"El éxito es consecuencia de una suma de cosas bien hechas, pero sobre todo hechas con pasión y vocación". La frase la dijo Roberto Vivo Chaneton, el empresario uruguayo radicado en Argentina famoso, por su bajo perfil pero con una historia de reinvención constante.
Nacido el 4 de julio de 1953 en Montevideo, a los tres años se trasladó con su familia a Filadelfia, donde su padre había conseguido trabajo, una experiencia que, comentó en más de una ocasión, impactó profundamente en su vida.
Luego de unos años, la experiencia estadounidense llegó a su fin, por lo que los Vivo Chaneton retornaron a Montevideo y Roberto continuó sus estudios en el Instituto Stella Maris de los Christian Brothers, una institución de hermanos irlandeses de los que guarda muy buenos recuerdos. "Me marcaron a mí y a mi generación, sobre todo con el ejemplo de humildad y trabajo", supo decir de su experiencia.
Fue, justamente, un grupo de exalumnos de esta institución el protagonista de la famosa tragedia de los Andes, un hecho que también marcaría profundamente a Vivo Chaneton, al igual que a toda una generación de jóvenes.
Incluso, su hermano estuvo a punto de formar parte de la delegación, pero se bajó a último momento ya que sus padres se rehusaron a que viajara. Esa experiencia lo convenció de que nada sucede por casualidad.
Los inicios
Con una infancia y juventud que transcurrió a través de los convulsionados 60s y 70s, no sorprende que durante ese tiempo haya desarrollado su gen creativo. Ya desde chico se interesó en el arte y a los once años tomaba clases de batería y pintura.
"De joven fui músico, fui un hippie como muchos de mi generación, y me impactó mucho ver cómo chicos de mi edad morían en Vietnam. Era la primera vez que llegaban imágenes de la guerra por televisión. Me siento un humanista liberal y si bien soy empresario no he olvidado esas inquietudes", aseguró hace algunos años en una entrevista televisiva.
En 1973, cruzó el "charco": viajó a Buenos Aires para estudiar cine en el Instituto Nacional de Cinematografía. Sin embargo, también quería tener una visión fuerte de negocios, por lo que se anotó en la Licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), y cursaba ambas carreras en paralelo.
La vida empresaria
Para 1980 se radicó definitivamente en Buenos Aires. Poco tiempo después, surgió la oportunidad de volver a Estados Unidos, para hacer un doctorado nada más y nada menos que en Harvard. Los documentos ya estaban listos y la prestigiosa universidad lo había admitido. Las valijas estaban a punto de ser preparadas cuando otro proyecto se interpuso en su camino.
El doctorado tendría que esperar: en 1987 lanzó Impsat, la primera compañía en utilizar tecnología satelital para las telecomunicaciones que, en agosto de 1990, inauguró su primer telepuerto. El lema era "se acabaron las fronteras, la nueva economía es global". La empresa, apalancada en el uso de las últimas tecnologías, tuvo un crecimiento exponencial.
Corría 1997 y Yahoo! era la web más utilizada por ese entonces con su formato de portal: no sólo era un buscador, sino que también permitía navegar sitios por categoría, ofrecía mail gratuito y hasta noticias. Meses más tarde, recién aparecería uno de los "dueños" de Internet: Google.
Ese mismo año, ya convertido en un importante empresario rioplatense, Vivo Chaneton fundó uno de los primeros portales de Internet de la región: El Sitio.
Su socio fue el arquitecto Roberto Cibrián Campoy, hijo de Ana María Campoy y José Cibrián, quien ahora lidera la empresa BrainDW, que ofrece inteligencia artificial para vender más en el ecommerce. La plataforma, que seguía el concepto de Yahoo!, rápidamente escaló posiciones en una industria en la que todavía estaba todo por explorar.
Su crecimiento fue tal que, apenas dos años después de su lanzamiento, el 10 de diciembre de 1999, El Sitio se convirtió en la primera empresa argentina en acceder a una oferta pública de acciones en el mercado electrónico de Nueva York.
El portal salió a cotizar en Nasdaq con un precio de u$s16 por acción y cerró su primera jornada por encima de los u$s33. En un abrir y cerrar de ojos, el mercado valoró la compañía en casi u$s1.000 millones, cuando todavía no se había generalizado el concepto de "unicornio".
Incluso, se convirtió en el primer empresario del mundo en realizar dos IPO exitosas en el Nasdaq con menos de sesenta días de diferencia, ya que el 31 de enero haría lo mismo con Impsat.
Para el año 2000, el sitio proveedor de contenidos de interés general registraba 6 millones de usuarios mensuales, números increíbles en tiempos en los que muy pocas personas tenían acceso a una conexión a Internet.
En los meses siguientes a su IPO, la compañía consiguió un valor de mercado de u$s1.600 millones. Llegó a tener 1.200 empleados y sedes en varios países de la región: además de la Argentina, en Brasil, en México y en Estados Unidos.
Su crecimiento no fue casual. El portal lo tenía todo. Muchos jóvenes de la época recuerdan aún sus juegos en Flash y especialmente sus salones de chat a través del protocolo IRC, uno de los primeros estándares para charlar en tiempo real en Internet.
Sin embargo, durante la famosa crisis de las "punto com", a principios del siglo XXI, El Sitio perdió casi todo su valor de mercado en el Nasdaq, empujada por el desplome global de esta industria. En este marco, a finales del año 2000 el grupo venezolano Cisneros compró la firma y la fusionó con Ibero-American Media Partners para crear Claxson Interactive Group Inc.
Desde septiembre del 2001, Vivo Chaneton se desempeña como chairman y CEO de Claxson, lo que hoy es una empresa de medios, proveedora y distribuidora de contenidos de entretenimiento para públicos de habla hispana y portuguesa.
En cuanto a Impsat, tras la crisis de 2001 en la Argentina, la firma de telecomunicaciones quedó en manos de sus acreedores y fue comprada por Global Crossing, como se llamaba en aquel entonces la actual Level 3, que desembolsó u$s336 millones.
Su camino como escritor
Y aunque nunca detuvo su camino empresario, Vivo Chaneton también se hizo tiempo para dar curso a otros intereses, como la historia. Tal vez fue por herencia de su abuelo historiador o por cómo lo marcó crecer viendo los sucesos de la guerra de Vietnam, pero las inquietudes crecieron y el empresario comenzó a reflexionar sobre las guerras y su relación con la religión.
Así, juntó a un equipo de investigadores que estuvieron varios años trabajando en lo que finalmente fue el libro "Breve historia de las religiones del mundo", publicado en 2011 de forma electrónica en Amazon. Y de ese trabajo también surgió "La guerra: un crimen contra la humanidad", en 2013.
En el primer título repasa la historia de la humanidad en clave religiosa, desde el Big Bang hasta nuestros días. Mientras que en el segundo, hace un resumen de lo acontecido en la guerra y la evolución de la humanidad en búsqueda de la paz.
Incluso el propio Vivo Chaneton ha colaborado luego en proyectos destinados a promover la educación por la paz, dando charlas en universidades y hasta en el Vaticano. Sin dudas un empresario poco tradicional, que no olvida sus épocas de amor y paz.