La pandemia de coronavirus obligó a trasladar la oficina y las aulas a los hogares para que las actividades puedan continuar de manera segura.
Pero esta mudanza obligada por la nueva realidad dejó al descubierto un problema que estaba escondido entre las sombras y que desde el 20 de marzo pasado quedó más en evidencia: los microcortes en el servicio de Internet.
Esos pequeños fallos que te hacen perder los estribos ante los mensajes de "cargando", caras pixeladas en las videollamadas vía Zoom o WhatsApp y las rueditas girando eternamente mientras ese mail importante no se termina de enviar.
Un viejo conocido
Si se ingresara en la "máquina del tiempo" y se viajara a marzo, antes de la llegada del Covid-19 al país, los reclamos que recibía el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) se dividían de este modo:
- El 60% estaban relacionados a problemas técnicos -el famoso "buffering" o hasta el dinosaurio de Chrome, señal de que directamente no hay conexión
- El 40% restante se repartía entre diferentes denuncias por cuestiones administrativas, como facturaciones y gestiones de baja
A más de siete meses del inicio de la cuarentena, iProUP consultó a organismos oficiales especializados acerca de la situación actual, Todos coinciden en su diagnóstico: las cosas ahora están mucho peor.
Desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires revelan que entre el 20 de marzo y el 16 de octubre, el 70% de los reclamos en el territorio porteño fueron por problemas de conexión.
Por su parte, desde Defensa de los Derechos de los Consumidores de la Provincia de Buenos Aires explican que en promedio reciben 22 quejas diarias vinculadas a Internet y 95 sobre el servicio de telefonía móvil.
En diálogo con este medio, desde Telefónica manifiestan que los servicios de comunicaciones registraron un fuerte incremento en el consumo en el comienzo del segundo trimestre del 2020.
El teletrabajo y el elearning saturó las redes hogareñas
"El tráfico registró entre un 35% y un 40% de crecimiento de demanda, apoyado en la digitalización de numerosas actividades que pasaron de un modo presencial al virtual, en el cual la conectividad resultó vital para sostenerlas. Nos referimos al trabajo, el estudio, el aprendizaje, actividades comerciales, consultas médicas, entre otras", enumeran a iProUP desde la compañía.
Enrique Carrier, especialista en telecomunicaciones, revela a iProUP que muchos hogares se encontraron de golpe con que durante el día estaban dos o tres personas haciendo uso intensivo de Internet, y esto evidenció los problemas con la red doméstica.
"Las reuniones de padres en Zoom subiendo tráfico a la nube, más el consumo recreativo de los hijos con los videojuegos, por ejemplo, generan una demanda de ancho de banda que antes no se veía", añade.
Según el experto, "hay que tener en cuenta que los productos de banda ancha tienen por lo general una relación de 1-10 entre las velocidades de subida y bajada".
"En el consumo tradicional, bajás muchos más de lo que subís. Pero ahora, es una constante generar información con el trabajo que se almacena en la nube. Entonces, la gente cuando ve que la conexión está lenta hace un test y la velocidad de bajada da bien, pero no tiene en cuenta que también está subiendo información por su trabajo", completa.
Por su parte, Marina Rosso Siverino, titular de la consultora TITICOM, califica a la actual situación como de un "embudo", y afirma que esa época de relativa tranquilidad llegó a su fin.
"Lo que en un principio se sintió fue la simultaneidad de equipos en las casas –coincide con su colega–. La red en Argentina funcionó bien al inicio de la cuarentena, ayudada por un Estado que se mantuvo prácticamente desconectado, con organismos públicos que se quedaron sin tráfico por el teletrabajo, junto con las empresas que también usaron esa modalidad de modo masivo", agrega la especialista a iProUP.
Pero con el transcurso de los meses comenzaron a registrarse microcortes, advierte, y resalta, como un detalle cada vez más habitual, ver cómo el modem tiene las luces apagadas de a ratos.
"Eso antes uno no lo notaba porque estaba todo el día afuera de la casa y volvía recién a la noche después de la jornada laboral", agrega la ingeniera.
