cabe preguntarse si los resultados de 2019 y los volúmenes de vivienda vacacional en ciudades vendrán para repetirse o forman parte de un pasado ya lejano.