Randstad dio a conocer esta semana 6 tips saludables que su equipo de especialistas en gestión del talento identificó como los más importantes para poder seguir trabajando de manera remota en medio de la pandemia, cuidando el bienestar físico y mental, por lo menos hasta que lleguen las necesarias vacaciones.
Después de tantos meses de cuarentena, y en un contexto donde todo indica que una buena parte de las organizaciones seguirá trabajando con sus equipos en modo home office por algún tiempo más, resulta fundamental lograr un mejor equilibrio entre las responsabilidades del trabajo, el ocio y el descanso, poniendo especial atención en el cuidado de la salud física y mental.
"Tomando en cuenta que la vuelta a las oficinas en muchas provincias se hace esperar y que muy probablemente se de en un formato gradual y mixto, con días en la oficina y días en home office, crece en las organizaciones la preocupación por los efectos adversos del aislamiento en sus colaboradores. El estrés, la incertidumbre y la adaptación a la nueva normalidad que en mayor o menor medida sufrimos todos en estos meses requieren tanto la intervención y acompañamiento por parte de los empleadores, como la incorporación de rutinas y hábitos saludables por parte de los trabajadores", afirmó Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay.
Las claves
Según el equipo de expertos de Randstad, estos son los 6 factores clave para poder seguir trabajando desde casa cuidando la salud y el bienestar emocional, a pesar de los desafíos diarios que nos impone la pandemia:
Para poder trabajar desde casa es muy importante establecer límites claros entre el tiempo laboral y el tiempo personal y tratar de seguir una rutina que impida que el trabajo invada todo. Aunque uno esté en casa, el descanso también es importante, por eso hay que asegurar los espacios y los momentos para el relax físico y mental.
Realizar pausas activas en la jornada laboral una vez por hora ayuda a desconectar y evitar el sedentarismo. Asegurar en la agenda diaria el tiempo para pausas más largas, por ejemplo para el almuerzo y la merienda, ayudará a distender y retomar el trabajo con más energía y foco.
Cambiar de aire, aprovechando los distintos espacios disponibles en el hogar, como el balcón, patio o terraza, o saliendo a dar una vuelta a la manzana, es recomendable cuando el ritmo de trabajo se hace intenso.
En la medida de las posibilidades que uno tenga en su casa y en función de los acuerdos de convivencia con el resto de la familia, es importante delimitar un espacio fijo de trabajo.
No es necesario que sea una habitación completa, pero sí un espacio independiente con las condiciones mínimas de confort para el trabajo. Puede ser una mesa o escritorio con una buena silla que cuide la postura y una iluminación adecuada. Guardar los elementos de trabajo y "mudarse" de ese espacio al finalizar la jornada de trabajo ayudará a la mente a desconectarse de las preocupaciones y a entender cuándo está en horario laboral y cuándo es tiempo de relajarse y dedicarse a otras actividades.
Ahora que las reuniones laborales han migrado a salas de Zoom y otras aplicaciones de videoconferencias, pareciera que uno debe estar disponible en todo momento y que no hay tema que no requiera una reunión virtual.
Está comprobado que los encuentros virtuales generan más cansancio que las reuniones presenciales porque requieren mayor atención y mucho más cuando suceden en continuidad una detrás de la otra.
La recomendación es que uno se aleje de las pantallas tanto como pueda y evalúe, en cada caso, si es necesaria una reunión virtual o el tema en cuestión puede resolverse con una llamada telefónica o con un simple correo electrónico.
La cuarentena ha privado de la presencialidad y el contacto humano, tan importante para el bienestar emocional. Si uno está aislado físicamente de los seres queridos, es importante que sostenga los vínculos a pesar de la distancia.
En el plano laboral, también suma que se busquen momentos para la socialización y el contacto con colegas por fuera de las interacciones puramente laborales. Los horarios de descanso y las pausas son excelentes momentos para una caminata con un amigo con el adecuado distanciamiento, un almuerzo virtual con algún colega o una simple charla telefónica con un familiar.
El confinamiento, el cambio abrupto de rutinas, la ansiedad y el miedo por la propagación del virus y la preocupación por la evolución de la economía hacen que los niveles de energía bajen considerablemente y suba el estrés. En este contexto, resulta crucial cuidar las fuentes primarias de energía como la alimentación, el ejercicio y el descanso.
Una alimentación balanceada, rica en frutas y verduras, va a ayudar a que uno se sienta más liviano y lleno de energía. Cualquier actividad física es buena para desconectar después de la jornada laboral, alivia la ansiedad y reduce el estrés. Para asegurar un buen descanso, es aconsejable reducir el uso de pantallas al menos una hora antes de acostarse y tratar de sostener una misma rutina de horarios para ir a dormir.
La ansiedad, el estrés y el "burn out" están a la orden del día como producto de las exigencias y el ritmo de trabajo cotidiano y se potencian por efecto del aislamiento. El ocio creativo, los juegos, deportes y actividades recreativas son el mejor recurso para descomprimir y mantener la moral en alto. Darle rienda suelta a un hobbie o a una actividad que a uno le divierta, lejos de interferir con las responsabilidades laborales va a impactar positivamente en la productividad.
"Contener y acompañar a los equipos para que el home office no genere efectos adversos en la salud física y emocional de los colaboradores y reformular los espacios de transmisión de la cultura y valores organizacionales son los grandes desafíos que tenemos por delante, para que los nuevos esquemas de trabajo flexible y remoto que seguramente quedarán cuando dejemos atrás la pandemia, sean experiencias positivas para todas las partes", concluyó Andrea Ávila.