Para estas interrupciones, Rosso Siverino señala a dos culpables principales:
- Las trabas en el mercado cambiario y la incertidumbre con el dólar, que puso en stand by las inversiones de las compañías
- El DNU del Gobierno que congeló tarifas de telefonía celular y fija, junto con los servicios de Internet, declarados "públicos" y "esenciales"
La medida, argumentó el mismo Alberto Fernández, es una manera que encontró el Ejecutivo para "garantizar el acceso a los mismos para todos y todas".
Si bien esta disposición significó un alivio para el golpeado bolsillo de los argentinos, también fue el detonante para los problemas que se observan y generan alta incertidumbre de cara al futuro.
El factor dólar
Carrier remarca a la suba del billete verde como uno de los factores que dificultan la calidad del servicio.
"El equipamiento en general y hasta los cables de fibra óptica tienen precios en dólares y esto juega en contra al momento de planificar nuevas inversiones", manifiesta a iProUP.
Además, destaca que las restricciones para acceder al mercado de cambios para pagar las importaciones y la devaluación del peso –moneda que reciben las compañías por sus prestaciones– no hacen más que sumarle trabas a la operatoria.
El congelamiento de tarifas redundará en una menor calidad de servicio según los expertos
"Hay que pensar que el servicio de Internet necesita un gran porcentaje de componentes que se pagan en dólares", completa.
Desde Telefónica detallan que el 70% de sus inversiones están destinadas a "insumos dolarizados que forman parte de la infraestructura requerida, como cables de cobre, radiobases, baterías, postes, cables y armarios, entre otros".
En tanto, desde Telecom añaden que esta es una industria que requiere desembolsos intensivos en moneda dura para mantener los estándares de calidad y realizar los mantenimientos correspondientes.
"En los últimos tres años invertimos más de 3.900 millones de dólares en infraestructura para ampliar, potenciar y mantener las redes fija y móvil", agregan desde la firma a iProUP.
El congelamiento de tarifas
Si bien la divisa norteamericana tiene una incidencia clave, el componente que rompe el equilibrio, señalan los expertos y las firmas, es la imposibilidad de actualizar los precios.
"El ancho de banda se compra en dólares. Y si bien se les puede congelar la tarifa a los usuarios, las compañías deben pagar en billetes verdes a sus proveedores en EE.UU.", expone Rosso Siverino.
Además la especialista enfatiza que el decreto genera incertidumbre en el sector y que su efecto es muy negativo.
"Las compañías tienen miedo de planificar proyectos. La fibra óptica es la única forma de hacer frente a la creciente demanda, pero te encontrás con que hasta las más chicas están con miedo de invertir porque no saben si el dinero que presupuestaron para una obra les va a alcanzar", asegura.
Rosso Siverino suma una paradoja: "El control del servicio es una gran deuda pendiente, pero el Estado -que es el que tiene que controlar- no lo hace porque se siente en falta por el congelamiento tarifario".
Desde Telefónica remarcan que "con costos dolarizados y tarifas en pesos, la sostenibilidad del negocio está dada por afrontar los gastos", quedando nada para invertir o mejorar la infraestructura.
"Esto implica un descalce monetario importante, ya que son los ingresos los que permiten continuar con la inversión. Sin actualización de precios, se pone en riesgo la viabilidad de la operación", advierten.
Asimismo, desde Telecom agregan que el decreto presidencial "confunde necesidades coyunturales para llevar alivio a quienes más lo necesitan, para lo cual congela nuestros precios hasta fin de año, con cambios regulatorios de fondo que tendrán impacto negativo a mediano y largo plazo".
Además califican a la normativa como "equivocada" y afirman que genera "un marco de incertidumbre y pone freno al desarrollo digital en Argentina".
"El congelamiento de tarifas definitivamente impacta sobre la sustentabilidad de las empresas, que requieren de desembolsos permanentes para mantener la calidad del servicio", coinciden.
La clave para que esto no ocurra está en alcanzar el equilibrio perdido, coinciden los especialistas consultados por este medio y las empresas.
Como ejemplo, desde Telefónica citan como antecedente el congelamiento de la telefonía básica en Argentina, que retrasó por más de 10 años, la actualización tecnológica. "Generó un amplio crecimiento de la red móvil, pero paralizó el servicio de teléfono tradicional", concluye Rosso Siverino.