Las marcas de comida rápida como Burger King, McDonald’s o KFC se mantienen en la búsqueda de optimizar sus cadenas de producción para reducir el impacto que estos procesos tienen en el medio ambiente así como para acercarse a nuevos consumidores que prefieren otro tipo de ingredientes que los actualmente utilizados por estas firmas.
La demanda del consumidor es clara al respecto. Sólo para darnos una idea basta con reconocer que en Canadá, el 30 por ciento de los consumidores demanda a los restaurantes fast food una mayor oferta de alimentos healthy, mientras que un 23 por ciento demanda ensaladas, situación que llama la atención si se considera que sólo el 15 por ciento de los mismos exige bebidas para adultos (alcohólicas), de acuerdo con datos de Statista.
Situación similar sucede en el mercado estadounidense, en donde el 24 por ciento de los comensales asegura que al visitar un establecimiento de comida rápida usualmente elige el menú ‘saludable’.
En el caso del mercado latinoamericano, los consumidores aseguran que entre los factores que influyen en sus decisiones de compra relacionadas con su alimentación, los atributos cien por ciento naturales de los alimentos (64 por ciento), sabores naturales (60 por ciento) y procesos de elaboración que incluyan frutas y verduras (55 por ciento), son vitales para favorecer a un establecimiento o una marca sobre la competencia.
Carne que no es carne
Con esto en mente, en años recientes hemos visto como cientos de marcas se suman a la tendencia de ofrecer en sus menús productos cada vez más orgánicos, en donde no sólo se trata de entregar productos con más vegetales y verduras, sino de ofrecer propuestas que además tengan un impacto menor en el medio ambiente.
Este fenómeno es evidente en el consumo de carne. Cada vez son más las personas que buscan reducir el consumo de esta proteína en una suerte de no contribuir a los efectos que su fabricación y obtención puede tener para el medio ambiente.
Según Euromonitor, el mercado estadounidense de los sustitutos de la carne crecerá hasta 2.500 millones de dólares durante 2023.
En la misma línea, a decir de Nielsen, los vegetarianos y los omnívoros que buscan reducir su consumo de de proteínas cárnicas representan el 98 por ciento de los compradores de estos sustitutos.
De esta manera cada vez son más las propuestas en el mercado que intentan satisfacer las necesidades de estos segmentos; hemos visto un cambio radical en muchos modelos de negocio para adaptarse a las nuevas tendencias de consumo, a la cual ahora se suma KFC.
Pollo en 3D
De acuerdo con diversos medios, KFC está trabajando en la producción de nuggets de pollo hechos mediante impresoras 3D a base de plantas y células de pollo.
Este esfuerzo sería resultado del uso tecnología de bioimpresión que ha sido entregada por la empresa rusa 3D Bioprinting Solutions, dedicada a la impresión en 3D de materiales biológicos.
Como lo indican los reportes, estos serían los primeros nuggets desarrollados pro completo en un laboratorio sin recurrir a la crianza de pollo para cumplir el fin, con lo que la marca busca impulsar su concepto de "restaurante del futuro" así como alternativas al consumo de carne mediante la avicultura.
De tal manera, este producto no estaría enfocado a satisfacer los paladares de los consumidores veganos (contiene células de pollo) sino más bien hacer el consumo del mismo algo menos novillo para el ambiente y reducir la producción avícola.
Aunque la intención es buena, es justo decir que este proceso es lento por lo que es posible que este producto no llegue al mercado hasta que no se encuentre una buena relación entre los costos y beneficios, indicó Merca2.0.